Pocos cineastas pueden presumir de una filmografía tan coherente, y de tanta calidad, como José Luis Guerín. Figura crucial en el cine español del último cuarto de siglo, Guerín se ha labrado su bien ganado prestigio en la difusa frontera entre el documental y la ficción. Como si de un mediapunta talentoso y aseado se tratase, Guerín transita entre líneas, inmune a los marcajes, viendo posibilidades de pase donde nadie más puede y regalando caramelos a los espectadores que se atreven a formar con él. El jodido Iniesta del cine español, vamos.

Su trabajo más reciente, La academia de las musas, llega a Asturias tras haber cosechado aplausos en Locarno y el triunfo absoluto en el festival de Sevilla, donde obtuvo el “Giraldillo de Oro” a la mejor película. Pese a todo, su presencia en las salas comerciales ha sido testimonial. En Asturias, sólo el Centro Niemeyer ha apostado por ella.

Las dificultades de distribución del filme de Guerín coinciden, curiosa y lamentablemente, con las que padece la última película de otro cineasta español “pata negra”: Pere Portabella. Apenas un par de cines, en Madrid y Barcelona, proyectaron el filme en su estreno, el 5 de febrero. Una circunstancia dolorosa en tanto en cuanto la película en cuestión es Informe General II: El nuevo rapto de Europa, segunda parte de una película crucial del propio Portabella e hito audiovisual de la Transición: Informe general sobre algunas cuestiones de interés para una proyección pública (1976).

Informe General II persigue ser un reflejo de su tiempo: si la primera parte planteaba una reflexión sobre la inminente transición democrática y la reinserción de los opositores al franquismo, entre otras muchas cosas, en la segunda Portabella se centra en los nuevos movimientos políticos y sociales y en las repercusiones de la crisis. Una película pertinente, que bucea nuevamente en lo que parecen ser los prolegómenos de un cambio político, y que en Asturias no veremos de no mediar otra acertada gestión del Centro Niemeyer o una entidad similar, su inclusión en algún festival o muestra audiovisual, o su postrera recuperación mediante alguna iniciativa cultural.

En el caso de La academia de las musas, no obstante, ni siquiera el proverbial aislamiento astur sirve de coartada. Porque la película, todo hay que decirlo, recoge todos los prejuicios de distribuidores y exhibidores. Rodada con una cámara convencional, con actores no profesionales y una decidida vocación experimental, La academia de las musas se levanta además sobre planteamientos intelectuales, cultos incluso, como queda claro en su punto de partida: A partir de una clase en torno a La Divina Comedia, la obra magna de Dante Alighieri, el filme desarrolla la posterior relación entre el docente y sus alumnas, con el añadido de la esposa del profesor.

Pese a estos prejuicios, la película está encontrando su público, aunque sea en festivales y espacios alternativos, y también una distribución holgada en el extranjero merced a su premio en Sevilla y al prestigio de Guerín. Un público que podrá incrementarse, o eso esperamos, con la llegada del filme a Asturias gracias a la iniciativa del Centro Niemeyer.

Aquí reside, de hecho, en la otra gran noticia que trae este estreno, aparte de la propia proyección de La academia de las musas: La confirmación del Centro Niemeyer como auténtico baluarte en nuestra región de un cine alternativo, diferente y decididamente adulto. Una fortaleza de celuloide que se ha ido construyendo título a título, entrada a entrada, hasta consolidarse como esa ventana azul que, situada en el medio de nuestro pecho, da al puerto de una isla blanca. Y desde la que veremos la mar, en tempestad y en calma.

La Academia de las musas
Jueves, 11 de febrero, 20:00 horas
Centro Niemeyer / 5€

Christian Franco es historiador de cine
cfrancotorre@gmail.com