En muchas ocasiones pienso que, a lo máximo que puede aspirar un escritor, es a escribir un diccionario o una enciclopedia. Releo a Alberto Savinio y a Gonçalo M. Tavares por ver si se me contagia algo. Tendré que insistir. Los enciclopedistas son gente de saberes plurales y transversales. Lo que importa no es el conocimiento que acumulen sino cómo lo ponen en relación con la experiencia vital común. Ya decía Carlos Fuentes que la clave es convertir la información en conocimiento. Evocando el espíritu didáctico de los Diderot y d’Alembert, Enric González y Darío Adanti han compuesto un diccionario portátil sobre una de las cuestiones más espinosas e insidiosas para la ciudadanía: la economía. Su Diccionario irreverente de economía (Alternativas económicas) es el relato que necesitábamos ante tanta narración de terror y thriller psicológico. Nos permite saber que, efectivamente, el emperador estaba desnudo, pero tiene demasiados aliados que le permiten perpetuar su poder.
El libro es el resultado de una colaboración entre ambos autores para la revista mensual Alternativas económicas, una publicación imprescindible que pone su acento y su objetivo en hablar de economía para el ciudadano de a pie y no para los expertos, que suelen manejarse a la perfección con lenguajes que embrollan y ocultan el verdadero significado de las cosas.
Es sintomático cómo González, para explicarse y explicamos conceptos del tipo «prima de riesgo», «patrón de oro», «trampa de liquidez»… recurre siempre a ejemplos de la economía real: las gallinas y sus huevos, el aceite del coche… A cada texto del periodista y escritor le acompaña una historieta de Adanti, que traduce a imágenes el artículo previo, permitiéndonos así una doble lectura complementaria y una simbiosis palabra / imagen a la altura del mejor humor gráfico. Porque González y Adanti, como ya se habrá descubierto a estas alturas, no son unos cualquiera. El enciclopedismo, con ellos, está en buenas manos. Enric González, periodista de larga trayectoria, corresponsal durante años de «El País»en medio mundo: Nueva York, Londres, Jerusalén… Autor de libros como «Historias de Londres», «Historias del calcio», y actualmente en el diario «El Mundo». Darío Adanti, humorista gráfico con más de veinticinco años de experiencia en prensa en España y América Latina y actualmente redactor y socio de la revista «Mongolia».
Si todo diccionario es, en el fondo, una reflexión sobre el lenguaje, Diccionario irreverente de economía es un ejemplo de investigación de los bajos fondos de un idioma, de su capacidad para distorsionar significados. George Orwell lo llamó neolengua en «1984» y su práctica exitosa se prolonga hasta nuestros días. La consecuencia de su uso es una suavización de la realidad; una narcotización del espíritu crítico. González y Adanti arremeten contra la «eufemización» de nuestras vidas: » A causa de la neolengua hemos asumido algunos conceptos aberrantes. Hay quien, con la mejor voluntad, reclama una «sanidad gratuita», olvidando que lleva toda la vida pagándola con sus impuestos y cotizaciones y de lo que se trata es de no pagar dos veces por ella».
La obra se ha publicado por el método «crowfunding», otro neopalabro en efervescencia que sirve para denominar lo que ha sido el «a escote pericote» de toda la vida. Que un libro firmado por dos autores de la importancia de González y Adanti deba recurrir al mecenazgo y cuestación para editarse, dice mucho y no muy bueno del ámbito editorial. Del ámbito político y económico, para qué contar.
Irreverencias simplonas y adultescentes, todas las del mundo. Pero irreverencias ilustradas… La Ilustración pretendía sacar al ser humano de su puerilidad mental, entendiendo por puerilidad la incapacidad de usar la propia razón sin guía de otra persona. Vivimos tiempos lejanos de semejante intención. Más bien vivimos en la época de quita tu puerilidad para poner la mía.
Fernando Menéndez es escritor
@Fercantona