Con la distancia oportuna del calor de la polémica, LaEscena retoma el delicado futuro de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial tras el anuncio del cierre parcial y los problemas presupuestarios. Les hemos preguntado a once artistas, críticos y personas del mundo de la cultura cómo afectará este repliegue de la actividad al centro, qué recorrido se espera a medio plazo y qué soluciones aportan para salvar LABoral.
Santiago Martínez, profesor de Historia del Arte, considera que el repliegue de actividades en Laboral hará que “pierda peso en el panorama artístico asturiano”, aunque confía en que “sirva para concentrar presupuesto, seleccionar actividades y mejorar el enfoque”. Admite que uno de los problemas principales del centro es el equilibrio “entre las actuaciones, proyectos y orientación de LABoral Centro de Arte y la demanda social más cercana” y desea que se consiga “una armonía”.
Recuerda cómo en etapas anteriores se intentó buscar conexiones con el mundo formativo (con la Escuela de Arte en su caso) y cómo aquello se truncó. Rescata una conversación que él mismo mantuvo con el ex-director Benjamin Weil, justo en el momento de su fichaje por el Centro Botín de Santander: “me comentó que si no tenemos una población sensible al arte y tecnología que se propone desde LABORAL y no tenemos mucho dinero para respaldar y potenciar ese tipo de proyectos, está claro que habrá que cambiar de método, de estrategias y objetivo”.
Sin formación y sensibilización sobre el hecho artístico no lograremos interesar a la ciudadanía
En cuanto al diagnóstico y las soluciones, Santiago Martínez diferencia entre causas endógenas y exógenas y pide una solución global a través de la Educación: “LABoral nace como un proyecto excesivo, entendiendo este exceso dentro del propio contexto en el que se crea, nuestra región, pues no se ha sabido o querido ver la realidad de nuestro entorno educativo, cultural y artístico, con muchas limitaciones. Se pensó que LABoral vendría a suplir o enmascarar esas limitaciones. Y eso, sólo se podría seguir enmascarando con mucho dinero, que tampoco hay. Como causas exógenas, hay bastantes agentes artísticos del mundo del arte contemporáneo bastante reacios por la falta de consideración hacia ellos, y agentes políticos que actúan por limitaciones y desconocimiento, pero la clave del fracaso está en la respuesta del entorno cercano, la ciudadanía, que no ha sido muy positiva. Las soluciones, muchas, confluyen en lo mismo, en la Educación. Es sabido que sin formación y sensibilización sobre el hecho artístico, sin una Facultad de Bellas Artes u otros mecanismos que refuercen nuestra formación artística, se llenarán muchos campos de fútbol, pero nunca conseguiremos interesar a la ciudadanía por proyectos de arte actual que, siendo buenos, seguirán resultado fallidos».
Podría haber sido un buen lugar para centralizar los estudios artísticos en Asturias
La profesora universitaria Carmen González resume en un párrafo su visión de los problemas del centro: “Tener el centro cerrado buena parte de la semana hará que se pierda, aun más si cabe, el hábito de visitarlo y quede totalmente fuera de los planes de ocio cultural. Es muy notable la pérdida de atractivo para el público y la falta de interés por sus actividades, que no se ha reorientado con los sucesivos cambios de dirección. Sin embargo algunas actividades puntuales como mercadillos o talleres sí han conseguido atraer público, lo que puede indicar que la actividad de Laboral, dado el enorme espacio con el que cuenta, podría haberse diversificado mucho más, conjugando la formación en muy diferentes niveles, la investigación artística, la producción y la difusión y aprovechando una posible conexión interdisciplinar con todos los centros del entorno incluida la Universidad de Oviedo. Siempre he pensado que las instalaciones de Laboral podrían haber sido un buen lugar para centralizar los estudios artísticos de Asturias, aunque sé que esta opinión no es muy compartida y de hecho se va a construir otro espacio diferenciado para los estudios de restauración”.
