Foto: Dulce Pérez

La Sala de Arte Alfara presenta la última propuesta de Antonio Navarro (Burdeos, 1966). Se trata de la serie Fugaz, estampas digitales sobre papel algodón INK que resumen un trabajo que ha venido desarrollando durante estos últimos años y que, como el propio artista afirma, trata de evitar la más mínima posibilidad de contaminación con Los abismos del alma, otro de sus proyectos ya expuesto en el mismo espacio. Ciertamente son obras técnica y formalmente distintas, pero no en esencia, ambas se mueven por mundos evocadores, por velados paisajes cercanos a la abstracción.

El origen de esta muestra está en el encuentro entre el viaje y su entorno. Dos experiencias, la de desplazarse a través de un paisaje y observarlo, que se unen y, desde una apariencia no figurativa -que sólo el color y alguna forma desdibujada ayudan a desvelar-, intuimos experiencias vividas, recuerdos que han perdurado de las débiles y cambiantes imágenes que llegan desde la retina y con las que el artista ha dejado su impronta en el papel. Imágenes que, por su originalidad, resultan difíciles de catalogar, pero que desde un punto de vista formal, recuerdan los delicados gouaches de la “Serie de las Estaciones” de Eusebio Sempere o algunos de los trabajos, los más líricos, de Juan Uslé. Sí, hay algo frágil, poético y nostálgico en estas obras que parecen responder a la levedad y fugacidad del tiempo.

La inauguración contó con la intervención de Ana Lamela. Su performance, inspirada en el Elogio del caminar de David Le Breton resume el espíritu de la muestra: “Caminar es un método tranquilo de reencantamiento del tiempo y el espacio, es un despojamiento provisional ocasionado por el contacto con un filón interior, que se debe sólo, al estremecimiento del instante”. Movimiento y velocidad desdibujan la imagen, deforman la realidad. Cuando se contemplan las estampas de Navarro, renace esa sensación que todos hemos vivido en los desplazamientos, cuando un tiempo y un espacio coinciden, para que, en un instante, el primero vaya poniendo distancia. Ante sus estampas, vuelven a nuestra memoria momentos vividos, extraños “espacios de tiempo” entre el punto de partida y otro, quizá de llegada, y que abren un espacio a la duda, al escape o incluso a la huida, a la búsqueda de nuevos caminos, otras alternativas. “Fugaz” muestra esa ráfaga de alguna íntima emoción impresa en la ventana de algún vagón de tren, autobús o avión.

El artista, en el texto de presentación, hace alguna referencia concreta a John Berger y yo, acostumbrado a la lectura de algunas de sus obras (Modos de Ver, Mirar y Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible), recuerdo que basta tener los ojos abiertos para ver, pero para mirar, necesitamos ejercitar nuestra voluntad.

Fugaz plantea una exquisita reflexión en torno a una de las apuestas más codiciada por los creadores: la de captar una imagen fija, convirtiéndola en un instante único e irrepetible, un instante vivido.

FUGAZ
Antonio Navarro
Sala de Arte aLfaRa
c/ Rafael Gallego 16, Oviedo
Hasta el 5 de noviembre
Más información sobre el artista en sum página de Facebook y en su web
Información sobre Alfara

 

Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es