Fotograma de "Los reyes del mundo"

El palmarés de la 70 edición del Festival Internacional de San Sebastián tiene un elemento en común, la apuesta por las mujeres jóvenes, tanto de las personas premiadas como de las historias que cuentan sus películas. El jurado, que iba a presidir Glenn Cloose, ha decidido apostar por nuevos valores de la cinematografía mundial. Y la primera reflexión es indicar que no hay dos sin tres, ya que por tercer año consecutivo la Concha de Oro ha recaído en una película dirigida por una mujer. La directora colombiana Laura Mora toma el testigo de la rumana Alina Grigore y la georgiana Dea Kulumbegashvili y redondea un año en el que las mujeres han copado los premios en Europa, arrancando con Carla Simón y su “Alcarrás” en Berlín hasta “All the Beauty and the Bloodshed”, el documental con el que Laura Poitras se llevó el León de Oro en Venecia.

Desde el primer pase de prensa, “Los reyes del mundo” entró en todas las quinielas, consiguiendo unanimidad entre público, crítica y finalmente jurado. Lejos del habitual distanciamiento entre jurados y críticos, la película se va de Donostia con la Concha de Oro y el Premio Feroz, otorgado por la Asociación de Informadores Cinematográficos (AICE). Laura Mora da un salto cualitativo en su cinematografía al recibir el máximo galardón, algo que ya tuvo cerca en 2017, cuando recibió la mención especial de la sección Nuevos Directores por «Matar a Jesús», una película autobiográfica basada en el asesinato de su padre en Colombia, algo que volvió a recordar en la entrega de premios.

Vuelve a rodar en su tierra con la intención de entablar un diálogo y tener la posibilidad de pensar en un mundo más justo. Por eso se convierte en una oda a la desobediencia, la amistad y la dignidad que existe en la resistencia. Y para ello recurre a cinco actores naturales, cinco chicos de la calle de Medellín que se creen reyes sin reino, sin ley y sin familia. Juntos emprenden un viaje en búsqueda de la tierra prometida, en el que el público verá un cuento subversivo a través de un clan salvaje y entrañable, que transita entre realidad y delirio. En el fondo será un viaje hacia la nada, pero en el que pasa todo.

Fotograma de «Runner»

El Jurado otorgó el Premio Especial del Jurado a «Runner», opera prima de la norteamericana Marian Mathias, por su ambición en el compromiso narrativo y su potencia.  A lo largo de 76 minutos, en los que apenas hay diálogos, la película invita al público a subirse a un oscuro y asfixiante viaje de una joven que descubre la madurez y la toma de decisiones a pelo, sin transición, motivada por enfermedad y ruina de su padre. Rodada en 16mm., con una fotografía en grises y marrones y continuos planos fijos, llevan a pensar que los personajes viven en paisajes extremos, tanto los exteriores como sus propios interiores. Por momentos recuerda las primeras películas de Terrence Malick y algunos cuadros rurales de Edward Hooper.

Tirando por la calle del medio, el Jurado premió ex aequo a Carla Quílez por su papel en “La maternal” y a Paul Kircher por su interpretación en “Le Lycéen”. A sus catorce años, la joven actriz interpreta a una joven embarazada, obligada a reescribir su vida en un centro social junto a compañeras que viven situaciones similares. El premio suena a compensación hacia Pilar Palomero y su historia sobre la fortaleza, la valentía, la superación, pero también sobre la incomunicación, el miedo y el abandono. Lo mismo ocurre con el papel de Paul Kircher, obligado a cambiar el rumbo de su vida a causa de una tragedia familiar y descubriendo en su propia piel el dolor, los traumas y las indecisiones sexuales. La película, dirigida por el prolífico Christophe Honoré, cuenta con la presencia de Juliette Binoche, presente en el certamen para recoger la Concha de Oro a su trayectoria profesional. La Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto a Renata Lerman, por su papel en “La suplente”, parece un premio de consolación a la película dirigida por su padre, más teniendo en cuenta que Alfredo Castro también estaba en el elenco de actores.

Otra mujer, Jeanne Aslan, que firma junto a Paul Saintillan la película “Fifi”, recibió el premio “Nuevos Directores” gracias a un buen guión y al casting para seleccionar a los actores que interpretan a una joven pareja, que sale de los arquetipos establecidos y dan luminosidad a la historia, algo más que necesario, por lo visto en el resto de la programación. La directora costarricense Valentina Mauriel también apostó por una historia centrada en una adolescente al rodar Tengo sueños eléctricos”. Su forma de obligar al público a decidir y evaluar, con grandes dosis de empatía sobre lo que sucederá con la joven protagonista, le llevó a ganar el premio “Horizontes Latinos” a la mejor película latinoamericana.

El Premio de la Juventud también lleva nombre femenino, María Elorza y su primer largometraje “A los libros y a las mujeres canto”, una historia documental sobre mujeres mayores que ejercen como guardianas de libros olvidados. La directora vasca reivindica la literatura como compañera de viaje, ayudando a desarrollar la imaginación en nuestra vida diaria.


Jose Antonio Vega
 es colaborador de laEscena
@joseanvega64