El Nalón es una reflexión que nace de la necesidad de expresar la identidad de un espacio –en este caso en de un río y su entorno– a través de los sonidos que genera este espacio natural. A partir de esta necesidad, Ángel y Eugenia, componentes de Mind Revolution, han trabajado durante dos años a pie de campo (a pie de río en este caso) para registrar los sonidos del río Nalón (el mayor río de Asturias y columna vertebral que ha sustentado las costumbres, la economía y la sociedad de la cuenca minera) y su entorno siguiendo su cauce desde su nacimiento en el puerto de Tarna hasta su desembocadura en San Esteban de Pravia. El sonido del agua, con sus diferentes matices de intensidad, es el elemento unificador sobre el que se superponen los demás elementos del paisaje.
Como consecuencia de este trabajo de campo, realizado exclusivamente con sonidos registrados a lo largo del recorrido del río sin ningún tipo de manipulación, se crea una composición que, partiendo desde un principio artístico y no documental, muestra el paisaje, la industria y las tradiciones en torno al río. Al sonido del agua se suman otros que se van sucediendo según Ángel y Eugenia van recorriendo la ribera del río: una central eléctrica, sonidos de la mina o conversaciones en una espicha son algunos de los paisajes sonoros que quedan registrados en El Nalón.
A partir de estas grabaciones surge un disco editado por LEA Ediciones –editorial tras la cual está Juanjo Palacios–, en el que quedan registrados sonidos y testimonios a lo largo de los 138 kilómetros del río. La edición física incluye CD, libreto con guía de audición y fotografía en papel de algodón de 320 gramos.
La utilización del sonido como elemento de identidad de un lugar, paisaje o nación es algo recurrente a lo largo de la historia de la música. Quizá el movimiento más implicado conceptualmente en este sentido fue el nacionalismo musical que se prolongó desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Por primera vez en Europa surgía la necesidad de mostrar las melodías, ritmos y armonías que definen cada país. Los compositores buscaban las raíces populares tanto en el folclore como en las leyendas y mitos tradicionales. A través de la asimilación y reinterpretación de estos principios identitarios, tamizados por el lenguaje de la música culta, surgieron obras como las de Smetana, Dvorak, Bartok o Falla, entre otros. Y este es el origen y motivo de inspiración de El Nalón: la reflexión sobre cómo se puede expresar hoy en día la identidad sonora de un lugar a partir de sus sonidos.
José Castellano es editor de LaEscena
@lemarais