Sitúense o sitúenme. Mejor en un sillón Voltaire. Con anteojos negros y una grabadora. Como si fuera lector en una universidad parisina. Prefiero así. Aunque también podrían o podría imaginarme tumbado en un sofá. Con un micrófono en la mano y una grabadora en off. Subrayando. Haciendo recuento. Siempre me gustaron los recuentos…
La tarde del sábado en el Mariápolis después del partido de fútbol. La tarde del domingo en el cine Mariápolis antes del azar. Una lepra a lo Ben-Hur. La declinación de la palabra peplum. La comunión cada primer viernes de mes en la capilla del colegio para ganar la indulgencia. Mi hermana y mi vaso de leche. “Verter a Dios dentro de Dios”. Teddy, un cuento de Nueve cuentos. El golpe en el pecho de los pronombres personales.
El rastro de las palabras. El caballo de piedra. La erosión de las palabras. La erosión que convierte la piedra en caballo o la palabra que convierte la piedra en caballo. Los niños jugando antes del juego. El abecedario y la casa haciéndose. Las crines de piedra en mis manos. Una sombrerera en sus manos. “Mira el camino por el que ella se ha alejado”. Todos los árboles están desnudos, un cuento de El gran sueño del paraíso. El cactus floreciendo…
El valle de los avasallados. El plagio de lo no escrito. El saberlo todo sobre los westerns. No hacer lo que uno no hace. La posición de los adjetivos en la adolescencia. La repetición de los puntos cardinales. Una nevera que finge parentescos. “Él dijo que dentro de poco la verdadera poesía ya no serán palabras”. Aquí y allí, un cuento de La niña del pelo raro. El sueño de la casa en la casa…
La llegada a casa de quien es. La llegada a casa de quien no es. En la estantería El espíritu de la ciencia-ficción de Bolaño entre dos libros de poesía. La palabra nostalgia. Ir hacia delante. Ir hacia atrás. Viajar como viaja un niño. El carrusel. La pantalla en blanco. Don’t think twice, it’s all right….
Hermes González es poeta
@hermes_godunov