Mi palabra favorita es «casa».
Refugio contra la tormenta, raíz, familia, espacio privado.
Puede ser que nadando en el mar de Calella de Palafrugell te reconozcas, te sientas en casa.
Puede ser que la voz sea un mar, que cantar sea una casa.
Granada y ahora Domus son colecciones de canciones, pura heterogeneidad. Distintas frutas silvestres recogidas como por azar. Y que sin embargo forman una unidad, se engarzan como un collar, dicen una historia. Viven bajo el mismo techo de una voz.
Hay algo lorquiano en esa voz. Domus es una tragedia lorquiana también, tan española: el desahucio, los desheredados. Y en medio de esa tragedia puede estallar una canción en su alegría: suenan los niños en Ai, ai, ai y te das cuenta que la voz es esa casa que resiste, ese mar que acoge.
Silvia Pérez Cruz actúa en el Centro Niemeyer el 14 de mayo a las 20:30 horas.
Pablo García es ilustrador