Un director que va a la contra y trabaja por contraste, huyendo de lo obvio en toda su filmografía, se merece otro 8 ½. Así que LaEscena propuso a Manuel Martín Cuenca un nuevo encuentro, aprovechando su paso por la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO). El director presentó La hija en el Teatro Filarmónica, un enfrentamiento de buenos contra buenos, donde aparece un tratamiento sonoro y musical marca de la casa. Por eso centramos la tertulia en ese aspecto.
Martín Cuenca comenta que “buscaba una calidad electrónica que contrastara con el retrato de la naturaleza en estado puro, donde se desarrolla la mayor parte de la película”. Esa inquietud le llevó a Vetusta Morla, una banda que confía en la intuición y el tiempo en los procesos creativos, así que el encuentro apuntaba maneras. Indica que el resultado superó todas las expectativas, porque “fueron capaces de comprender la historia, de aceptar los retos que les proponía y de construir una banda sonora que pareciera surgir de las imágenes”. Y, contra lo que pueda parecer, aunque en el guión estaba una nana, no les pidió una canción. Fue algo que fue surgiendo y que, finalmente, se convirtió en el eje transversal sonoro. En un determinado momento Patricia López Arnaiz canta esa nana, con una letra siniestra y terrible. El director se dio cuenta de la fuerza que tenía la composición del grupo, lo que le llevó a cambiar la planificación de la película, por eso la música de la nana aparece en todo el metraje.
El director también huyó de lo convencional en El autor, invitando a José Luis Perales a hacerse cargo de la banda sonora, porque “quería salir del estándar de la música en el cine y estaba convencido que el compositor podría aportar una mirada libre que llevara la historia un poco más allá de lo que yo había pensado”. Con más de 30 millones de discos vendidos y autor de más de 500 canciones, Perales se enfrentó a su primera banda sonora, escribiendo canciones sobre un guión ya escrito. El resultado fue más que satisfactorio porque sus composiciones hablan de amor, desamor, sueño y picaresca, fácilmente identificables en el personaje interpretado por Javier Gutiérrez.
Las dos películas precedentes, Canibal y La mitad de Óscar, conforman una especie de díptico sobre el sonido del silencio, ya que carecen de banda sonora. Pero, a cambio, fue capaz de imaginar una banda musical a base de ambientes sonoros, proponiendo al público localizar la música, el ritmo y la atmósfera de la película en el sonido. Casi sin tiempo, habló de canciones de Marlango y Extremoduro, que se escuchan en Malas temporadas y La Flaqueza del bolchevique.
Cierren los ojos y escuchen con calma, los ocho minutos y medio más musicales de las últimas temporadas.
Escuchar la charla entre Manuel Martín Cuenca y José Antonio Vega en Mixcloud
Jose Antonio Vega es colaborador de laEscena
@joseanvega64