Directo a la diana, en sentido literal. Hace diez días LaEscena proponía ocho largometrajes y un corto para ser visionados en la atípica y enlatada edición del Festival Internacional de Cine de Gijón y cuatro se han colocado en el Palmarés. Una acertada previsión que ha coincidido con la decisión del Jurado Internacional. Coincidiendo con el excelente y delicado cartel, diseñado por Marco Recuero, el Festival decidió este año desdoblar la sección oficial en tres distintas. Algo que, buscado o no, hace pensar en las secciones rojas, verdes y negras de los tableros de dardos.
Vamos a analizar las tiradas de dardos. La selección Albar llegaba trufada de reconocidos cineastas con una dilatada filmografía, algo así como el Máster de Campeones. LaEscena destacaba cinco y tres de ellas han subido al podio. El premio al mejor largometraje no da lugar a dudas, “First Cow” de Kelly Reichardt era la mejor cocinada, a pesar de los limitados ingredientes con los que contaba. La directora norteamericana, premiada en el FICX de 2011, demuestra un destacado talento para contar historias de una América llena de promesas, la que está alejada de las grandes urbes. Y lo hace evocando al western, para rendir homenaje a personajes marginados de comienzos del siglo XIX que no utilizan armas, sino harina, una cuchara de miel y un poco de leche, que proviene de la vaca que da título a la película. Los dos “forajidos”, norteamericano y chino, proyectan sus sueños en busca de conquista económica, sin intuir que la frontera en la que se encuentran es, en el fondo, un lugar de encuentro de personas e identidades. Algo que ha olvidado la mitad de Estados Unidos, a tenor de los resultados de las recientes elecciones presidenciales.
El Premio Especial en Albar se fue a Austria, en concreto a la Viena de los años cincuenta del pasado siglo. Ese es el territorio en el que se mueven los dos protagonistas de “Notes From The Underworld” la nueva obra de Tiza Covi y Rainel Frimmel, que ya estuvieron en Gijón con “La Pivellina” y en 2018, con una retrospectiva de sus trabajos. En esta ocasión ponen la cámara ante dos “venerables” abuelos a los que brindan la oportunidad de hablar de su juventud en tiempos de la II Guerra Mundial. Y lo hacen en primeros planos, largos y penetrantes, en blanco y negro, sentados en su cocina o viejos cafés locales. Lo importante es todo lo que empiezan a contar, una vida marcada por la violencia, la rivalidad entre bandas de gansters, la cárcel y los errores judiciales.
El Premio Albar a la Mejor Distribución saltó de nuevo al continente americano y se fue a Argentina, donde viven las protagonistas de “Isabella” la nueva propuesta de Matías Piñeiro, primer protagonista de nuestra sección 8 ½ en 2017. El director recurre de nuevo a Shakespeare, utilizando al escritor como plataforma de lanzamiento, que en esta ocasión va dirigida a la estructura y el tono. Los encuentros y desencuentros de dos actrices en busca del papel protagonista de la obra teatral que da título a la película, están envueltos por trazos y tramos de color y tono que terminan siendo tan importantes para la obra como las doce piedras con la que se cierra.
La competición “Retueyos” presentaba producciones de directoras y directores, en proceso de maduración creativa. Y el premio al mejor largometraje fue ex aequo para una producción polaca y otra española. “Marygoround” dirigida por Daria Woszek, es una aparente comedia negra, muy cercana al cine de Aki Kaurismaki, que se centra en una dependienta de supermercado de cincuenta años, en pleno proceso de menopausia y necesidad sexual. El aspecto cursi, operístico y ligeramente artificial que expresa Grazyna Misiorowoska ha sido reconocido con el premio a la mejor actriz. “9 fugas” es la otra película ganadora, una historia sobre el olvido que dirige el gallego Fon Cortizo. Se trata de nueve piezas que surgen de la improvisación y están grabadas en una toma. El resultado termina siendo un oscuro musical en el que se entrecruzan la intriga y un potente misterio, con el escenario de fondo de la ría de Vigo.

El premio al mejor actor recayó en el rumano Conrad Mericoffer, protagonista de “Poppy Field”. Se trata de una película, dirigida por Eugen Jebeenau, sin grandes dispositivos escénicos, que se centra en personajes tan humanos como desagradables y crueles, algo en lo que destaca el cine rumano. En esta ocasión, la cámara se fija en un policía homosexual al que le cuesta salir del armario.
La tercera partida competitiva era “Tierres en trance” en la que desembarcaron intensas y arriesgadas producciones latinoamericanas. El premio fue otorgado por el jurado de periodistas internacionales FIPRESCI que decidió que la película ganadora fuera “Chaco” coproducción entre Bolivia y Argentina. La historia hace referencia a la guerra que mantuvieron Bolivia y Paraguay en 1934. El Chaco, como terreno y paisaje, termina siendo protagonista, porque se apodera de los soldados, consumiéndolos y anulándolos. Y el resultado es una película de no guerra, porque no hay un enemigo concreto, más bien es la supervivencia al grupo y al territorio.
La mejor dirección en “Tierres en trance” fue para Celia Viada Caso. Tomen nota de ese nombre si no les dice nada. La joven directora asturiana debuta en el medio con “La calle del agua” y sale del FICX con siete premios bajo sus brazos. A la dirección internacional se debe añadir el de mejor guión de película española, mejor largometraje asturiano, Premio DCP Delux, y además el Premio del Público, el de la distribución y el Premio Europa Joven. “La calle del agua” ha seducido a crítica y público por su certera combinación de documental, fotografía y feminismo, reivindicando el poder del cine para mantener viva la memoria. La directora dedicó varios años a buscar historias pequeñas, las que ya no se cuentan y la terminó encontrando aquí, en la figura de Benjamina Miyar. Fue una fotógrafa que trabajó toda su vida en Corao, pionera en ideas en el primer tercio de siglo XX, pero que fue represaliada y olvidada, precisamente, por sus ideales republicanos y feministas.
Otras películas premiadas fueron “WIldland”, reconocido como el mejor largometraje dirigido por una mujer, “Entre perro y lobo” de Irene Gutiérrez que se llevo dos distinciones, mejor largometraje español y mejor dirección y “Como el cielo después de llover” de la colombiana Mercedes Gaviria Jaramillo, destacada por el Jurado Joven como mejor largometraje.
En resumen, la 58 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón ha sido un dardo lanzado a la mirada cinematográfica, lanzado por muchas manos femeninas como demuestra el Palmarés. Y un nuevo reconocimiento a la cinematografía asturiana que se reivindica, por tercer año consecutivo, entre las mejores producciones internacionales.
Jose Antonio Vega es colaborador de laEscena
@joseanvega64