Aviador Dro durante su concierto en la sala La Salvaje / FOTO: VÍCTOR R. VILLAR

2019 es el año en el que Aviador Dro cumple 40 años, y como había que celebrarlo la formación madrileña ha preparado una completísima gira con la que llevan recorriendo buena parte de las principales ciudades del país y que terminará en diciembre en Madrid. Hace algunos meses la editorial La Felguera editó un recomendable libro de 560 páginas en el que se cuenta toda, o casi toda, la historia de la banda. Además, se ha reeditado la segunda edición del single Nuclear, sí; 500 copias numeradas en vinilo de color que ya han volado. Y en unos días saldrá Futuro Perfecto, un álbum con diez de sus clásicos revisados con invitados.

El viernes llegaron a la sala La Salvaje de Oviedo con casi todo el papel vendido. Me arrepiento de no haber salido antes de Gijón porque me perdí el primer tema de la noche, la inconfundible “La chica de plexiglás”. Los Obreros Especializados de El Aviador Dro ofrecieron un repertorio clásico pero actualizado a los tiempos que corren. Parece mentira que algunos de esos temas que hicieron el viernes tengan cuatro décadas, porque siguen plenamente vigentes.

Eso sí, Aviador Dro fueron pioneros, adelantados a su tiempo. Nunca fueron famosos, y tuvieron un solo éxito, “Selector de frecuencias”, que Biovac N se encargó de recordarnos cuando lo presentó. Ingenioso el guiño a Chimo Bayo.

Tiraron de canciones añejas y CTA 102 (Estética informativa) y Biovac N se encargaron de poner las cosas muy claritas. El punk en estado puro y una formación inventora del término tecno pop que podemos decir que se encuentra en un estado de gracia sempiterno.

Que las feístas “Obsesión” y “La televisión es nutritiva” hayan tenido unas versiones más asequibles que sus originales dice mucho que Aviador Dro saben y pueden reinventarse.

La segunda de la noche fue “Láser”, un corte antiquísimo igual que “Hazme tu androide” o “Rosemary”; todos ellos se remontan a la época en la que todavía no se habían escindido los obreros especializados que luego formaron Esplendor Geométrico. Ahí es nada.

El sonido fue soberbio. Se pudo disfrutar con la versión clásica de “Nuclear, sí”, y con la versión nueva que han grabado este año, totalmente vigente. Y nos trasladaron a la época de Tesis con “Néstor el Cyborg” y Aviador Dro era una máquina de baile. Todo ello quedo refrendado con “La ciudad en movimiento”, “Programa en espiral”, “Vivir para morir”, “Himno aéreo” o “Trance”.

“Radiante” y “Yo, cyborg” fueron los temas más recientes de la noche, y este último tiene ya una década. Pero la banda madrileña dejó alguna joyita revisionada nuevamente como son “Programa en espiral”, en la que CTA 102 repartió frisbies, luego lanzaría también varias banderitas y tiró pasquines por toda la sala.

El bis, solo hubo uno, fue el esperado. “Amor industrial”, otro hit atemporal que nos volvió a recordar lo buenos que eran y son. Acabaron/Acabamos bailando sin control con la muy punkie ‘El retorno de Godzilla’, cuya primera versión ya aparecía en la segunda maqueta del Aviador Dro.

Aviador Dro siguen en activo y espero que al menos cumplan 50 años y podamos volver a disfrutar entonces con sus grandes historias de ciencia y futuro.

Aviador Dro
Sala La Salvaje (Oviedo)
15 de noviembre de 2019

Víctor R. Villar es periodista
@VictorRVillar