Los 8 ½ vuelven con el otoño y lo hacen con una conversación con David Pantaleón en el Festival de Sevilla, que acogió el estreno mundial de “Rendir los machos”, en su sección Las Nuevas Olas. El director canario da el salto al largometraje después de 15 años realizando cortometrajes como “Fiesta de Pijamas” o “La pasión de Judas” seleccionados y premiados en festivales internacionales como Rotterdam, Vila do Conde, Rio de Janeiro o Lima Independiente. Y consiguiendo, además, ser profeta en su tierra, ya que con “El becerro pintado” gano el Premio al Mejor Cortometraje Internacional en el Festival de Cine de Las Palmas.

Licenciado en Arte Dramático por la Escuela de Actores de Canarias, se decantó por estar al otro lado de la cámara en el año 2006. Desde entonces su trabajo es como subir una escalera, “cada cortometraje es un escalón y el largometraje un tramo”. Con el tiempo ha conformado el “estilo Pantaleón” en el que incluye su irónico y mordaz sentido del humor, su personal visión del paisaje insular y las raíces y tradiciones populares.

Y con estas piezas construye “Rendir los machos”, una largo viaje de siete años para entregar una mezcla de western y road movie en la que resulta evidente el peso de la tradición y la familia. En la película, Julio y Alejandro son los dos hermanos que se ven obligados a cumplir el testamento de su padre, que les obliga a trasladar la manada de machos cabríos al otro lado de la isla para poder cobrar la herencia. Algo que se presenta complicado, debido a la nula relación que mantienen. Los dos son hermanos en la vida real y también los son del director, que lo considera “como un milagro dentro de un milagro, sobre todo el que aceptaran parar su vida por un par de meses y enrolarse en un mundo desconocido”. Ese conocimiento mutuo se traslada a la pantalla en momento como la escena de los trompos de coche en las que Julio, apasionado del motor se interpreta a sí mismo.

Siguiendo con el paisanaje, opina que es más fácil trabajar con animales que con personas. Tuvo que hacer un casting de machos, porque los machos de Fuerteventura son muy grandes y salvajes y tuvieron que traerlos de otras islas, tras la selección de un domador de machos.

La dirección artística lleva la firma de Leonor Díaz (Espíritu Sagrado) y nutre a la película de un alma especial porque “genera atmósfera y juega con lo cotidiano de una manera no realista que cruza transversalmente la película”.

Pantaleón concibe el plano como el escenario de un teatro, en el que los espectadores deciden a donde miran, lo que le parece funcional y le permite centrarse más en lo que sucede dentro del cuadro, en vez de generar planos para solucionar problemas. Y también resulta fundamental “el trípode divino, esa imagen cenital estática, alejada del uso convencional del dron, lo que ayuda a subrayar la idea espiritual del no lugar desde nos miran los que ya no están”.

Entren el insular territorio sonoro de David Pantaleón durante ocho minutos y medio a través de una conversación sobre agrestes paisajes y paisanajes. Y vayan al cine cuando se estrene.

Escuchar la charla entre David Pantaleón y José Antonio Vega en Mixcloud

Jose Antonio Vega es colaborador de laEscena
@joseanvega64