Julián Hernández no necesita presentación: es una leyenda del rock. ¿O es que alguien se imagina a un fulano presentando a Mick Jagger o a Julio Iglesias? Pues lo mismo. En una monarquía parlamentaria como dios (¿Dios?) manda, a Julián ya lo habrían nombrado Caballero de la Orden del Imperio. Por lo menos. Y él habría obrado en consecuencia.

Aquí el único que necesitaría presentación soy yo, aunque no creo que interese gran cosa a nadie. Me limitaré a decir que el único mérito que creo reunir para tener el privilegio de entrevistar imaginariamente a Julián Hernández es que, allá por el año 1982, me encontraba entre los jóvenes que esperaban impacientes la emisión de medianoche de Radio 3 para escuchar lo que Jesús Ordovás anunciaba como “Las doce canciones malditas”: ni más ni menos que la maqueta con las grabaciones de los primeros éxitos de Siniestro Total. Tenía catorce años (yo, Jesús algunos más). La casete resultante de mis audiciones fue durante mucho tiempo mi posesión musical más valiosa. Se la acabé regalando a un amigo que suspiraba por ella (vete a saber dónde está hoy, si está en algún sitio; la casete, quiero decir). Nunca me he arrepentido tanto de mi proverbial generosidad. Me cago en los proverbios.

Estos son mis galones. No tengo otros. Si acaso, que hace unos meses escribí un folletín (¿un ratito con él?) titulado De la música minúscula (Eolas Ediciones/Menoslobos, 2022) en el que dedico unas páginas de sincero homenaje a Julián, uno de los pocos músicos que conozco personalmente y del que puedo decir que es mejor persona que músico (entiéndase, por favor, como zalema a su personalidad y no como vituperio a sus dotes musicales).

P1: Julián, tengo preguntas fáciles y difíciles, un poco de todo. Iré alternándolas. Pero la primera es simplemente para facilitarme un poco a mí mismo el resto de la entrevista. ¿En qué tiempo verbal debo hablar de Siniestro Total? ¿Pasado? ¿Presente? ¿Futuro de subjuntivo?

JH: Pudiere ser, sí. Siniestro Total dio un par de conciertos de despedida, vale. ¿Pero qué idea es esa de que despedirse es lo mismo que desaparecer? Son palabras parecidas, pero diferentes. Cuando uno se despide, suele volver, ¿no? Cuando uno desaparece, lo tiene más difícil. Pues eso. En futuro de subjuntivo, por favor.

P2: Esta es tan fácil que puede que hasta lleve la respuesta dentro. ¿Por qué la portada de tu libro Folle con él es una versión y no una reproducción de la portada de El regreso, el segundo LP de Siniestro Total (que, por cierto, siempre me fascinó, la portada y el disco, es mi favorito del grupo)?

JH: Efectivamente, es una pregunta preñada de su propia respuesta. Folle con él es un libro sobre las versiones de Siniestro Total de las canciones de otros grupos, cuya portada es una versión de la portada de El regreso, segundo LP de Siniestro Total, porque Folle con él es un libro sobre las versiones de Siniestro Total de las canciones de otros grupos. Así de sencillo. ¿Por qué una versión de la portada de ese disco y no de la de cualquier otro disco de Siniestro Total?

P: Sí, ¿por qué?

JH: La pregunta la he hecho yo.

P:

JH:

P3: Una con fuste filosófico. Para Adorno (el filósofo alemán, no el exfutbolista del Valencia, ni el monarca) la versión (o la simple cita) musical es síntoma del infantilismo galopante con que la masa se entrega al entretenimiento musical. Le gusta lo que ya conoce y le encanta que se lo repitan una y mil veces con ligeras variaciones.

JH: ¿Y eso es bueno o malo? A mí me encanta sentir desde el escenario que el público se lo está pasando como si fuesen niños. Nadie se lo sabe pasar mejor que los niños. Ni siquiera necesitan drogarse.

P4: Hablando de niños, he localizado un libro maravilloso publicado en Colombia titulado Pequeños siniestros. Siniestro Total para niños (texto e ilustraciones de Carlos Patiño, La Valija de Fuego, 2016). No descansaré hasta conseguirlo y poder leerlo. ¿Nunca os propusisteis hacer un disco para niños? ¿Os habría gustado que os dedicasen un Rockabye Baby! Lullaby Renditions of Siniestro Total, en esa serie maravillosa de CD para bebés que, la verdad, no sé si a los bebés les gustan, pero a mí me chiflan.

JH: Creo que no sé de qué me hablas.

