"El Ícaro del siglo XXI", Avelino Sala, "La espera", Carmen González y "Contra viento y marea", María Álvarez

Cuando contemplé por primera vez en The 451 Shop, el dibujo de un marinero de perfil, con boina roja y pipa, hecho con lápices de colores sobre grueso cartón, firmado y fechado por Juan Falcón en 2019 (imagen 1); me atrajo su aparente ingenuidad. Sin conocer apenas al autor, advertí una sensibilidad muy especial. Su iconografía me llevó a recordar Querelle de Brest de Jean Genet y por la sencillez y rotundidad del trazo, a las ilustraciones del Libro Blanco de Jean Cocteau. La pequeña obra quedó en mi memoria, pensé en cómo un dibujo tan sencillo podía desencadenar tales referentes. El arte con mayúsculas, el que habla desde la verdad, lleva a sentir experiencias como ésta, emociona, involucra y conmueve, provoca sinergias, ayuda a conectar con otras personas y otros mundos, va más allá de las modas y del oportunismo.

El pintor Bernardo Sanjurjo en “La Aventura del Color”, documental dedicado a su trabajo serigráfico, se refiere a la necesidad del arte, a cómo la creación es motor para la existencia y ámbito para sus especulaciones, pero también es reflejo del mundo que nos rodea. El arte no puede ignorar “la realidad”, porque si lo hiciera se traicionaría a sí mismo, no se trata de poner el arte al servicio de una causa, por justa que sea, sino de introducir el fermento contestatario de ésta en el ámbito de la obra*. La plástica está abocada, desde el conocimiento, la sensibilidad y el compromiso, a ser parte de la construcción y enriquecimiento humano. Es en este valor socializador donde se encuentra la obra que realiza Sanjurjo, tenazmente, cada año, estampando serigrafías (imagen 2) que, sin perder su estilo gestual y matérico desprenden un aura necesario y vivificador. Afirma Ernst Fischer, en La Necesidad del Arte que, en los momentos trascendentes de la vida, “cuando la sociedad decae”, el arte está ahí para ser reflejo de ese decaimiento, pero también lo está para mostrar que se puede cambiar, que se puede contribuir a la mejora. Y ahora, que parece que estemos en un momento crucial de nuestra existencia, al contemplar desde la cercanía del confinamiento, ciertas obras de arte, veo acrecentado su valor y significado.

“El abrazo fantasma II” (imagen 3), obra reciente de Breza Cecchini, es un óleo que atrapa la mirada en busca de complicidad y, tras la generosidad de sus capas de pintura, oculta intimidades que adquieren un sentido universal ante esta carencia de calor humano. En la exposición Canta, oh musa que la artista presenta estos días en el Instituto Bernaldo de Quiros, en Mieres, se halla “Art is sanity”, una pieza de lana y seda íntimamente ligada a nuestra admirada Louise Bourgeois y que, en el contexto de una muestra orientada especialmente al alumnado de un Centro Educativo, adquiere un significado especial, como estandarte y manifiesto.

La siempre comprometida obra de Jaime Rodríguez resulta reveladora en este momento que estamos viviendo. Aguja e hilo son herramienta, materia y discurso en algunas fotografías antiguas intervenidas por el artista. En Negación, su última exposición en el CMAE de Avilés, formaban parte de una amplia serie en la que su eclecticismo formal e iconográfico se integraba en un discurso sincero y coherente que resultaba imposible no compartir. Su formación como historiador, unida a su sensibilidad, están en la base de estos poemas visuales (imagen 4) en los que su apropiacionismo introduce nuevas lecturas sobre un pasado más presente que nunca y sobre la necesidad de entender nuestra Historia como un aprendizaje para respetarse a uno mismo y respetar a los demás, de nada sirven los enfrentamientos ideológicos cuando deberíamos pensar en el bien común.

La imagen de portada de este artículo es un rincón que me atrapa estos días, en él convive una pieza de la serie “Ícaros del siglo XXI” de Avelino Sala, la serigrafía “Contra viento y marea” de María Álvarez y una cerámica de Carmen González de su proyecto “La espera”. Un rincón que ha ido cobrando protagonismo en estas semanas de confinamiento, cada pieza se ha visto potenciada recordándome su sentido primigenio. Echando mano de la Poética del espacio de Gastón Bachelard, releo sus bellas palabras sobre la simbología de esos espacios olvidados de nuestros hogares, propiciatorios de silencio, de ensimismamiento e intimidad. Es sorprendente el paralelismo entre estas obras, hablan de un mundo en suspensión, un mundo que desde cada experiencia personal, desde cada necesidad urgente, precisa plasmar un momento de la vida.

“This Perfect Day” es una propuesta de Avelino Sala en la Galería Gema Llamazares de Gijón, una serie de minúsculas impresiones sobre plumas de los caídos desde las Torres Gemelas de Nueva York, conforman “Ícaros del siglo XX” (imagen 5), son imágenes poéticas, tristes y hermosas metáforas sobre los excesos de una sociedad que se devora a sí misma. “Contra viento y marea” de María Álvarez (imagen 6) se podría convertir en lema de esta situación dramática que nos ha tocado vivir y que precisa solidaridad y resistencia. La artista recurre con frecuencia a subrayar su iconografía con poderos títulos, “Contra viento y marea” es también el nombre de la retrospectiva que actualmente se encuentra en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo donde advertimos la carga intelectual, sarcástica y de plena actualidad en obras como “Pasar por el aro”, “Un mar de dudas”, “En busca de la artista desaparecida”, “La mente callada” y, especialmente, “Sin coordenadas”.

Las piezas cerámicas de “La espera” pertenecen a Carmen González, (imagen 7), formaron parte de una instalación para la capilla de la Trinidad en el Museo Barjola de Gijón. Desde siempre me han provocado un cierto desasosiego, quizá por ese carácter pseudoantropomórfico que poseen o por su clara alusión al búcaro como contenedor de la belleza efímera de las cosas.

Hay muchas connotaciones más en la espera, así nos lo recuerda Harold Schweizer en un libro acorde con los tiempos: La espera, Melodías de la duración,entre esperanza y resignación, aburrimiento y deseo, satisfacción e inutilidad, la espera parece extenderse por el vacío”.


Santiago Martínez
 es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es

(*) Frase extraída de “A la llana sin rodeos”, Discurso de Juan Goytisolo, Premio Cervantes, 2014