Marta
le da
un beso
a
la estatua
de
Amy
Winehouse
que
hay
en Camden.
El suyo
es ese
tipo
de
gesto
espontáneo
que
surge
de
una
entraña
que es
pura
brisa.
Así
se toma
las cosas
Marta:
con
la inocencia
que se
ha perdido
a
jirones
por los
viejos
destinos
del
mundo.
Hay algo
en Camden:
la posibilidad
ambulante,
una abeja
que
sólo conoce
el momento
presente.
El entusiasmo
prende,
aunque
no
es habitual,
de ahí
su
efecto
benéfico.
El entusiasmo
es
el álgebra
de
quien carece
de
sospecha
previa.
Marta
se
entusiasma
con
muy poco:
es el tic
que
surge,
por ejemplo,
de un verso
de
Claudio
Rodríguez,
de
una canción
que
asciende
por
las venas
cuando
nadie
la espera.
Fernando Menéndez es escritor
@Fercantona