Los artistas visuales lxlxl (Rodolfo García y María Muñiz) ven en el problema de LABoral un reflejo de otro más profundo que afecta a toda Asturias: “está muy cerrada en sí misma, es muy reactiva a cualquier propuesta de transformación, especialmente en aquellas iniciativas que se mueven en el intangible y esa es la clave de nuestra deriva”. En ese escenario, sostienen “no resulta realista generar un proyecto con las aspiraciones de LABoral, en un contexto que no favorece el desarrollo de nuevas iniciativas, sin apoyo social para cualquier planteamiento vanguardista, una mínima estructura de cohesión entre creadores y artistas, empresa, universidad, espíritu de critica constructiva, ni verdadero interés político en adaptarse a los nuevos tiempos”. En la compleja realidad de LABoral destacan la carencia de “una estrategia definida que permita comprender su significado” y “una estructura organizativa adecuada”. Así, razonan, es difícil que la comunidad artística plantee nada más que acciones concretas, y en cuanto a su apariencia, “pese a que consume en su práctica totalidad dinero público, no se sabe si es una fundación pública o privada”, lo que permite “utilizar el patronato como instrumento soberano, pero al servicio efectivo de los vaivenes políticos”.
Tiene que ser un catalizador de la transformación digital y tecnológica en la sociedad
“Todo esta situación”, exponen, “resta credibilidad y recursos, decae su capacidad y el apoyo desaparece. No hay que olvidar que la actividad de LABoral juega en los límites de la innovación, la creación, el arte y el conocimiento. Debería ser un instrumento vivo y mutable que sin la capacidad de atraer talento e iniciativas, alianzas y recursos, y sin credibilidad e impacto, es muy difícil que tenga sentido alguno”.
En las soluciones al centro, Rodolfo García y María Muñiz reclaman atención para la parte de Creación Industrial, olvidada en estas polémicas, y al papel que puede jugar ante el reto crítico global de la transformación digital y tecnológica: “Se debe recuperar el potencial como instrumento transformador con la sostenibilidad como objetivo, que sea un catalizador de la nueva sociedad que viene. Hay que transferir esos avances a la sociedad, educar desde la tecnología, la experimentación y, sobre todo, desde la creación en un sentido holístico. Debería definirse una propuesta clara, con una estrategia sólida y unos perfiles profesionales adecuados. Con unos objetivos con los que se puede trabajar desde la ilusión para atraer el talento necesario para explorar oportunidades y desarrollar un ecosistema propio. Esto precisa inversión, compromisos serios y un plan sólido. La colaboración publico privada es posible trabajando en resolver retos reales de la sociedad asturiana que deben diseñarse bajo un marco de entendimiento y colaboración, como se demuestra en otros países”.
El artista Fernando Gutiérrez juzga la decisión del cierre temporal un error del que el centro sale dañado: “Es un repliegue, precedido por muchos otros, dentro de una actividad continua de desmantelamiento del recurso con mayor proyección internacional que tenemos y la iniciativa cultural más valorada de Asturias por profesionales del sector. Me parece totalmente nocivo que cierre sus puertas aunque solo sea unos meses al año. Es un desperdicio del trabajo y del esfuerzo que se ha realizado todos estos años”. Admite que el proyecto es “mejorable” y que parece “inevitable repensar el de LABoral». “Es el momento de revisar los errores y aprender de ellos. Requiere un gran esfuerzo por parte de todos, pero sobre todo necesitamos complicidad política, compromiso de los responsables políticos para ajustarlo a la situación actual, sin asfixiar el proyecto, ni cambiar sustancialmente su identidad. Se trata de reforzarlo, apoyarlo y tener confianza en él, porque es un proyecto singular que, bien gestionado, tiene todavía mucho potencial”.
