Cajas, medidas variables. Vista de la instalación

«El vaciado de la huella belga” de Carlos Suárez, es la nueva apuesta del Museo de Bellas Artes de Asturias por el arte actual. Una muestra que se enmarca dentro de la programación de actividades y exposiciones que desde esta Institución se está llevando a cabo en su nueva andadura, y en la que destacamos su Programa de proyectos específicos en el que ya disfrutamos, entre otros, de la magnífica intervención Confluencia, Acople, Núcleo. Tres geometrías del artista Eugenio López (febrero-mayo de 2015). Con este tipo de exposiciones, el Museo está cumpliendo con creces los objetivos marcados en su carta de presentación: su nueva web, entre los que destaca el de compaginar actividades de carácter lúdico con otras, que como esta, aportan un nivel artístico y conceptual necesario para entender la dinámica del arte actual en nuestra región.

Ahora, y hasta el próximo 3 de julio, se puede visitar la propuesta “El vaciado de la huella belga” de Carlos Suárez (Avilés, 1969) que, como dice el propio artista, es “una reflexión sobre nuestra identidad y la manera en la que ésta se construye a través de los procesos de reconstrucción de la memoria, utilizando como punto de partida el archivo y sus procesos, concepto que se ha convertido en paradigma de buena parte de la creación artística contemporánea”. A raíz de su tesis doctoral, presentada recientemente en la Universidad de Vigo, se ha producido una profundización de su trabajo en torno a los espacios habitados, la identidad de los individuos y los pueblos y sus desplazamientos y, sobre todo, en torno a la fragilidad de la memoria y al desarraigo en el contexto de la Unión Europea.


El vaciado de la huella belga” es precisamente resultado de estas investigaciones. Sus estudios parten del concepto de «archivo» como lugar donde los vestigios de la memoria resisten noblemente el paso del tiempo. El archivo y los trabajos a él asociados, como el propio archivado, los procesos de búsqueda de documentos y objetos y su posterior jerarquización, constituyen para el creador «una acción discursiva y dialéctica más próxima al arte que a la acción puramente administrativa y documental», además de «un proceso a través del cual almacenar la memoria y salvar la historia, en contraofensiva a la pulsión de la muerte, que nos empuja a la autodestrucción, al olvido y a la aniquilación de los recuerdos». En el caso concreto de este proyecto, Carlos Suárez se inspira en el Archivo de la Real Compañía Asturiana de Minas-Asturiana de Zinc, en Arnao (Castrillón, Asturias), empresa que además colabora en el patrocinio de la muestra. El artista reivindica el extraordinario potencial artístico de este archivo en relación a una serie de procesos con los que, a partir de distintas conexiones entre objetos, memoria e ideas, nos va dando las claves de su personal proceso de reinterpretación del pasado.

En el acto inaugural el pasado 14 de abril, el artista hizo una interesante referencia sobre la pieza ubicada en el patio del Museo “Más de 80 kilos. Transportable por dos trabajadores”, una obra que dialoga con el entorno y que pone en conexión su propuesta con el resto del edificio y el arte que contiene.

Carlos Suárez. «El vaciado de la huella belga»
Museo de Bellas Artes de Asturias, Palacio de Velarde
C/ Santa Ana 1, Oviedo
Del 14 de abril al 3 de julio de 2016

Más información:
Sobre el artista: www.carlossuarez.eu
Sobre la exposición: Web del Museo

Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es