ALA·NI durante su actuación en el Gijón Sound Festival de 2018

S. Eliot dejó un glorioso primer verso en uno de sus mejores poemas épicos. “Abril es el mes más cruel”, dijo, y puede que estuviese en lo cierto. Abril es el mes de las flores y las alergias, de la voracidad sexual y la explosión de vida. El de los corazones encogidos como puercoespines.

Pero en Gijón abril es, sobre todo, el mes del Gijón Sound: un evento multiusos que transforma la ciudad convirtiéndola en un hervidero de música y cultura. Si entras en la web del festival, lo primero que verás no será un cartel lleno de nombres ni tampoco el logo gigantesco de una marca comercial. Te encontrarás con una especie de manifiesto: “Creemos en el poder transformador de la cultura. El futuro depende de las decisiones que tomemos hoy. La ciudad es un ente en constante cambio. Si el siglo XX se caracterizó por ser la era de las grandes corporaciones, el siglo XXI nos lleva al resurgimiento de la ciudad como marca”.

Pero no solo el futuro depende de las decisiones que tomemos hoy: también el presente depende de la imagen que tenemos de ese mismo futuro. Si pensamos que en el futuro nuestros hijos se moverán en ciudades ecológicas, conectadas con carriles bici hechos de plástico reciclado, empezaremos a caminar en esa dirección. La imagen que tenemos del futuro es la que construye el presente, se lo oí decir a un futurólogo de apellido polaco en una de esas charlas que abundan en Internet. Me parece que llevaba razón.

Vale, vale… pero ¿y qué hay del cartel? “Un año más Gijón Sound apuesta por traer un elenco de artistas internacionales y nacionales de renombre, además de cuidar de la escena regional y local.” El resultado es un cartel con más de una veintena de nombres, entre los que particularmente destacaría a Dorian Wood, Human Beans, Jacco Gardner, La Casa Azul, Morgan, rozalén, Rufus Wainwright, The Fleshtones y Yelle Club Party.

Olvídense de la astenia primaveral y vitamínense para cuatro días prometedores. Verán a gente yendo y viniendo, del Ayuntamiento a Acapulco, del Antiguo Instituto a la carpa de Tomás y Valiente. De la Lloca al Musel, quién sabe. Verán bares llenos, estuches negros con pegatinas que rezan “frágil” y amplificadores de todos los tipos y tamaños. Verán chicas ojerosas y chicos sonrientes. Verán, sobre todo, gente. “Como siempre, nuestro objetivo primordial será hacer que nuestra ciudad sea la protagonista, convirtiéndola en un gran escenario donde, usando la música como hilo conductor, los ciudadanos y visitantes hagan del encuentro una gran experiencia donde disfrutar de una variada oferta cultural y actividades alternativas”, puntualizan desde la organización.

Particularmente, no tengo nada en contra de las formas de ocio, digamos, globalizadas pero hay unos 850 festivales en España y bueno, algunos se parecen tanto que casi ni importa si se celebran en Murcia o en Mallorca, como esas franquicias de la NBA que pasan de San Antonio a Austin en menos de 24 horas. Si no fuese porque esta tendencia nos está haciendo un poco más tontos me parecería perfecta. Hablo de la dinámica de generar cosas que se tocan y que huelen y que saben casi igual, de esas fórmulas diseñadas en plástico e imaginadas desde filtros sesgados por Instagram. La globalización genera eventos y artistas que son primos del nuevo concepto de cine, nacido del aullido de los centros comerciales, de la cultura convertida en simple ocio, ese hijo bastardo de la globalización.

Pero volviendo a lo que nos interesa, además de un nutrido cartel el Gijón Sound 2019 presenta una novedad esencial durante esta edición: la creación del espacio Gijón DeMuestra, “con el que impulsar Gijón como un motor económico y social, y hacer de nuestra villa una fábrica de ideas y servicios que sirvan para potenciar todo nuestro territorio asturiano, atendiendo siempre a su sostenibilidad y rasgos de identidad.” Un espacio que contará con una “amplia e interesante agenda de actividades alternativas y gratuitas entre las que se encuentran proyecciones de películas, representaciones teatrales, presentaciones de libros, timbas de poesía, jornadas experimentales sobre las ciudades del futuro… en colaboración con numerosos entes de la ciudad”. La idea de fondo de Gijón DeMuestra es potenciar una ciudad mejor: un futuro mejor.

Otra novedad de este año será la creación de Festinfante, un mini festival dedicado a los niños (¡y que realmente celebro!) que tendrá lugar el domingo por la tarde con la actuación “en riguroso directo” de Festykids y Las Eléctricas.

Dani Permuy es colaborador de LaEscena