Bodyless

Hsin-Chien Huang es un creador de nuevos medios con experiencia en arte, diseño, ingeniería y entretenimiento digital. También es profesor en el departamento de diseño de la Universidad Nacional de Taiwán y está comprometido con la enseñanza de la colaboración interdisciplinaria y la educación STEAM. Sus proyectos a menudo involucran interacción a gran escala, interpretación, aparatos mecánicos, cálculos algorítmicos e instalaciones de video. Sus obras han sido exhibidas en prestigiosas galerías, museos y festivales de cine, como el MoMA de Nueva York, la Bienal de Venecia, la Bienal de Shanghái, y el programa America’s Got Talent. Unos proyectos que coinciden con los objetivos del L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual) porque, desde hace 15 años, el festival asturiano se ha convertido en una plataforma de producción, divulgación y experimentación en torno a la creación sonora electrónica, la creación audiovisual y el arte digital. Así que la confluencia entre el artista y el festival era lógica y necesaria.

La Colegiata del Palacio Revillagigedo en Gijón acogerá entre el 22 y el 25 de julio la primera exposición individual del artista new media, fruto de la colaboración del LEV con la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España y el estudio del artista. Son tres las instalaciones inmersivas de VR que se mostrarán, basadas en los propios recuerdos del artista y la historia de Taiwán, con el propósito de que el público construya experiencias surrealistas.

Dos de los trabajos expuestos, “La Camera Insabbiata” y “To the Moon”, fueron desarrollados junto a Laurie Anderson, pionera creativa, renombrada y atrevida. La artista norteamericana es conocida mundialmente por sus presentaciones multimedia, en las que afloran sus variados papeles como artista visual, compositora, poeta, fotógrafa, cineasta, genio de la electrónica, vocalista e instrumentista. Estos trabajos conjuntos tienen como nexo común la construcción de nuevas narrativas, materializando deseos y anhelos de la humanidad, como la capacidad de volar o viajar en el tiempo, a modo de vórtices espaciotemporales.

“La Camera Insabbiata” ofrece un espacio de pensamiento virtual que va más allá de los pensamientos, deconstruyendo las palabras y transformando los sueños de la audiencia. Los murmullos de Laurie Anderson son determinantes en el itinerario, ya que acompañan en el deambular a través de habitaciones de ensueño y de otro mundo, a través de capas de signos y números. Durante unos quince minutos, los espectadores pueden navegar en los pasillos panorámicos y las ocho salas, hechas de pizarrones, tizas, señales manuscritas y números. Se construye así, un espacio panorámico en el que los paisajes rompen con lógicas razonables, gravitacionales y espaciales, y se separan de la realidad. Quien disfrute de la experiencia podrá esculpir obras personales, íntimas y únicas con voces y sonidos, u observar en silencio líneas y colores para expandirse y extenderse. La pieza ganó el premio a la mejor experiencia de realidad virtual en la 74 edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, en la sección Realidad Virtual, en la que se presentaron 18 estrenos internacionales.

“To the Moon” es la segunda cocreación en un entorno inmersivo, en el que podemos experimentar nuestro propio cambio de fase o cambio de estado. La luna se convierte en protagonista, asociado con los ciclos de muerte, fertilidad y renacimiento. Nuestro satélite se convirtió en los años 60 en un punto de referencia sobre el ingenio tecnológico. Muchas representaciones cinematográficas han indagado en los desafíos de llegar a la luna y regresar, desde la fantasía colonial de colonos de George Méliès en 1902 hasta éxitos de taquilla de Hollywood como Apollo 13 en 1995.

Pero Anderson y Huang van un paso más allá, ya que imaginan un terreno de dislocación, incertidumbre lírica y una pérdida impresionante. Los artistas enfatizan escenas que reflejan fantasías y miedos terrenales como los dinosaurios extinguidos, construidos con bloques blancos de código de ADN, que se transforman en un automóvil mediante la alquimia de los combustibles fósiles. O el cementerio de desechos radiactivos y la llanura desolada marcada por las banderas de China, Rusia y Estados Unidos, donde llueven gemas minerales oscuras del tamaño de rocas. Todas las imágenes de la instalación asocian el paisaje lunar con el poder imperialista, la dependencia petroquímica y las previsibles oleadas de extinción.

“Bodyless” parte de la memoria del director durante el período de la ley marcial de Taiwán en la década de 1970. Es el pasado, pero recuerda, y mucho, a la actual dependencia de las nuevas tecnologías. Hsin-Chien Huang fusiona la vieja autocracia y la nueva vigilancia digital en una oscura opresión contra las creencias populares. La instalación toma como referente la historia de un anciano que fue sometido a un experimento secreto cuando era preso político. De acuerdo con el folclore taiwanés, después de su muerte, su espíritu desciende al inframundo. En el séptimo mes del calendario lunar, sin embargo, regresa con su familia, pero todo lo que encuentra es un apartamento vacío. A esto le sigue un viaje al mundo de los espíritus, donde ve a la humanidad cada vez más reducida a formas geométricas que una computadora puede procesar fácilmente. El paisaje orgánico se disuelve en formas digitales, mientras el fantasma mismo se desvanece de este mundo. Bodyless», ganó la Mención Especial en el Festival de Cine Kaoshiung de 2019 en Taiwán, la Mención de Honor en la categoría de Animación por Computadora del Prix Ars Electronica 2020 y el Premio Golden Mask en el Festival NewImages 2020.

Las tres instalaciones confirman que el artista está especialmente entusiasmado con la realidad virtual porque abre un mundo de posibilidades, libre de restricciones. Y lo hace combinando el nivel solemne y reflexivo de la creación artística con un lado más libre, el entretenimiento masivo. Sin duda, un coleccionista digital de la memoria que construye puentes para la imaginación.


Jose Antonio Vega
 es colaborador de laEscena
@joseanvega64