
Karin Ohlenschläger (Hannover –Alemania-, 1959) tiene 57 años, buena parte ellos vividos en Madrid, ciudad en la que se instaló en 1984 vinculada al espacio autogestionado Espacio P y poniendo en marcha un par de años más tarde el departamento de vídeo-arte del Museo Español de Arte Contemporáno (MEAC), de donde luego saldría el Reina Sofía. Ahora llega a Gijón como directora de actividades de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, en un momento muy delicado para el equipamiento artístico de Gijón.
Su aterrizaje en la dirección de LABoral viene precedido de un vacío de más de un año, desde la destitución de su predecesor en el cargo, Oscar Abril, en febrero de 2015, y del reciente conflicto provocado por la salida de tres trabajadores vinculados al proyecto. En ese contexto, parece que el patronato ha optado finalmente por un perfil próximo al de los primeros años de LABoral, marcados por el tándem que formaron Rosina Gómez-Baeza y Benjamin Weil. La trayectoria de Ohlenschläger recuerda en parte a la de Gómez-Baeza, y no sólo por haber estado, como la asturiana, al frente del Instituto de Arte Contemporáneo (2011-2012). También por su experiencia en la gestión al frente de distintos proyectos artísticos, como la Fundación banquete de arte, ciencia, tecnología y sociedad (1998/2006) o MediaLab Madrid (2002-2006) y su larga trayectoria como comisaria muy vinculada a las nuevas formas de expresión artística, los nuevos medios, las nuevas tecnologías y la importancia de la conexiones entre arte, ciencia y sociedad.
A tenor de algunas reacciones en las redes sociales entre la comunidad artística asturiana, parece que Ohlenschläger también tendrá que superar ciertos reparos iniciales ante la selección de una directora «ajena» a la cuestión asturiana. En realidad, Ohlenschläger sí conoce bien LABoral Centro de Arte porque aquí comisarió en 2008 la muestra Banquete_nodos y redes, Interacciones entre Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Cultura Digital Española. Otra cuestión distinta es que tras un primer concurso en el que el Patronato dejó desierta la plaza de director de actividades, el proceso mediante el cual ha sido nombrada ahora incorporase como novedad entre los requisitos el «tener conocimiento de la realidad artística y patrimonial de Asturias», valorándose favorablemente «el conocimiento del contexto industrial, cultural, social, e histórico, de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias».
Parece lógico, no obstante, que a Ohlenschläger haya que dejarle tiempo para empezar a trabajar antes de someterla a juicio público. Su trayectoria y su prestigio están fuera de toda duda. Y quizá su mayor problema sea el de ser capaz de lidiar con una sociedad esquizofrénica que hubiera criticado con el cainita «pero si a ese lo conozco yo» el nombramiento de alguien de la tierra pero que también se rasga las vestiduras con un «¿no nos valen los de aquí que hay que ir a buscarlos a Alemania?» si el candidato es una foránea. Desde LaEscena le deseamos toda la suerte y todos los apoyos necesarios para que LABoral Centro de Arte despegue definitivamente y despliegue todo su potencial. Ojalá
Chus Neira es periodista
@chusneira