Serie Testa Piccola (detalle), técnica mixta/papel, 24x14 cm, 2012. FOTO: Marcial Gómez Martín, Servicio de Medios Audiovisuales de la Universidad de Oviedo

En El papel del papel se reúne una selección de obras ligadas a la importancia de este material, como soporte y como ingrediente formal, en la configuración del trabajo de Elías García Benavides. Las circunstancias del confinamiento impiden un disfrute en directo de esta excelente exposición; por ello, aprovecho la oportunidad para difundir, a través de LaEscena, algunas imágenes y reflexiones que despierta esta exposición. Desde hace tiempo observo su amor por el papel, su rigor en la selección e integración de este material en su trabajo y, cómo en el entorno de la galería Alfara, en Oviedo, un espacio referente en la apuesta por la obra gráfica, es donde -junto a Dulce Pérez, Directora de la galería-, ha venido desarrollando proyectos personales unidos al papel. Entre ellos, destaca Elías G.Benavides. Obra sobre Papel, de 2016, donde ya pudimos advertir sus profundos conocimientos sobre este material y las infinitas posibilidades que consigue extraer de él. También en su última muestra de 2019, Huella de agua, en el museo Evaristo Valle de Gijón, se apreciaba esa devoción hacia el papel con la presencia de libros de artista, collages y grabados que, de alguna manera, venían a complementar, con una mirada más íntima y cercana, los cuadros de gran formato.

La muestra actual evidencia cómo el papel ha acompañado siempre la creación artística de Elías García Benavides, mantiene un criterio cronológico que se inicia con piezas de los años 90 pertenecientes a las series Testa y Fiore (imágenes 1-2). Trabajos de un estilo informal muy personal, que aún conservan restos de una desdibujada figuración y en los que están presentes aspectos que caracterizarán su obra posterior, como el gesto contenido y un cromatismo suave que llena su obra de poesía. Las pinturas se presentan agrupadas por series y por épocas y, con una mirada del conjunto (imagen 3), se advierte un trabajo compacto y homogéneo, fruto de una lenta y progresiva transformación del proceso que observamos de cerca.

En la mayor parte de estas obras, como en Arrivo y Tempesta (imágenes 4-5), una “línea del horizonte” divide la superficie pictórica en dos mundos que se distancian de cualquier referente natural y que contienen claras connotaciones emocionales. Son lugares que solo el arte puede llegar a ofrecer, desde esa fértil libertad que posee la creación plástica se puede acceder a lugares recónditos de nuestro interior. La pintura se transforma, entonces, en un pretexto, un vasto abismo que abre en cada espectador un sinfín de posibilidades que cada cual enlaza con sus propios mundos, con la música, con un íntimo paisaje o un poema retenido en la memoria.

Vista de la exposición. FOTO: Marcial Gómez Martín, Servicio de Medios Audiovisuales de la Universidad de Oviedo

Si hay un aspecto destacable, que muestra la coherencia en su pintura, es el diálogo entre artista y materia; su relación con el papel, alma y cuerpo de muchos de sus trabajos, es evidente en obras como Finale o Novembre (imágenes 6-7), pero también con las distintas técnicas pictóricas -acrílico, pastel y acuarela- que conoce a la perfección e incorpora en un equilibrio entre el espesor de una materia sedimentada y un gesto ligero y fluido. Es en esta mesura donde se halla la esencia de su obra, que conecta con lo telúrico y primigenio, con lo volcánico y lo orgánico.

Destacan una serie de pinturas de formato singular (imagen 8), son algunos de los últimos trabajos que el artista realizó durante los días más duros del confinamiento, un arco de medio punto acoge y cierra las composiciones incorporando una lectura espiritual que acentúa la poética y la sensibilidad a flor de piel en un creador que habla desde lo más hondo; títulos como Montaña dorada, Verso al mare y, especialmente Nuvole (imágenes 9-10), son obras que envuelven al espectador, desprenden un aura casi mística.

Las obras que aparecen en las vitrinas (imágenes 11-12) no van a la zaga en cuanto su capacidad de estímulo y belleza, se trata de ediciones de libros de artista que denotan su conocimiento en el tratamiento del papel, desde su elaboración, hasta el proceso de configuración de cada pieza, con una gran variedad de formatos y diseños. En una de ellas se muestra las ediciones dedicadas al poeta y amigo Antonio Gamoneda, fuente de inspiración para tantos creadores plásticos. En el año 2005, tuvo lugar en el palacio de Revillagigedo de Gijón una importante exposición dedicada a Elías García Benavides, contó con un excelente catálogo que recogía “Entrar en materia”, texto imprescindible del crítico Fernando Castro Flórez; pero también con el bello poema “Hablo con Elías” que Gamoneda dedica a nuestro artista; nada mejor que una de sus estrofas para agradecer a Elías García Benavides su personal, sensible y poética aportación al arte:

Veo países abrasados por el descenso del crepúsculo
Y amenazados por banderas cárdenas;
Veo las grandes hogueras añadidas a los espacios de la eternidad
Y, finalmente, advierto la pulsación de tus manos y los estambres de tu corazón.


«El papel del papel»

Elías García Benavides
Sala de exposiciones del edificio histórico de la Universidad de Oviedo
Hasta el 22 de noviembre


Santiago Martínez
 es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es