Es un proyecto singular que, bien gestionado, tiene todavía mucho potencial
Javier Ávila, maestro de Plástica, contempla el nuevo proceso de LABoral como “un paso más en la deriva del Centro desde su apertura”, sin detectar «un deseo imperioso por parte de los responsables de salvar a la criatura» ni a los agentes culturales “saliendo con la pancarta y poniéndose delante de la Junta del Principado”. Al revés, recuerda que muchos se preocuparon de “echar tierra encima” al proyecto nada más que aterrizó, convirtiéndose el debate, ironiza, “en una defensa a ultranza del qué hay de lo mío”. Entre las soluciones, reclama redimensionar el espacio: “Talleres y Zonas de Producción no requieren de espacios faraónico, visto que los Proyectos Expositivos son cada vez menores. Hay que pensar que centrar la actividad, por ejemplo en arte en la red, que es fantástico, no necesita de una sala de tres millones de metros cuadrados para su exposición, con un ordenador y una silla es suficiente. Lo que hay que redefinir es qué se hace con esas producciones, cómo llegan al público, y ahí es donde quizás habría que realizar un profundo análisis de situación, dotar de una vez por todas al LABoral de un proyecto discursivo de qué se pretende hacer, algo de lo que ha carecido desde su nacimiento. Soluciones yo no tengo, bueno sí, que otorguen un presupuesto como es debido, que pongan un poco de orden de quién es quién allí arriba, que hagan borrón y cuenta nueva y decidan desde el principio qué se pretende. También orientar los resultados de las producciones realizadas a intervenciones en espacios de la ciudad, entender la ciudad como campo de experimentación y convertirla en el espacio expositivo, como modo de dar visibilidad a todo ese trabajo
Hay que dotar de una vez por todas a LABoral de un proyecto discursivo de qué se pretende hacer, algo de lo que ha carecido desde su nacimiento
Román Torre, artista e investigador, lamenta que al personal que queda en el centro le tocará “intentar resolver y apagar fuegos en las condiciones más precarias, con los servicios de comunicación externalizados, sin documentación, apenas mantenimiento y con empresas que aportan dinero que se van”. Añade, además, el deterioro del centro, “muchas salas cerradas o vacías, goteras, inundaciones, falta de material, etc.”, denuncia que no se conozcan datos reales de la situación actual y reclama respuestas y responsabilidades:
“Ni siquiera algunos que voceaban estos días atrás se correspondían con la realidad, como lo de que ya estaban todos los juicios con sus trabajadores listos para sentencia y con ellos las indemnizaciones correspondientes que en teoría se restarían del presupuesto global del centro. Este argumento es igualmente resulta intolerable, porque viene a sugerir entre otras cosas, que la culpa del estado económico del proyecto tiene que ver con que los trabajadores reclamaron su derecho legítimo a estar de acuerdo con la legalidad. Es simplemente patético. El viceconsejero Vicente Domínguez debería responder al menos y aclarar intenciones. Supongo que también su gerente, Lucía García, porque lleva ahí casi desde que nació el centro, viendo como entran y salen directores y trabajadores y parece que no va con el puesto la situación. Alguien tiene la responsabilidad y debería asumirla pero juegan con la baza de la desunión, la dispersión de la comunidad y el silencio precavido de los pocos trabajadores que quedan. Saben que apenas les queda masa critica que se atreva a luchar por el centro y basan toda su estrategia en el silencio. Triste pero cierto”.
Después de haber estado el pasado verano trabajando en el centro como parte del equipo ganador de la beca Next Things que ofrece LABoral y Telefónica I+D, Román Torre propone algunas medidas urgentes y pasos claros:
Hay que asumir responsabilidades, deshacer el patronato títere y pasar a la autogestión
“Ofrecer datos transparentes del estado y necesidades del centro, actual situación y planteamiento a corto plazo. ¿Hay alguna responsabilidad que depurar?, ¿podemos revertir parte de la situación, mientras repensamos? Después, deshacer el patronato títere, desburocratizar las relaciones y los procesos presupuestarios para hacer una llamada a la comunidad artística y ciudadana Asturiana para invitar a participar, construir y apostar, repensando las líneas, el espacio y sus alternativas, respetando las líneas principales del centro que ya funcionan, así cómo ciertos servicios que también funcionan (sobre todo el FABlab). No podemos hablar del espacio como un impedimento, hay de sobra. La autogestión de antiguas fabricas en comunidades creativas en muchas ocasiones se hacen sin ni siquiera ayuda del ayuntamiento y con equipos de gente muy reducidos. Europa está repleta de ejemplos parecidos funcionando. Se habla en todo momento de institución, pero ¿qué peso puede tener una institución sin gente interesada que haga vida en ella, más allí de sus propios trabajadores e invitados?”.
Todo ello le lleva a concluir que “esos espacios de gestión y uso se libren del control entrometido de la administración y bajo convocatoria pública se pase a la autogestión. El espacio para quien lo trabaje, que paguen la luz y el agua y el mantenimiento básico, ya se buscará la vida quien lo use y lo aprecie”.
