Anteayer me pasé el día mirando hacia otro lado para no dejarme llevar por la turba y la turbación de los resultados en las elecciones Americanas.

Lo había conseguido hasta que sobre las 22.00 horas y viendo el Intermedio me entró el pánico. Apagué el televisor y fui a meter mi cabeza bajo las sábanas hasta hace un rato.

Donald Trump es peligroso, no cabe duda, pero supongo que cada uno vemos una suerte de peligros distintos en él, como si de la reencarnación de un dios maligno y pagano se tratase. En breve nuestros mandatarios le harán ofrendas esperando unos u otros resultados.

Para mí, su mayor peligro reside en que me parece el catalizador perfecto para que se propaguen las llamas del fascismo sobre la más que quemada y vieja Europa.

Ayer, por el programa de La Sexta, desfilaban distintos dirigentes del Fascio Europeo, posibles socios a los que dar la mano en un futuro cercano. Pero en especial fue ese chavalín de Amanecer Dorado con cara de haber matado más de un animal de pequeño y porqué no decirlo, quizá también de haber yacido con él previamente quién forzó la salida de mi reclusión astral y éxodo del sofá hacia la cama, ya hacia un plano más físico y terrenal después de haberme metido el miedo en el cuerpo.

Trump bajo mi humilde opinión – aviso que nunca he acertado una quiniela – sumirá a América en un tiempo además de oscuro de total estancamiento aunque no creo que la cosa vaya mucho más allá. Vamos que no le veo yo jugando con sus genitales sobre el botón rojo ni haciendo nada que pudiese hacer sonrojar a un Boris Yeltsin con ganas de marcha. Que no es poco enterrar a un país de trescientos y pico millones de habitantes en una etapa yerma y oscura, ok, pero entiendo que tendrá una serie de asesores –barra– niñeras que no le dejarán más que una serie limitada de desmanes, bochornos y salidas de tono antes de rubricar su firma en el libro de visitas de la casa blanca previo también de proceder al check out de esa residencia temporal en la que entrará el próximo mes.

No será el encargado último de poner el cartel de cerrado a este nuestro mundo, o eso quiero pensar.

Lo que me corroe es verme obligado a aceptar que eso ya lo estamos haciendo nosotros mismos… Asumir la parte de culpa que todos tenemos en todo esto que está sucediendo. Aquí nos toca más cerca la culpa Española –se podría llamar– a ellos la suya, en Colombia tienen otra, y así hasta las antípodas y vuelta, supongo.

Ocurre que lo divertido, la cosa simpática se está apoderando de nosotros hasta llevarnos a las puertas de una absoluta Idiocracia.

Los medios de comunicación buscan en la cosa divertida su diferenciación porque, para qué engañarnos, a casi nadie le importa la otra cosa, la un poco más seria. Y nosotros, claro está, aplaudimos fuerte. Esto crea un efecto que retroalimenta ese comportamiento y por el cual se repite más y mejor: el ventilador escupe cada vez más mierda mientras seguimos aplaudiendo y tragando esas heces, que al fin y al cabo también son nuestras. Coprofagismo mediático.

Luego, un día tal y como ayer despertamos de buena mañana y nos preguntamos ¿cómo ha podido pasar esto? ¿qué ha pasao?

Pues esto pasa por reírse como idiotas de la cosa divertida y no asumir la culpa en nuestro caso Española, y una vez asumida – si se diese el caso – obrar en consecuencia.

El sentido del humor y la coña marinera es de lo mejor que tiene el ser humano pero como en el caso de Spiderman, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Hasta la Monthy Phyton nos advirtió del peligro que supone propagar sin sentido el mejor chiste del mundo. Nunca hubiese pensado que este podría ser una de las causas de nuestra extinción, además claro de la de otras muchas especies.

Deberíamos empezar a no hacer tantas concesiones sólo por estar envueltas en papel de gracietas y diferenciar lo que es divertido y lo que no.

Las excentricidades de Trump en campaña nunca fueron graciosas y todos le dimos coba por el hecho de ser extravagantes, repita conmigo: No era divertido.

Que el PP quiera penalizar los Memes ¿usted que cree?, yo se lo digo: No es divertido.

Este Meme, por ejemplo

laescena_trump1

 

¿Qué le parece? Yo le ayudo: Sí es divertido.

Y acepta variaciones como:

laescena_trump2

 

Igualmente divertido en su variación ¿no le parece? Efectivamente: es divertido.

Y lo que es mejor: Inocuo.

Que millones de personas en todo el mundo le den el sí por lo bajini a las propuestas más individualistas, insolidarias, misóginas, xenófobas o potencialmente peligrosas de muerte para siempre, y gracias al miedo que nos meten por los ojos hace que suba la ultra derecha – bien cimentada en el egoísmo más autodestructivo: No es divertido. Ese tío raro de cualquier país vecino que propone cosas que se nos antojan una locura podría picar en la puerta de tu casa mañana y entonces te preguntarás igualmente ¿qué ha pasao?

Hoy tocan los Ganglios en Gijón, a las 21:30 h. en el Casino: Muy divertidos

Me despido después de este pequeño momento publicitario.

Iker Glez. es colaborador de LaEscena