The Castle. Lina Luzyte

Ocho películas y un cortometraje. Una tirada de dardos que disparan hacia la diana de la presente edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. Una jugada llena de reencuentros, como el de Marco Recuero que, diez años después, vuelve hacerse cargo del cartel, con un dardo que atraviesa una silueta femenina en busca de nuevas experiencias cinematográficas.

En estos tiempos confinados, el azar vírico ha querido que la presente edición llegue con dos importantes novedades. La primera es la segregación de la tradicional sección oficial en tres, con destacadas señas de identidad propia. “Albar” será la sección que acoja las producciones de cineastas consolidados como Matías Piñeiro, Kelly Reichardt, Radu Jude o Tiza Covi y Rainer Frimmel, que pasaron por Gijón en años anteriores. En asturiano, “Retueyos” significa brotes de árbol, lo que traducido al Festival supone la presencia de cineastas con segunda o tercera película, o sea una declaración de intenciones por parte del equipo programador de Gijón. Y la tercera sección será “Tierra en trances” (un guiño a la película del mismo título dirigida por Glauber Rocha en 1967) donde recalarán las producciones latinoamericanas.

La otra novedad afecta al modo en que se podrán visionar las películas. Descartada la presencia física en las salas, la 58 edición del Festival Internacional de Cine de Xixón estará disponible a través del portal FICX.TV, desde el 20 de noviembre hasta su clausura el día 28. En FICX.TV figurará toda la programación por secciones. Desde ella se facilitará su visionado a través de dos plataformas que colaboran con el FICX: FILMIN, para la Selección Oficial y FESTHOME para las todas demás secciones, incluida Enfants Terribles.

The Castle. Lina Luzyte

El segundo largometraje de Lina Luzyte, escritora y directora lituana, es una certera reflexión sobre la mayoría de edad. La realizadora reflexiona sobre la familia, el exilio y la inmigración con una sutil economía de imágenes. Y lo hace a través de un emocional y envolvente viaje, protagonizado por Barbora Bareikyte que se come la pantalla, emergiendo como un talento a tener en cuenta. La película avanza con constantes interacciones de los personajes que se mueven entre la frustración y el cuidado mutuo.

First Cow. Kelly Reichart

La directora norteamericana estuvo en Gijón en 2010 presentando “Meet´s Cutoff” y se llevó el premio a la mejor dirección. Ahora Reichardt vuelve a mostrar su talento distintivo para representar la cotidianidad de la vida y su capacidad para capturar la inmensa e inquietante tranquilidad de la América rural de comienzos del siglo XIX. “First cow” es una sensible descripción de la amistad masculina, que recuerda a “Old Boy” pero que ahora está impulsada por un suspense cada vez mayor.

Vaca mugiendo entre ruinas. Ramón Lluis Bande

Con el precedente del Premio Especial del Jurado de 2018, “Vacas mugiendo entre ruinas” vuelve a competir en Gijón. Bande continua con el relato y la propuesta de “Cantares de una revolución” y sigue los pasos de Belarmino Tomás al frente del Consejo Soberano de Asturias y León durante la fase final de la guerra civil en Asturias. Utiliza fotografías, dibujos, pinturas, textos periodísticos y documentos, con su coherente tesón para recuperar y resignificar la historia borrada en nuestro presente. 

Isabella. Matías Piñeiro

El director argentino vuelve a Gijón y lo hace con “Isabella”, Mención Especial en la sección “Encounters” de Berlín. Piñeiro propone un acertijo cubista en el que va encajando escenas elípticas que parecen dirigidas a posicionar un conflicto, lo que lleva hacia una mayor abstracción. Un cuaderno de notas con diferentes tonos, es la herramienta que utiliza para hablar de fragilidad y fuerza al mismo tiempo. Piñeiro vuelve a unir a Shakespeare y a las mujeres con juegos temporales, a veces no previsibles.

Notes from the Underworld. Tiza Covi y Rainer Frimmel

Habituales del Festival de Gijón (premio por “La Pivellina” y retrospectiva en 2018) los dos directores, llevaban 20 años centrados en mostrar el mundo del circo, al que consideran como una metáfora de la sociedad actual en la que sólo los grandes triunfan. Pero ahora retroceden varias décadas y hacen una declaración de amor a una Viena pasada, así como una imagen moral de la Austria de posguerra. Utilizan imágenes en blanco y negro, para retratar a dos carismáticos protagonistas, el cantante folk Kurt Girk y su amigo Alois Schmutzer.

Upercase Print. Radu Jude

El director rumano repasa un caso de opresión estatal a través de “Upercase print”, película en la que trata el pasado comunista de su país y los crímenes del régimen de Nicolae Ceausescu. Jude cocina un experimento de narración arriesgada y audaz mezclando un collage de archivos, material narrativo / ficción e incluso teatro. El absurdo, la censura, el protocolo político y las tendencias autoritarias en todos los aspectos de la vida se dan la mano, con un vibrante sentido del humor, habitual en el satírico realizador.

La Fortaleza. Jorge Thielen Armand

El cineasta venezolano hace de su obra una extensión de sí mismo, como ya mostró en “La soledad”. Porque el punto de partida de su filmografía, tiene a la familia como estructura en la que se configura la identidad. Ahora toma a su padre como referente para presentar una potente historia de desastre y redención, sacando toda su fuerza en la profunda adecuación que existe entre el país y el personaje. De tal manera que consigue hablar de la violencia que existe tanto en el interior del país como dentro de su padre y de él mismo como realizador.

Transoceánicas. Meritxell Colell y Lucía Vassallo

Hay cineastas a quienes les gusta pensar en el cine como un espacio de búsqueda, de encuentro con lo real. Eso es lo que pretendían la directora española Meritxell Colell (Con el viento) y la directora argentina Lucía Vassallo (Línea 137), teniendo como resultado un documental epistolar experimental, en el que cine se reivindica como generador de vínculos. A través de sus cartas y correos electrónicos construyen un espacio que nos vincula con la vida, un espacio donde también podemos aprender a vivir.

Los ladrillos. Tito Montero

El cine, el movimiento obrero y su propia familia son las tres piezas que utiliza el director asturiano para construir “Los ladrillos”, un experimento formal, ético y estético, que sigue la línea iniciada con su anterior cortometraje “Un fantasma recorre…”, incluido en la sección oficial de la pasada edición del FICX y en la del Festival de Málaga de 2020. Fiel a su compromiso político y social, el cortometraje surge del viaje que realizó a Chicago para presentar “El pasado presente”, convirtiéndose finalmente en un viaje de lo universal a lo personal.


Jose Antonio Vega
 es colaborador de laEscena
@joseanvega64