Alberto García-Alix presentando su libro MOTO / FOTO: QUIQUE PERELÉTEGUI

Nublado y Noviembre en Gijón; no sé si habrá llegado la ola perfecta que esperan esos hombres de negro flotando siempre demasiado lejos de la arena, pero tierra adentro no lejos de esta playa se han celebrado un año más los Encuentros Fotográficos de Gijón.

Catorce años ya, catorce veces encontrándose, reencontrándose los más grandes de la fotografía entre abrazos, fiesta de exposiciones, grupos ilusionados de amateurs (¡y quién no es un amateur!), conferencias inolvidables que nunca podrán decir del todo lo que dicen las fotos, libros como tesoros, talentos nuevos… y amistad cada año por las calles de Gijón.

Aurora Vigil-Escalera ha llenado las paredes de su galería con las imágenes delicadas y bellas de Chema Madoz, tan poéticas, inmortales, certeras, reales e irreales como sólo a veces son los sueños.

Alberto García Alix, José María Mellado y Miguel Oriola llevan media vida transformándose y uno casi quiere que el tiempo pase rápido para tener el placer de devorar el siguiente capítulo de su metamorfosis.

El maestro García Alix nos ha traído Moto, su nuevo libro amorosamente editado. Él dice que pidió su primera cámara sólo para poder retratar las motos, ver a Alberto es ver una moto, pensar en moto, oler a moto… pero fotografiar siempre es fotografiarse y el Alberto García Alix de ahora las mira menos con la atracción instintiva del amante y más con la sabiduría introspectiva de un poeta de la abstracción y un entomólogo de la belleza. Alberto García Alix nos ha resumido a lo grande las motos en un libro, como quien se resume.

José María Mellado ha colgado su Closer en las salas alegres del Museo Barjola y uno viaja sin querer con él a sus lugares, a sus momentos exactos, a sus luces… algo así como en una catedral gótica viajamos al pasado inevitablemente. En la amable Universidad Laboral dio también su clase magistral y presentó su libro Cuba. Hay un Mellado igual pero distinto, más suave, más cercano, más luminoso y quieto, más grande.

Miguel Oriola se agita en su silla frente al personal, bracea, provoca, gesticula sin límite mientras cuenta el porqué de las cosas. Sus fotos también se agitan, gesticulan, evocan, provocan. Nos tiene dicho que él no es ni somos ninguno artistas sino putos fotógrafos y hay una verdad en ello, hay un instante irrepetible en fotografiar, una esencia en la acción automática instintiva que nos describe sin artificio. A veces se tarda una vida entera en comprender lo que Miguel Oriola asimiló hace mucho tiempo de los fotógrafos japoneses que lo entendieron hace ya decenios. Miguel Oriola dice que él es japonés. Pero es un artista.

El bueno de Luis Vioque nos enseñó sus fotos panorámicas de paisajes naturales… y de Madrid como un inquietante paisaje despoblado.

Estos EFG´17 han sorprendido por mostrar sin premeditación que al fin tenemos un ejército de fotógrafas creciendo en España. Y el mejor momento llegará y será aquel en el que no sea noticia.

La comisaria Zara Fernández de Moya ha traído al Barjola Miradas Paralelas, un asombroso emparejamiento de seis fotógrafas españolas con seis iraníes que sin conocerse siquiera habían hecho fotografías de inesperado paralelismo. Soledad Córdoba y Shadi Gadirian; Cristina García Rodero y Hengameh Golestan; Amparo Garrido y Rana Javadi; Isabel Muñoz y Gohar Dashti; Mayte Vieta y Ghazaleh Hedayah; María Zarazúa y Newsha Tavakolian.

Neus Solá, ganadora de la Beca Nuevos Talentos ha colgado también su obra Poupees en el Museo Barjola. Mercedes Menéndez en el Centro de La Arena. Y desde el CFC Bilbao, Ricky Dávila ha sumado una selección de cinco fotógrafas con sus proyecciones: María Hernández (Jardín Salvaje), Teresa del Romero (El pequeño fantasma se puso triste), Leticia Varela (Claustrum), Helena Goñi (Tell me how close we are to a riot), Inma Barrio (Kàtharsis).

Soledad Córdoba nos ha contado sus fotos con estructura, con argumentos e inteligencia. Hay una dulzura ingenua, tierna, frágil y muy hermosa en sus fotos conviviendo con la tenaz y filosófica clarividencia con la que parecen diseccionar su ser, su existencia y hasta su futuro. Y uno cree a veces que sus propias imágenes, tan proyectadas y profundas, ya no le pertenecen y, como sus preciosos dibujos, la protegerán siempre -con magia inexplicable- de todo sufrimiento. Y a nosotros también.

Deliciosas también las exposiciones de Ana Palacios (Albino) y de Paula Anta (Rêver le noir, rêver une absence) en la Iglesia de La Laboral. Allí inauguraron en este 2017 los Encuentros Esther Maestre, directora y alma de los EFG, con dos de los grandes en labor de comisarios y maestros, sus queridos y generosos Pablo Juliá y Chema Conesa.

Ya queda menos para EFG´18.


Enrique Perelétegui

Fotógrafo y Colaborador de los Encuentros Fotográficos de Gijón
enriquepereletegui@gmail.com