Javi Guerrero: «Hay mucho lirismo en mi obra, aunque me hayan colgado el cartel de escatológico»

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Javi Guerrero sonríe abiertamente mientras me cuenta que si tecleas su nombre en Google, es él quien aparece como segundo resultado de la búsqueda. Lo he comprobado y no miente. El primero de la lista es un ex-futbtolista del Athletic de Bilbao que ya está retirado, así que supongo que no sería nada extraño que dentro de unos pocos meses, si repitiésemos la búsqueda, apareciese como primera entrada, porque no para de editar obra, sobre todo pequeños fanzines, libros y cómics. Su último cómic, “Dolce Pensare Niente”, es una obra marcadamente autobiográfica pensada para ser entregada por tomos. Hablamos con Javi Guerrero cuando está a punto de sacar la segunda parte de Dolce Pensare Niente: ‘El Beso’.

¿Cómo surgió la idea de hacer Dolce Pensare Niente?
Surgió precisamente a raíz de cierto día que me invitásteis a un mercadillo en Toma 3. Entonces no tenía material nuevo para presentar y me planteé auto-editar algo de forma rápida y sencilla. Hice una especie de pequeño fanzine en el que contaba mi experiencia con una coloneoscopia que tuve que hacerme el pasado verano. Lo llamé también Dolce Pensare Niente y me pareció muy divertido. La respuesta de la gente fue muy buena, hizo mucha gracia; entonces pensé en seguir con ese tono narrativo ligero, nada espeso, fijándome en dibujantes como Juanjo Saez o Álvarez Rabo, que utilizan dibujos relativamente sencillos con personajes sin ojos y viñetas sin encuadre, algo que ayuda a que todo sea mucho más rápido y ágil, y apoyándome en experiencias autobiográficas, por decirlo así.

¿Por qué algo tan autobiográfico precisamente ahora?
Supongo que llevaba tiempo con ganas de hacer algo autobiográfico huyendo de personajes y alter-egos. Cuando vivía en Navelgas me sucedían cosas muy marcianas que me parecían un buen material para utilizar. Algunas las apuntaba, con otras hacía cómics… Después, supongo que por pudor, solía utilizar personajes como Mariano (del cómic “Mi Mariano es un Ángel”)… Pero ya desde 2007 iba subiendo textos al blog que se pueden llamar autobiograficos. Hay un momento en el que dejo de utilizar personajes, pero no es algo premeditado, surge así.

La primera parte de “Dolce Pensare Niente” es muy suave, la segunda (El Beso) ¿va en la misma línea?
Estoy de acuerdo, la primera parte es suave. Pero la segunda es muy muy bestia. Tiene mucho sexo. Más bien, tiene mucho de lo que significó descubrir la sexualidad para mi. De los primeros contactos con el Interviú que mezclaba sucesos y desnudos y generaba una química extraña en mi mente infantil, algo así como el Eros y el Tánatos. También la aparición en escena de las revistas porno, pero las de la época: llenas de pelos y sin Photoshop.

¿Por qué decidiste entregar Dolce Pensare Niente por partes?
Por varios motivos. Tengo cierta prisa por publicar, una especie de urgencia por mostrar lo que hago. Supongo que a veces esto juega en mi contra, pero tengo miedo de cansarme por el camino si espero a publicar algo más largo. Además, cuanto más extenso, todo resulta mucho más caro; si no lo entregase por partes, tendría que plantearme volver al crowfounding, una idea que ahora mismo me espanta.

¿Cuantas partes tendrá Dolce Pensare Niente?
Pues no lo sé. Diría que hasta que me apetezca. Hubo un momento en el que tuve un parón y pensé que mi vida no daba para tanto… pero luego saqué puntilla a un episodio de mi infancia, de eso que te comentaba antes del Interviú y de las revistas porno; cosas que dan para mucho. Haría un spoiler de El Beso si contase lo que está por venir a raíz de esos recuerdos, pero contestando a tu pregunta en modo autor: haré las partes que la obra me pida. Lo que no descartó es, en un futuro, juntar todas las entregas, como pasó con la obra del francés David B. “La ascensión del gran mal”, que por lo demás me parece espantosa.

Entonces, sin un final claro ¿corres el riesgo de convertir Dolce Pensare Niente en una especie de “Cuéntame” pero en cómic y de tu propia vida?.
(Se ríe) ¡Más que como Cuéntame, preferiría que se quedará en algo como ODIO (de Peter Bagge)!. La verdad es que al no existir cierto orden cronológico, no se si haré dos, cuatro o diez entregas.

¿Lees mucho cómic o en qué te inspiras?
No leo mucho cómic. Me parece un formato caro (se ríe). Veo muchas series que si que influyen en mi obra. Por ejemplo, la ausencia de hoja de cortesía en “Dolce Pensare Niente” está inspirada en esa forma que tienen de empezar las series modernas tipo HBO: tan abrupta, sin cabeceras, ni bandas sonoras: directamente al grano.

laescena_javiguerrero7Mi imagen de los dibujantes satíricos en los noventa es un poco la de unos tipos enfadados y peludos, que salían poco de casa y dibujan con avidez mientras escuchaban a La Polla Records y se ponían tiesos de cerveza barata. ¿Qué hay de cierto en ello?

