Empezaré con una confesión: cuando salí del cine después de ver 45 años, la nueva película de Andrew Haigh, pensé en lo mucho que me hubiese gustado escribir esa historia que no es otra cosa que una delicadísima disección de las relaciones de pareja, un acercamiento a los sentimientos más profundos del ser humano. Me parece una historia perfecta. Cómo se va dando vueltas sobre el tema y cómo crece la tensión hasta que, casi al final de la película, con el inesperado gesto de una mujer algo cansada, queda desvelado el enigma. La conclusión de un baile que duró esos cuarenta y cinco años del título. Hay algo de los cuentos de Alice Munro y de Soledad Puértolas, traten sobre las relaciones de pareja o no, en esta historia. Lo que no se muestra y queda pendiente en la imaginación de cada uno. Lo que está ahí, lo que no se nombra. Lo que termina desvelándose (o no).
Es imprescindible una gran actriz para ese gesto final. Para sostener toda la película, en realidad. Una actriz con misterio. Una actriz que sepa mantener la incertidumbre: con palabras o con silencios. Con la mirada. Charlotte Rampling es esa actriz. Tiene la mirada y sabe manejarla con sabiduría. En cada silencio, en cada movimiento, en cada cigarrillo encendido, en cada mano que se aparta de otra mano, en cada frase pronunciada, está ese temor que acecha, ese miedo, esa fragilidad. El misterio no desvelado.
La complejidad de las historias de amor. Lo que, a veces, hay detrás de ellas. Supongo que a Charlotte no le darán el Oscar. (¿A qué están esperando los responsables del festival de cine de San Sebastián para otorgarle el Donostia?). Estos premios no siempre son generosos con esta clase de damas. (Aún recuerdo con escalofríos cómo Jennifer Lawrence, con ordinario tropezón incluido, le arrebató el premio a Emmanuelle Riva: un trabajo meramente correcto frente a un trabajo prodigioso, lleno de sutileza y elegancia). No importa. Siendo sinceros, no creo que ni a ella misma le importe. Hay mujeres que están por encima del bien y del mal. Y por eso, entre otras cosas, las adoramos. Charlotte es una de ellas. Charlotte es ya historia del cine. Y su misterio, también.
45 años se proyectará en el Niemeyer el próximo 28 de febrero
Ovidio Parades es escritor
@ovidioparades