Melanie Griffith empezó pronto en esto del cine. Poseía una belleza natural, un punto descarada y otro punto salvaje. Y un notable talento para la interpretación. Aunque su madre era la famosa Tippi Hedren, ella parecía ir a su aire. Otra chica inquieta en busca de su lugar en el mundo. Pronto tuvo una pequeña época dorada, que, por resumir, podríamos centrar en tres interpretaciones memorables: ‘Algo salvaje’, ‘Armas de mujer’ (por la que obtuvo el Globo de Oro y su única nominación al Oscar) y ‘Locos en Alabama’. Hizo más películas, pero, aunque ella estaba bien, no pasarán precisamente a la historia del cine. Con altibajos personales y los lamentables vaivenes profesionales propios de la mayoría de las actrices cuando llegan a determinada edad, su carrera pareció quedar estancada. Ni siquiera John Waters consiguió reanimarla. Como, en cierta manera, había hecho con la de Kathleen Turner. Continuó la fama porque Melanie es, aparte de una buena actriz, una estrella. Con un toque -quizá por influencia materna-de las estrellas de los tiempos del viejo Hollywood. Eso hay que reconocérselo.

Melanie anda estos días ensayando el papel de la señora Robinson. Sí, la de ‘El graduado’. Se estrenará en un pequeño teatro de los Ángeles, el Laguna Playhouse, a primeros de octubre. En principio todo podría ir bien. La señora Robinson es una mujer elegante, seductora, sofisticada, con muchas tablas a sus espaldas y ganas de desplegar todas esas tablas aprendidas a lo largo de los años. Anne Bancroft inmortalizó el papel en la película de Mike Nichols y, unos cuantos años más tarde, la crítica se rindió ante la versión teatral protagonizada por Kathleen Turner en Londres y en Nueva York. Tanto Bancroft como Turner aportaron sus voces roncas y turbias al personaje. Melanie no tiene esa voz, sin embargo, la suya, en un registro totalmente diferente, también podría seducir al joven protagonista de la historia. No es, a mi juicio, el tono de voz el problema de Melanie, sino el físico. Tanto Bancroft como Turner entraban, cuando representaron ese papel, en la categoría de señoras estupendas. Maduras, juguetonas e inteligentes. Melanie es una mujer madura, puede ser juguetona y de tonta no tiene ni un pelo. Sin embargo, señalo el físico porque, lamentablemente, Melanie, con un buen número de operaciones en el rostro, ya no conserva aquella belleza natural, que, con el paso del tiempo, hubiese resultado de una madurez más que interesante (estoy  convencido), muy apropiada para una señora como la Robinson.

Habrá que esperar a octubre. Entretanto, dudando sobre qué tipo de papeles puede interpretar Melanie ahora con ese rostro desfigurado (supongo que el de una mujer que, como ella, se resiste a envejecer de modo natural a cualquier precio), la felicitamos desde este espacio por su reciente cumpleaños. Por aquellos buenos momentos que nos hizo pasar en otro tiempo.

Wild thing.

Ovidio Parades es escritor
@ovidioparades