Darío Adanti, autor de 'Disparen al humorista'

Permitan que me presente: soy el típico idiota que se cae al pisar la piel de un plátano. El hombre que tropieza dos veces con la misma piedra y contempla extrañado esta atmósfera de pureza que nos envuelve. En unos tiempos donde se presume de ateísmo, todo el mundo esgrime su religión intransferible y particular, su club privado de singularidad.

Permitan que me presente: soy el típico idiota carente de convicciones que tiene la costumbre de dar los «buenos días» al llegar a un sitio y que siempre teme molestar. El hombre que tropieza dos veces con el hecho de ser hombre y trata de tomarse las cosas de refilón pues ya se encargarán las cosas de agarrarlo por el pescuezo.

Permitan que me presente: soy el clásico nostálgico que echa de menos los contextos. El tipo al que le crujen los huesos cuando se sustituyen las palabras por sentencias. El chiflado que no se toma en serio la solemnidad. El meticuloso que distingue la política de lo político, al escritor del literato.

Permitan que me presente: soy el típico gordo de piel gorda que disfruta leyendo buenos libros en los que sus protagonistas son gordos cometiendo actos muy gordos. El probable apátrida que se enfanga en las supuestas aguas cristalinas de la identidad.

Permitan que me presente: admiro al capaz de calzarse los zapatos de otro y recorrer kilómetros como si nada, como si fuera él mismo.

Permítanme decir que soy el peligroso y grosero kamikaze que le dice a una chica lo guapa que está. El incoherente que no confunde una canción con la realidad. Prefiero al Mersault de Camus que al chamán de una religión. A Gregorio Samsa antes que al político telegénico y macho alfa. Al David Lurie de Coetzee antes que a los cientos de director@s de seminarios de la Nueva y Correcta Inquisición.

Pero permítanme confesar que, sin embargo, soy un hombre con suerte: cada vez que me acosan las dudas o la debilidad, abro por azar ese Caballo de Troya que se titula «Disparen al humorista». Su autor se llama Darío Adanti y tiene la modestia audaz de definirse como un simple humorista. Para que nos entendamos  entre los mortales y podamos pedir su libro a la primera de cambio, su editorial Astiberri lo ha etiquetado de ensayo gráfico. Que no importen en este caso la impronta de la etiqueta, de la denominación. Darío ha escrito y ha dibujado con su cabeza y con su mano uno de los mejores libros del año. No es una exageración, es la consecuencia natural de su lectura.

A qué esperan para leerlo, releerlo; mirarlo, remirarlo. Efectivamente, soy un hombre de suerte: sé leer y sé distinguir lo plausible de lo mejor; lo popular de lo necesario. Disparen al humorista, de Darío Adanti. Un libro, parafraseando a su compatriota y maestro de escritores Adolfo Bioy Casares, hecho para mejorar nuestras vidas, no sólo para pasar el rato.

Fernando Menéndez es escritor
@Fercantona