(Risas) Me imagino que cualquiera que se pasaba mucho tiempo haciendo cómics encerrado en casa tenía poca vida social, aunque ese no era mi caso. No le dediqué mucho tiempo al cómic hasta los cuarenta. Gané un par de concursos de joven (entre ellos el de la Semana Negra 97) pero siempre pasé bastante de los fanzines hasta la fecha. La verdad es que no me gustaba desconocer a donde iba a parar todo ese trabajo (si es que iba a parar a algún sitio); con todo el esfuerzo que suponía hacer un fanzine y todo el dinero que tenías que invertir, no sabías muy bien para qué, ni para quién, no sabías si iba a llegar a algo… hasta que apareció Internet y todo cambió.

En qué sentido…
En todos los sentidos. Para mi fue clave. Al aparecer el blog pensé “coño, puedo enseñar lo que hago, puedo hacer lo que me da la gana, actualizar a diario, usar el anonimato si me apetece o publicar en mi nombre…”. También me sirvió para comprobar mi nivel, para compararme. Observé que había mucha mierda, que cualquiera publicaba y pensaba que estaba haciendo algo digno. Además, algo muy importante para mi, fue poder conocer a quien llegaban mis obras, a quien le gustaba y a quien no, ese tipo de interacción… ver que llegaba a personas con cierto criterio y que decían Está muy bien, y viceversa. También me ayudó, aunque supongo que suena extraño, haber sufrido un ictus, que me dio una mínima estabilidad económica, por la pensión, para poder dedicarme a lo que realmente me gusta.

El ictus o el jamacuco, como lo llamas tú…
Si. Me lo tomé como una especie de reto. Como un juego. Además, como te decía antes, está el aspecto de que me ha permitido poder dedicarme a lo que me gusta, algo que tiene mucha importancia. Verás, en la peluquería estaba un poco al límite: entraba un cliente a cortar el pelo y yo estaba dibujando y me jodía; me molestaba esa interrupción. Parecía un perro con pulgas. Entonces llegó el jamacuco. Leí mucho a Oliver Sacks y mucho sobre neurología, intenté ser positivo y valorar la oportunidad de poder dedicarme a hacer lo que me gusta.

Volviendo al tema de Internet. Es curioso, que ahora si publiques en papel…
Si, pero es un proceso más bien natural. Gracias a Internet consigues llegar a mucha gente. No es ese salto sin red de publicar por publicar que comentaba antes, o de andar picando en puertas de fanzine sin que te conozca nadie. Una vez que llegas a la gente por Internet, gracias a eso, ya puedes entrar en fanzines como TBEO o CRETINO, y también te puedes plantear invertir tiempo esfuerzo y dinero en editar algo, porque sabes que hay un público al que le interesa.

¿Cómo fueron tus inicios como dibujante?
De crío leía cosas como El Capitán Trueno y los cómics de la Marvel; siempre trasladaba a viñetas lo que me gustaba: Spiderman, La Guerra de Las Galaxias… desde siempre he hecho cómics, y no había muchos críos que hiciesen cómics durante las clases y los llevarán y repartieran.

Los artistas vinculados al underground tienden a mostrar cierto desprecio hacia la popularidad y el éxito, en tu caso noto que el discurso es más bien distinto.
Por supuesto que me interesa el éxito. Lo primero que quiero es disfrutar haciendo lo que hago, divertirme. Eso es lo primero y hay que dejarlo claro. Pero a partir de ahí me gusta llegar a la gente. Entiéndeme, tampoco me lo tomo a vida o muerte, no voy a llegar al suicidio pasivo si no tengo éxito (se ríe).

Tienes fama de escatológico, particularmente me parece un poco injusto.

Hago lo que me apetece, no se si es underground, escatológico o qué es… nunca he dicho que sea underground, ni cosas por el estilo. Lo de escatológico resulta como un enorme cartel luminoso encima de mi cabeza. Creo que hay partes muy poéticas en mi obra, muy líricas, que pueden quedar eclipsadas por el brillo de ese cartel. Es una etiqueta recurrente. A mi no me gustan las etiquetas y esta, sinceramente, la veo muy limitada. No hago solo bestialidades, ni mucho menos.

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Hay algo que me llama la atención en la obra de Javi y es la dicotomía en la temática de su obra. Su estilo es muy reconocible de por si, pero ocurre que para cuando entrega una única viñeta suele centrarse en una temática más política -como aquel impresionante dibujo del niño sirio muerto fotografiado en las playas turcas, con la leyenda “De mayor quiero ser vivo”, que particularmente me parece lo mejor que ha hecho hasta la fecha- y para sus cómics suele basarse en la cotidianidad de su propia vida, en la autobiografía.

