«CAMBALACHE» de Discépolo es el «El Aleph» de los pobres.

«ESA ilusión de falsedad», dijo Renzi, «es la literatura.

EN efecto, el psicoanálisis y la literatura tienen mucho que ver con la natación. El psicoanálisis  es en cierto sentido un arte de la natación, un arte de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que está siempre tratando de hundirse. Y un artista es aquel que nunca sabe si va a poder nadar: ha podido nadar antes, pero no sabe si va a poder nadar la próxima vez que entre en el lenguaje.

ESO es lo que hace la literatura: discute lo mismo de otra manera.

UNA de las escenas más famosas de la historia de la filosofía es un efecto del poder de la literatura. Nietzsche al ver cómo un cochero castigaba brutalmente  a un caballo caído se abraza llorando al cuello del animal y lo besa. Fue en Turín, el tres de enero de 1888, y esa fecha marca, en un sentido, el fin de la filosofía: con ese hecho empieza la llamada locura de Nietzsche que, como el suicidio de Sócrates, es un acontecimiento inolvidable en la historia de la razón occidental. Lo increíble es que la escena es una repetición literal de una situación de «Crimen y castigo»de Dostoievski (capítulo 5 de la I parte) en la que Raskólnikov sueña con unos campesinos borrachos que golpean un caballo hasta matarlo. Dominado por la compasión, Raskólnikov se abraza al cuello del animal caído y lo besa. Nadie parece haber reparado en el bovarismo de Nietzsche que repite una escena leída. (La teoría del Eterno Retorno puede ser vista como una descripción del efecto de memoria falsa que produce la lectura).

LA vanguardia es una de las ideologías espontáneas de todo escritor. (La otra es el realismo). Si ser de vanguardia quiere decir ser «moderno», todos los escritores queremos ser de vanguardia. La modernidad es el gran mito de la literatura contemporánea. A la vez en esta época, por lo menos en Argentina, la vanguardia se ha convertido en un género. Existe una manera cristalizada, tan llena de convenciones y de reglas que podría escribirse una novela de vanguardia con la misma facilidad con la que se puede escribir, por ejemplo, una novela policial. Por todo esto habría que decir, en fin, que el problema  no es tanto que una obra sea o no de vanguardia: lo fundamental para un escritor es que el público y la crítica sean de vanguardia.

EL arte es una actividad imposible desde el punto de vista social porque su tiempo es otro, siempre se tarda demasiado (o demasiado poco) para «hacer» una obra.

LA crítica es la forma moderna de la autobiografía. Uno escribe su vida cuando cree escribir sus lecturas. ¿No es a la inversa del Quijote? El crítico es aquel que encuentra su vida en el interior de los textos que lee.

LA escritura de ficción cambia el modo de leer y la crítica que escribe un escritor es el espejo secreto de su obra.

(Extractos sacados de «Formas breves» de Ricardo Piglia. Ed. Anagrama)

Fernando Menéndez es escritor
@Fercantona