“Los papeles se pliegan y arrugan sin ruido. Su contacto es suave y ligeramente húmedo como el de la hoja de un árbol”.
El elogio de la sombra, Junichirô Tanizaki
La exposición de Carmen Isasi “Materia de levedad” en la galería de Viki Blanco – el arte de lo imposible, muestra un depurado trabajo cuyo origen está en una amplia trayectoria artística y un conocimiento de las posibilidades plásticas de distintas técnicas y materiales. La obra que nos presenta, definida por la propia artista como de “anhelo de levedad”; consigue con su belleza quieta y atemporal una propuesta muy sugerente. Es, en esa búsqueda de lo que transciende más allá de las apariencias, donde nace este mundo de sutiles superficies y trasparencias, en algún caso a partir de fondos de fotografías digitales, en otros, incorporando fragmentos de porcelana o varias capas de papel japonés que, fundiéndose, llegan casi a la desmaterialización de la obra. Los recursos son mínimos, papel tengucyo y tinta; las formas se condensan en el gesto del trazo y la mancha, reflejo de un acontecer.
En algunas de ellas, las de mayor formato, existe un interesante y complementario encuentro entre “el poner y rasgar”, donde está presente el collage, pero también el espíritu del decollage. Hay roturas y suturas, un herir y sanar resuelto a través “del añadir y superponer”, parece que más que un trabajo constructivo y compositivo sea reconstructivo y regenerador. Existe algo del ciclo vital de la naturaleza en que la artista le devuelve poéticamente lo que de ella se ha extraído. El papel y la tinta se metamorfosean con la sencillez de un haiku, de lenta cadencia, como un susurro silente o una caricia.
La luz y el aire entre las leves hojas de papel japonés superpuestas, el vacío en sí, dotan de sentido a la obra, pero también las sombras que deambulan entre ellas; de tal manera que lo material y lo inmaterial conviven y conforman cada propuesta. “Materia de levedad” de Carmen Isasi, me ha traído a la memoria alguna de las reflexiones Sobre la creación de la pensadora Chantal Maillard; como en ese proceso de creación de aconteceres, el hacedor de arte, el poeta, es puente entre una realidad y otras realidades, es un descubridor, un inventor y algo más que no tiene nombre, y que es posible esté próximo a ese anhelo de levedad al que aspira la artista. Es en este sentido en el que la Maillard escribe el poema “No existe el infinito…” al que pertenece este fragmento:
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una trayectoria,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Galería Viki Blanco – El arte de lo imposible
c/ Jacobo Olañeta 10, Gijón
Del 23 de junio al 3 de agosto
Más información: Web Carmen Isasi · El Arte de lo Imposible
Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es