Karin Ohlenschläger y Lucía García, durante la presentación de la primera como Directora de Actividades de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial

LABoral Centro de Arte presentó este jueves a los medios asturianos a su nueva directora de actividades, Karin Ohlenschläger. En la sala chill out del centro, a media luz y acompañada por el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, y la directora gerente, Lucía García, Ohlenschläger se mostró muy entusiasta con el trabajo realizado hasta ahora por la institución, aplaudió el «valor» del equipo de profesionales de LABoral por su «valentía para desarrollar un proyecto ambicioso y complejo en un momento tan difícil para toda la sociedad» y esquivó los problemas del centro, los relacionados con la comunicación o con las carencias presupuestarias, con promesas de diálogo, de nuevas conexiones y con una declaración de principios: «Me encantan los retos».

Antes, Vicente Domínguez había destacado la «excelencia» de Ohlenschläger, su trayectoria como comisaria, gestora e investigadora y su prestigio nacional e internacional. Con ella, concluyó, «deseamos que siga haciendo crecer este proyecto que todavía está dando sus primeros pasos». Karin Ohlenschläger, desde un sillón, con aparente tranquilidad y entusiasmo destacó el buen trabajo realizado con los cuatro pilares sobre los que reposa el proyecto, la investigación, la educación, la producción y la difusión. «Es un centro que sólo tiene nueve años, un centro joven y hay que ver los datos con atención». Esa cuenta de resultados o balance final al que se refería como hechos destacables y muy importantes son, a su juicio, el ámbito educativo y el de las becas. Del primero, dijo que es insólito que se destinen los mismos recursos a experiencias que al proyecto educativo y prometió «apoyar y reforzar» los 28 proyectos educativos existentes. Del «extraordinario» programa de becas, que tratará de «ampliarlo en lo posible».

No se esperan giros bruscos de timón con Ohlenschläger. «En mi proyecto he dejado muy claro que seguiré con el camino emprendido». Aunque mostró interés en «retomar y desarrollar» el archivo de artistas asturianos, establecer diálogo con la sociedad y en especial con la Universidad, trabajando con áreas como la neurociencia, la robótica, la sociología, la filosofía o la historia del arte, y en tratar de «explicar bien el proyecto, escuchar a los artistas y a todos los agentes». «Espero que a través de este diálogo podamos establecer mejores conexiones».

La cuestión de la conectividad volvió a salir cuando le preguntaron por el problema de la poca asistencia de visitantes al centro. Ella prefirió hablar de «calidades» más que de «cantidades» y de la necesidad de que el público se sienta «no como un visitante pasivo, sino que se implique, que participe». En la era digital, resumió, «lo interesante no es el aparato, la máquina, lo interesante es la posibilidad de conexión, de participación». Con la promesa de «crecer en el tiempo, a un ritmo acompasado» y un «me encantaría hacerlo bien», Ohlenschläger se despidió insistiendo también en que «el retorno social de de conocimientos y experiencias desarrollado va a un ritmo muy bueno».

Al fondo de la sala, un grupo formado por algunos de los siete trabajadores que han salido recientemente del proyecto y ahora mismo están en un proceso judicial, vestían unas camisetas con el lema «Laboral precariedad». Su reivindicación incluyó un corto, coordinado y sonoro aplauso tras la intervención de Ohlenschläger.