Escena de “Anders als die Andern” (Diferente de los otros), de Richard Oswald (1919)

“Estar enamorado de alguien de tu propio sexo es tan noble y puro como amar a alguien del sexo opuesto». La frase aparece rotulada en “Anders als die Andern” (Diferente de los otros) una película alemana que no optó al Oso de Oro en 2019, básicamente porque se rodó 31 años antes del nacimiento del certamen berlinés. Dirigida por Richard Oswald en 1919, está considerada como la primera película que habla de la homosexualidad sin ser burlada o discriminada.

Así arranca “Champs d´amour” la exposición organizada por el Ayuntamiento de París en colaboración con la Cinemateca Francesa que reúne más de cien fragmentos de películas, documentos de archivos, carteles, afiches y fotografías. Esa extensa documentación ilustrada invita a un viaje a través de los géneros cinematográficos, pasando de la comedia al drama con parada en el cine documental y experimental. Durante el largo recorrido, guiado por una guirnalda arco iris, se observan películas de autor, películas militantes y producciones convencionales. Y algunas veces se mezclan las tres, caso de “120 pulsaciones por minuto” dirigida por Rober Campillo, premiada en Cannes en 2017.

La exposición permite seguir la evolución y la percepción de los amores minoritarios, tanto en su variante social como artística. Una evolución que va de la discriminación al reconocimiento, del rechazo a la aceptación, mostrando todo el progreso acumulado, pero también el camino pendiente. Porque muchos países siguen rechazando la presencia de opciones sexuales alternativas a la heteronormalidad, tal y como pasó el año pasado en Kenia que prohibió la exhibición de “Rafiki”, la historia de dos chicas universitarias de Nairobi, dirigida por Wanuri Kahiu o Paraguay, donde “Las herederas” historia de dos lesbianas maduras dirigida por Marcelo Martinessi, fue recibida con fuertes críticas por parte de la sociedad más conservadora del país.

El montaje expositivo saca a la luz todos los colores del cine arco iris. La diversidad de identidades se ha incorporado a las pantallas de todo el mundo despertando las mismas emociones que cualquier otra película. Y lo hace con prestigiosos reconocimientos, desde el Léon de Oro en Venecia a “Brokeback Montain” de Ang Lee hasta la Palma de Oro de Cannes a “La vida de Adele”, realizada por Abdellatif Kechiche, pasando por el Oscar a “Moonlight” de Barry Jenkins o el Giraldillo de Oro del Festival de Sevilla a “El desconocido del lago” de Alain Giraudie, cuyo cartel fue censurado en municipios franceses con Versalles o Saint Cloud.

El itinerario aparece salpicado de biografías sobre directores comprometidos como Luchino Visconti, Pier Paolo Pasolini, Rainer Werner Fassbinder o John Waters, descubridor de Divine, la drag queen norteamericana, cuyo retrato ilustra el cartel de la muestra. Se exhiben accesorios de “Satyricon”, emblemática película de Federico Fellini, dibujos originales de Tom de Finlandia, carteles como el de “Querelle” realizado por Andy Warhol o fotogramas originales de Kenneth Anger.

Escena de la película «Baise moi»

 

A lo largo del recorrido queda patente la presencia de más películas gay que lesbianas, pero más películas de temática lesbiana que transexual. La “T” trans aparece reivindicada con la presencia de Coccinelle, Bambi y Mari France, tres pioneras francesas y “Una mujer fantástica” dirigida por el chileno Sebastán Lelio e interpretada por Daniela Vega, actriz trans que se llevó el Oscar a la mejor película extranjera en 2018.

La exposición no olvida su ubicación y dedica una sala al París gay con un mapa en que se ubican escena de culto de películas como “El hombre herido” de Patrice Chéreau o “Theo y Hugo” dirigida por Olivier Ducastel y Jacques Martineau.

La muestra termina convirtiéndose en un evento cultural con una profunda carga política, siguiendo acontecimientos como el código Hays que censuraba la presencia homosexual en el cine norteamericano, la programación de “Las amistades particulares” en la televisión pública francesa en el lejano 1964, la revuelta de Stonewall en junio de 1969, la epidemia del SIDA o la aprobación del matrimonio para todos en varios países, en las dos últimas décadas.

Hay presencia francesa, como la de Céline Sciamma (Tomboy) o Virginie Despentes (Fóllame), portuguesa como Joao Pedro Rodrigues, premiado en Locarno por “El ornitólogo”, argentina como Lucía Puenzo (XXY) o china como Chen Khaig (Adiós a mi concubina). Y un director español, Pedro Almodóvar, del que destacan cuatro películas: “Dolor y Gloria”, “La ley del deseo”, “Todo sobre mi madre” y “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”.

En resumen, la reivindicación de unos campos de amor en los que germine una belleza libre no condicionada por una estricta norma. Un siglo de representación lésbica, gay, lesbiana, trans o queer en la pantalla grande, reconociendo a los artistas LGTBIQ+ que ayudaron a escribir esta historia multicolor.

Escena de la película «Rafiki»

 

José Antonio Vega es colaborador de laEscena
@joseanvega64