El planteamiento es muy parecido al que hace Adrián Cuervo, artista visual, investigador y doctor por la UCM especializado en performance visual e instalaciones artísticas con tecnología. “Si se quiere salvar LABoral”, expone, “debe pasarse inexorablemente por la apertura del espacio a los creadores, que son los que generan contenido y actividad”. Para lograrlo propone ”un cambio de planteamiento, una reapropiación del espacio consentida y propiciada por el centro”:
“LABoral debe dejar de ser un espacio donde ir a observar y ser un espacio abierto a los creadores, donde organizar espacios de trabajo –mesas y sillas, no hace falta más, sin reformas– donde poder reunirse y compartir conocimiento, ideas y producir juntos. Un lugar de encuentro donde la semana posterior a un taller exista una continuidad en el proceso de producción, donde los participantes de aquel taller queden por su cuenta –sin cita previa, sin autorización y supervisión, no es necesario, sobra el embudo de la burocracia– para desarrollar el proyecto que se germinó la semana anterior. Donde uno ayude a un amigo a reprogramar el código de una instalación interactiva y mientras tanto otro aprenda cómo hacerlo. Para eso no hace falta llamar a un curator, pagar viajes, estancias ni seguros, hacen falta 20 sillas, 3 mesas largas y una máquina de café. Donde se documente lo investigado y programado en una wiki pública y un creador en Chile o en Japón tenga acceso a ello, lo modifique y lo devuelva a la comunidad. Una wiki cuesta cero euros y tiene repercusión internacional. No debemos olvidarnos de que hablamos principalmente de creación artística tecnológica, donde casi todo se hace con el mismo ordenador que usamos para mirar Facebook. Resulta sorprendente descubrir las producciones que han salido de un sótano con este equipamiento en otras instituciones, y con presupuestos ridículos. Un espacio donde se comparta, se transmita conocimiento mientras se produce, donde otros puedan unirse, aprender, compartir y generar en común. La palabra clave es en común. Y no es algo nuevo, está muy explorado y desarrollado, no estaríamos inventando nada. Hubo un intento esperanzador en esta dirección, pero duró menos de un año por otras cuestiones que no vienen al caso”.
Juntas gente y pasan cosas; aquí no hace falta un curator, pagar viajes, estancias ni seguros, hacen falta 20 sillas, 3 mesas largas y una máquina de café
Adrián Cuervo es firme en su propuesta: “LABoral será una nueva LABoral que rompa con lo anterior, o no será. Debemos desterrar de una vez la falacia del continuismo, esa que insiste en que LABoral debe perpetuarse con su esencia y su espíritu, sea como sea. Ese tiempo ya pasó, esa estrategia ya fracasó, no hay dinero para mantener esa línea, y nadie se atreve a decirlo en alto. No funcionó”.
La receta, insiste, pasa por el “juntas gente y pasan cosas”: “Y funciona, la ratio de rendimiento de producción al abrir el espacio crece exponencialmente, sin apenas incremento de inversión económica. Algunos nos movemos por la pasión a la creación, sin interés económico, y eso genera actividad en el centro sin apenas costes. Aunque a algunos gestores les sorprenda, muchos hacemos esto de forma desinteresada, por la cultura colectiva. Reuniones para hacer código libre, organizar un hackaton, o un grupo de trabajo donde nos juntemos diseñadores, periodistas y programadores para hacer periodismo de datos, o uno donde estudiantes de ingeniería de la Universidad de Oviedo se junten con diseñadores de interfaces para investigar sobre nuevos sistemas de control de drones (los drones, una línea de investigación abierta en LABoral que se abandonó con el despido del responsable del Fab Lab). Es tan viable, lo he visto tantas veces en otros centros, que lo realmente sorprendente es que LABoral no haya sabido catalizar este potencial. Creo que sencillamente nunca hubo ese interés, ahora las circunstancias fuerzan un posible giro en esta dirección”.
El artista plátisco Adolfo Manzano reclama un enfoque más ajustado a la realidad regional si se quiere salvar el espacio: “Creo que el proyecto de LABoral Centro de Arte no nació con el afán de cubrir la necesaria vertebración de las artes plásticas en Asturies. Muy al contrario, lo hizo con la de que fuera la sociedad y las personas relacionadas con las artes plásticas, las que deberían adecuarse a su proyecto. Esto no sucedió y hoy Laboral languidece sin querer reconocer que el proyecto surgido con vocación internacional, no tiene arraigo ni dentro ni dentro ni fuera de nuestro territorio. Por todo ello, el actual repliegue, es la constatación de que este modelo de centro de arte no es el que esta comunidad autónoma necesita ni demanda. Como consecuencia de esto, intuyo que el cierre definitivo será inevitable a menos de que se haga un análisis riguroso y se de un nuevo enfoque más ajustado a la realidad de nuestra comunidad. Laboral Centro de Arte, debería estar abierto al arte contemporáneo en sus diferentes formas de expresión, sean estas, desde el punto de vista tecnológico, más nuevas o viejas, ya que la técnica está al servicio de la expresión y no debe ser esta el único criterio sobre el que deba construirse un proyecto para el arte y la sociedad contemporánea.