¿Por qué prefieres la política para las viñetas y la autobiografía para el cómic?
No es una preferencia, ni nada predeterminado. Es algo que surge así. Supongo que para la temática política se me ocurren pocas veces cosas. No llegaría a poder hacer una viñeta diaria como El Roto, o creadores similares… No me interesa tanto la actualidad ni la política.

Cuando pasó lo de Zapata en Madrid, o lo de los Titiriteros, me acordé mucho de ti… ¿Tiene límites el humor negro?
Son casos muy distintos. Mira, siempre utilizo la tira de Caramba cómics, “Los límites del humor” para responder a esta pregunta (recomiendo que la busquéis)… Eso si, si estás enrocado en la idea de que hay cosas que son intocables, incluso desde el humor, nadie te va a sacar de ahí.

Alguna vez te han acusado de utilizar la libertad de expresión para insultar.
Bueno, particularmente tengo mis límites… Creo que mientras no entremos en el terreno de la individualidad, de poner nombres y apellidos, casi todo es lícito en el humor. ¡Es solo humor!. No creo haber insultado a nadie; mientras nos movamos en lo colectivo hablar de insulto me resulta desacertado.

¿Hay ‘escena’ de humor satírico en Asturias?
Creo que no. La Fundición, por ejemplo, que en su momento estuvo muy bien, acabó un poco haciendo cosas cogidas por los pelos, y yo el primero. No creo que Asturias tenga esa escena que comentas.

Llegaste a tener lío en La Fundición Princesa de Asturias, de la que eras miembro, por una viñeta muy bestia.
Si. Como esas he tenido varias. La susceptibilidad es por definición algo muy particular. Con la viñeta que mencionas llegaron a indignarse a la vez desde feministas hasta cristianos …insisto: ¡por una misma viñeta!. Hay ciertas interpretaciones que son realmente libres. El enfado de las feministas lo entiendo menos, el de los cristianos un poco más (se ríe)… Lo que si veo, gracias al feedback que dan las redes sociales, es que se hacen interpretaciones extrañísimas. Es muy divertido ver como cada cual saca conclusiones absolutamente distintas ante la misma cosa: feministas ofendidas defendiendo la figura de la Virgen María, gente de la Llingüa metiéndome caña por una asociación de ideas absolutamente extraña… ha habido de todo.

¿Pero por qué, por ejemplo, nunca te metes con el Islam?
Es por cobardía, me dan mucho miedo (risas) …El cristianismo es una religión más tolerante, aunque para mi todas las religiones son una plaga. En realidad, también tiene que ver porque el cristianismo me toca mucho más de cerca. No tengo en la cabeza el islam.

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¿Cómo encaras el proceso creativo?
Normalmente cuando termino una obra dejó que pase un tiempo hasta volver a meterme en algo. Ese tiempo me resulta necesario para tomar notas y distraerme un poco, para bocetar y crear pequeños textos… le doy vueltas a qué va a ser lo propio, hasta que todas esas pequeñas cosas sueltas empiezan a parecerme parte de lo mismo… Dolce Pensaré Niente, por ejemplo, sucedió como consecuencia del fanzine de la colonoscopia y el de “memorias de mierda”, ahí empezó a perfilarse algo singular.

La auto-edición está muy presente en tu vida, con varias obras auto-ediciones en el último año… ¿qué crees que tiene de bueno y qué de malo?
Lo bueno de la auto-edición es que puedes hacer exactamente lo que te da la gana. Preferiría volver a tener que cortar el pelo en la peluquería que trabajar en el cómic con restricciones creativas. Lo que si es cierto es que el trabajo de edición, distribución y promoción, me gustaría poder saltármelo. Produciría el doble sin tener que andar buscando imprentas, etc… En mi caso la auto-edición es más una necesidad que una cuestión de querer controlarlo todo, porque controlarlo todo quita muchísimo tiempo; es algo que va desde buscar el tipo de papel hasta hacer la distribución. Aunque trabajé con una distribuidora con “Mi Marisa es un Ángel” y no fue una buena experiencia, sigo pensando que estaría mejor con un editor, porque esa parte me es completamente ajena: no me gusta nada. Lo que me gusta es crear las historias, hacer cómics con absoluta libertad, pero a partir de ahí, preferiría trabajar con un editor. Sin duda.

Me extraña que se hayan editado algunos cómics muy prescindibles en los últimos años en nuestro país y que no haya habido sitio para algo tuyo. ¿Por qué no te editan?.
Mi trabajo es, por decirlo de algún modo, muy marginal y las editoriales son un negocio: buscan algo que se venda. Para que te hagas una idea, he editado 200 ejemplares de “Dolce Pensare Niente”. No son muchos para una editorial. Soy consciente de que me muevo en una escena muy local, aunque también vendo algo fuera. Lo que tengo claro es que si una obra marginal llega a vender mucho, entonces podemos estar hablando de algo realmente memorable.

Dani Permuy es colaborador de LaEscena