"En busca de la paz", acrílico y tinta china sobre lienzo, 50x60 cm.

“El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”
Thomas Carlyle

Esta es una de las citas que Klára Konkoly-Thege recordó en la inauguración de su exposición “En Busca de la Paz” el pasado 14 de febrero en Decero Creativo de Marta Fermín.

La creadora habló con una profunda emoción, desde una autenticidad que nos acerca a sus últimas creaciones, una serie de cuadros de diversos formatos realizados con acrílico y tinta en los que muestra una personalísima manera de trabajar la línea y la mancha con el pincel; cada obra es un remanso para la contemplación y un soplo de aire fresco, un lugar para detenerse algo más que un instante. Se advierte en ellas cada pulsión y cada gesto. Cuadros que son un mundo en sí, fragmentos de experiencia vital que se corresponden con el título que ha querido dar a la muestra: “En busca de la paz”.

He contemplado en alguna ocasión trabajos anteriores de Klára Konkoly-Thege, sus retratos, directos y psicológicos, realizados con pocos y firmes trazos; sus paisajes serenos, dominados por una monocromía de tenue color en que las delicadas formas vegetales, hojas, ramas y troncos, envueltas en pigmento blanco, recuerdan los paisajes de Camille Corot en los que todo lo ocupa la luz.

En esta ocasión sus cuadros parten de una naturaleza viva pero, sobre todo vivida, que la artista, a través de una personalidad técnica nacida de su amor por la tinta china y los grandes pinceles japoneses, transforma en una pintura esencial que desdibuja las formas hasta llevarlas al límite de la abstracción pura.

Cuando el arte manifiesta tal intensidad, cuando la emoción y la sensibilidad se transfieren al lienzo, sólo entonces es cuando estamos ante “algo bueno”, lejos de estridencias, fuera de contaminaciones estéticas sin sentido. Ante pinturas nacidas de la generosidad y la verdad, un arte para la sanación que cobra su sentido cuando advertimos el interés de su creadora por todo lo que tiene que ver con las fuerzas primigenias de la naturaleza, con la energía contenida en ella y que está a punto de ser desvelada. Resulta interesante escucharla cuando habla de sus orígenes húngaros, de unas raíces que enlazan con el Cáucaso y se pierden en el Lejano Oriente y, dejando nuestra imaginación volar, se podría traducir en una herencia estética que recorre sus venas hasta una pintura nutrida por la filosofía taoísta -que conocemos como sumi-e- y en la que la contemplación y la espontaneidad del trazo de tinta invitan a la meditación.

Klára Konkoly-Thege se refirió a una bella reflexión de Annie Le Brun: “hasta hace poco, los hombres podían darse la vuelta, volverse a sí mismos y reflexionar. El arte nacía, en cierta manera, de estos momentos de reflexión…”, se trata de una invitación para acercarnos a sus pinturas que, ajenas a presiones y éxitos del momento, nos hablan desde el más elocuente de los silencios.

“En Busca de la paz”. Tintas
Klára Konkoly-Thege
Decero, Espacio Creativo
Calle Martínez Vigil 8, bajo, Oviedo
Hasta el 11 de marzo


Santiago Martínez
 es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es