Ramón Lluis Bande / FOTO: JOSÉ ANTONIO VEGA

Una historia local. Así es “Cantares de una revolución” la nueva película de Ramón Lluis Bande que tiene estreno mundial en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón. Todo un reconocimiento personal y un acontecimiento regional porque desde hacía dos décadas ninguna producción asturiana concursaba en lo más alto. LaEscena mantuvo un encuentro con él en los momentos previos al pase en el Teatro Jovellanos.

Después de centrar sus últimos proyectos en las palabras y el paisaje, ahora nos propone un musical que es el resultado de varios proyectos en los que estaba trabajando y que se fusionaron. Por una parte, estaba escribiendo una película sobre el político Belarmino Tomás y por otro lado buscando con Nacho Vegas un acercamiento a la historia de la música tradicional asturiana. Y hubo un momento en que confluyeron las dos.

El director ha dicho en más de una ocasión que “la película existe cuando tienes un tema, pero también cuando tienes una forma”. Así que trabajando con las palabras de Belarmino Tomás y las canciones, encontró una forma para acercar el cine a la Revolución de 1934. Pero la película no habla específicamente de la Revolución del 34, sino la experiencia de Belarmino Tomás en la Revolución. Bande comenta que encontró en Belarmino el detonante para contar muchas historias. Para él, “es el personaje político más importante del siglo XX en Asturias y es prácticamente desconocido por los asturianos del siglo XXI”. Pero no olvida que la revolución es un hecho colectivo, con la movilización de una parte importante de la sociedad.

Toda la filmografía de Bande tiene un ciclo común, los años 30 del pasado siglo, pero lo hace de una manera desorganizada, sin orden cronológico, tal parece que va atrás, desde la guerrilla de “Equí n otru tiempu”, al final de la guerra civil en “Escoreu”, y ahora a los acontecimientos revolucionarios del 34. Sigue apostando por la importancia de los espacios en los que pasaron los hechos. En las anteriores películas estos espacios se expresaban por sí mismos, pero ahora hay una intervención del espacio, “hay cuerpos de personas que ocupan esos lugares”.

El realizador reivindica el valor universal del 34 por si mismo, porque fue “la última revolución proletaria occidental del siglo XX, el último levantamiento obrero triunfante, aunque solo fuera por quince días”. Forma parte de la identidad de los asturianos, pero también de la identidad europea como ejemplo de levantamiento armado de toma del poder. Utiliza un lenguaje universal porque “las revoluciones dejaron un lenguaje popular, por eso va a ser muy fácil conectar con la película desde cualquier sitio porque casi todas las revoluciones fueron cantadas”.

Había muchas canciones populares que contaban la Revolución en primera persona. En ese sentido, la película funciona como un disco con ocho cantares interpretados por Nacho Vegas y El Coro Al altu la lleva. El director logra contextualizar esos cantares yendo a los espacios y apoyándose en los textos de Belarmino Tomás sobre esos sucesos. A la hora de seleccionar las canciones que aparecen en la película, Bande retomó un disco del grupo Xana que recuperaba gran parte del cancionero del 34 y revisó el documental de Alberto Vázquez en el aparecen otras canciones.

Parece que la película será la primera parada en un ambicioso proyecto en torno a Belarmino Tomás. Se intuye otro extenso recorrido por el circuito internacional de festivales y el reconocimiento, como el premio FIPRESCI que se llevó años atrás en el Festival de Sevilla por “Equí y n´otru tiempu”.

Escuchar la charla entre Ramón Lluis Bande y José Antonio Vega en Mixcloud

Jose Antonio Vega es colaborador de laEscena
@joseanvega64