El cierre definitivo será inevitable a menos de que se dé un enfoque más ajustado a la realidad asturiana
El Dr. Pablo de Soto, arquitecto y artista, investigador asociado aI Instituto de Interactividad y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Umeå (Suecia), muestra su “tremenda preocupación” por el cierre temporal que siente “como una probeta con la que Presidencia y Viceconsejería de Cultura van a tantear cual es la resistencia que habría a un cierre definitivo”. Entre las razones para evitarlo cita el hecho de que LABoral lidera proyectos internacionales multianuales con financiación de la EU y es “el principal espacio de producción artística/tecnológica en la región”.
Si Gijón aportara a LABoral la mitad de lo que Avilés al Niemeyer sería suficiente para contratar a un nuevo responsable de educación, aumentar la plantilla de trabajadores y volver a abrir todo el año
Entre las soluciones, apunta un mayor compromiso por parte de la administración local: “El apoyo del Ayuntamiento de Gijón a LABoral debe superar con creces la exigua partida anual de 20.000 euros, un 0,0065% del presupuesto total. Conviene recordar que el presupuesto del consistorio aprobado para 2017 es de 310 millones de euros, casi 14 millones más que el de 2015. El presupuesto del Ayto. de Avilés no llega a 66 millones y contribuye con 300.000 euros al Centro Niemeyer. Esto es un 0,46% del presupuesto. Estamos hablando de un apoyo del Ayto. de Avilés al Niemeyer 70 veces mayor que el de Gijón a LABoral. Con una aportación municipal a LABoral para 2018 en el orden de la mitad que lo que relativamente Avilés aporta al Niemeyer, sería suficiente para contratar a un nuevo responsable de educación, aumentar la plantilla de trabajadores y volver a abrir todo el año, dando una oportunidad a la actual directora para que desarrolle el programa de actividades por el que fue elegida”.
Juanjo Palacios, artista sonoro, conoce bien el centro. Lleva años trabajando con ellos y plantea uno de los puntos de vista más optimistas dentro de la situación de crisis actual. “Cerrar al público LABoral durante dos meses, a los que se sumará un tercer mes después del verano, va a debilitar todavía más este proyecto. El hecho de que este cerrada al publico en general no ayudará a captar nuevos visitantes y usuarios, ni a la imagen hacía fuera que se da de un centro que lleva todos estos años siendo un referente a nivel nacional e internacional. Y si a esto le sumamos la imposibilidad de empezar a desarrollar el programa de actividades que ha diseñado Karin Ohlenschläger para este año y los tres siguientes, las expectativas no son nada halagüeñas. Sin embargo, llevo desde 2009 siendo colaborador de LABoral, la he visto pasar por varios momentos difíciles y de todos ellos ha salido. La situación por la que atraviesa en la actualidad es muy compleja, son muchos los frentes abiertos (financiación, denuncias de ex-trabajadores, incomprensión de lo que se hace allí, artistas asturianos que no se sienten reconocidos, etc.), pero quiero ser optimista y pensar que se va a encontrar la manera de continuar con un proyecto que no se puede abandonar después de todo lo invertido y conseguido. Entre las soluciones, reclama “voluntad política” y “que la sociedad asturiana tenga claro qué papel quiere que desempeñe la cultura en Asturias. Hay que cambiar esta dinámica de menosprecio hacia la cultura que tienen nuestros dirigentes, al mismo tiempo que buscamos nuevas estrategias para convencer a los ciudadanos de que el arte nos hace más humanos, más críticos, más libres… Si conseguimos esto, estoy seguro que la financiación llegará”.
LABoral ha pasado por momentos difíciles y de todos ha salido. La situación ahora es muy compleja, pero quiero pensar que va a continuar, no se puede abandonar después de todo lo invertido y conseguido
Ángel González y Eugenia Tejón (Mind Revolution) también son artistas sonoros y resumen su visión del problema de forma muy sintética: “Creemos que el actual repliegue de actividades en LABoral no es positivo para nadie, ni para la institución ni para los artistas. Se han cancelado varías actividades y se han paralizado proyectos; no se ve una apuesta clara de futuro. Las autoridades y los patronos deberían apoyar de forma clara las líneas marcadas por la nueva directora, a quien ellos mismos eligieron hace solamente unos meses con un proyecto para varios años. Si no hay ese respaldo, el cierre definitivo parece inmediato”.