La voz o la escritura como la acción de prolongar el vínculo con lo que se amó, es decir, como posibilidad de amar, de seguir amando.
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Si la palabra no puede ser neutra, ¿alcanzará el texto por sí solo la apariencia de neutralidad que él tanto anhela?
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Se mezclan las imágenes del pasado con proyecciones de lo que está por llegar igual que lo harían las nubes negras que cubren parte de una montaña, que inquietan, pero no tanto como si no hubiera allí una montaña.
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Las constantes: identificarlas es crearlas. Las reiteraciones como ritmo, como estructura y como significado.
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Escribir una historia de fantasmas sin fantasmas.
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Cuantas más vueltas le daba a lo nuevo, a lo ya haciéndose, más claro le parecía algo: encontraba conceptos, no acciones: hechos potenciales. Comprendió entonces el por qué de lo estático, de la aparente falta de relieve.
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Reconoce siempre en la alegría ajena algo que le entristece, algo relacionado con la vulnerabilidad.
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Dividir la ciudad en calles y barrios que hayan sido importantes para él y hacer, a partir de calle o barrio, un texto. Sin que en ninguno de esos espacios se llegue a dar jamás una situación.
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“No consigo escribir. He intentado captar algunas imágenes, pero no consigo escribir. He tenido un sueño. Soñé que abandonaba el barco, me dirigía a la ciudad y alquilaba una habitación, sin saber realmente por qué. Y allí me quedaba esperando inmóvil. Soñé que la ciudad era blanca, que la habitación era blanca, y que la soledad también era blanca, que la calma era blanca. Estoy cansado. Me gustaría aprender de nuevo a hablar sobre las cosas.” En la ciudad blanca. Alain Tanner.
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La respiración del perro en la palma de su mano: un calor, pero también un movimiento, el curso de algo.
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La contemplación ha de tener como resultado una duda que en la posibilidad de lo nuevo discuta involuntariamente lo anterior.
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Odia a esos que te miran con desvergüenza y, cuando estás a punto de cruzarte con ellos dispuesto a saludarles, apartan la vista. Odia, como todos, cualquier cosa que le haga odiarse a sí mismo.
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Esto es su edad, esto es en lo que le ha convertido: un actor reservado para el tercer acto que aparece de pronto en el escenario y al mirar al frente ve los asientos vacíos sin saber si el público todavía no ha llegado o ya se ha ido.
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Aborrece la firma porque pretende.
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Vio una lagartija a sus pies, frente a la fachada del restaurante. Sin embargo, anotó mentalmente “lagarto” solo porque esa palabra le resultó más cercana, más plástica, más favorable. ¿Fue esta elección, prácticamente automática, una traición o fue todo lo contrario?
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Trabajar la narración entera como si fuese un único fragmento.
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Interpreta la circunstancia como algo capaz de poner orden desde fuera, una referencia en un principio imparcial. Igual que un error en un mapa puede no ser lo que te separe de los demás sino lo que te acerque a ti mismo.
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Ya nadie lee, o casi nadie, por eso precisamente hay que seguir escribiendo.
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Que tu viaje, que tu camino hacia la calle, nunca sea un ir al encuentro.
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Escribir: comprender como el que se abre paso. Y hacer de lo comprendido intención.
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No me mires, no pasa nada, la gente llora. Título.
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A veces nota que el tono y lo narrado, lo que aspira a parecer un hecho, se repelen. Se decanta entonces por el tono, pero ¿qué es una voz sin situaciones? El pensamiento destinado a sí mismo, nada más.
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Pasan la noche bajo el escenario de las fiestas terminadas dos días antes y que aún no ha sido retirado. Relato.
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El estilo es una forma de bordear algo.
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Qué te parece el desierto, dijo alguien frente a un cuadro en la biblioteca, es completamente distinto.
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Lo que uno siente después de haber disfrutado de una obra importante es el deseo inmediato de compartir esa obra con alguien. El arte, por tanto, en el mejor de los casos une, pone en contacto con aquello que lo originó, la falta de alguna clase de unión. Es un árbol que solo crece en busca de su raíz.
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Seguimos, dijo, no sé si adelante, pero seguimos.
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Todo debe parecer real y al mismo tiempo no solo ser eso que parece.
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La paz en las cafeterías de los hoteles en los que no estás hospedado.
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Cualquier día es precisamente hoy.
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“Llevo una vida entre plantas intentando averiguar qué es lo que quiero hacer. Nunca lo he sabido.
¿Por ejemplo?
Me paso horas y horas observando a las hormigas subir y bajar por el fregadero. Marlon Brando.
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Una causa nunca debe ser una razón. Pero una razón debe ser siempre una causa.
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Me lo decía yo a mí misma para adentro. Así describió la chica de la terraza su método de estudio, su manera de memorizar.
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¿No sería cualquier cosa un juego desde el momento en el que se viese liberada de su expectativa?
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Después de un tiempo sin leer se siente desligado. Por dentro. Como si albergase piezas a la espera de ser hilvanadas y puestas en tensión además de unidas. Y también respecto a lo exterior, a la posibilidad de sentirse vinculado con cualquier cosa, consistente, en el mundo.
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El hambre de narrar. Necesitaba volver a hacerlo. Se sentía preparado para las progresiones. ¿Para originarlas? No. Para que se dieran en él. Escribir no es algo que haces, es algo que te pasa.
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Chus Fernández es escritor