P5: Existen discos que versionan completamente otro disco. Algunos me parecen proyectos fascinantes. The Pains of Being Pure At Heart se despidió elegantemente en 2019 con una versión completa del Full Moon Fever (1989) de Tom Petty. Stephen Malkmus (Pavement) hizo una versión completa en 2013 del Ege Bamyasi (1972) de los Can. Los Wedding Present versionaron en 2015 como Cinerama su propio LP Valentina (2012). Los Flaming Lips han hecho casi una industria de esto de versionar discos ajenos (de Pink Floyd, de King Crimson, de Stone Roses, de los Beatles). ¿Qué disco de Siniestro Total te gustaría que fuese totalmente reinterpretado y por qué grupo?

JH: Esa es fácil…

P:

JH: Menos mal que nos queda Portugal… por la Rondalla Santa Eulalia de Mos. Ya está apalabrado.

P6: Existe, además, el fenómeno de las “bandas tributo”, que no versionan canciones ni discos, sino grupos en su totalidad. Siniestro Total tiene (o ha tenido) varias: Siniestro Fatal, Los Ayatoláis, Ante Todo Mucha Calma, Tributo Siniestro Total… ¿Sentiste en algún momento que Siniestro Total se había convertido en una banda tributo de Siniestro Total?

JH: Será cabrón este preguntador. Pues mira, Siniestro Total puede presumir de algo de lo que pocos grupos pueden hacerlo: Siniestro Total es la Agencia Tributaria. Facturamos, sí, como Shakira, pero, además, tributamos. ¿Te vale esta respuesta, listillo? Vamos a ver, ¿pero qué banda de rock no se tributa a sí misma? ¿De qué va un concierto de rock entonces? ¿De qué va el rock? ¿O te pensabas que el tinglao que nos montamos por partida doble en el Wizink fue un tributo a nuestro público, como dicen los cantantes babosos? ¡Puaj!

P7: Julián, se está hablando mucho de la copa de pega que exhibió Leo Messi tras ganar el mundial de la FIFA©: que si era falsa, que si era una copia, que si era una copia falsa, que si era una copia auténtica… El País. El Periódico Global la califica hoy (03.02.23) como una “réplica original”. En fin, el maldito problema de la identidad que confunde al filósofo y contamina de mil maneras al ciudadano medio. Para mí era, sencillamente, una versión de la dichosa copa. Tú, como experto en versiones, inversiones y revisiones, ¿cómo lo ves y qué lecciones podemos sacar para el homólogo musical del problema?

JH: Mira, chaval, y cito: «me paez a mí que tiés un cuajo…».

P8: Siniestro Total se ha ido salvando de la caza de brujas del neo-puritanismo que ha traído consigo el siglo XXI. ¿Tú como ves este puritanismo de última generación?

JH: Hombre, yo creo que este es un tema sobre el que no deberías osar atribuirme opiniones imaginarias, ¿no crees? ¿Cómo lo ves tú?

P9: Yo soy zappatista (sic). Creo que cada cual tiene derecho a decir lo que le parezca oportuno o inoportuno y el resto a ignorarlo o a convertirlo en materia de reflexión y posicionamiento personal. Y si el problema es la facilidad con que la gente se toma demasiado en serio lo que no se dice tan en serio, o se ofende con lo que a lo mejor no es ofensa, sino defensa por parte de quien habla, etc., pues el problema no es de quien habla o canta, sino de quien no sabe escuchar. Nada se resuelve prohibiendo ni castigando, sino con educación y madurez para entender, aceptar o ignorar lo que digan y piensen los demás.

Ahora vuelvo a preguntar yo, Julián. Supongo que se espera de mí que te pregunte algo sobre el fenómeno Rosalía. ¿Crees más probable que Rosalía haga una versión de Siniestro Total o que Siniestro Total haga una versión de Rosalía?

JH:

P10: Ya sabes eso que se dice de que todos tenemos un precio. ¿Qué habría que ofrecer a Julián Hernández para que actuase como jurado de un Benidorm Fest?

JH:

P11: No hace mucho tiempo promoví la candidatura de John Lydon (aka Johnny Rotten) para el Premio Principesa de Asturias de las Artes. Parece que ahora se conforma con ganar Eurovisión. ¿A ti cosas así te inquietan de algún modo?

JH: Sí, en modo subjuntivo. No te jode. ¿Te puedo hacer otra pregunta?

P:

JH: ¿Tú cuantos años tienes? Lampiño ya no eres, pero parece que aún no te has dado un paseo por la vida.

P12: Disculpa, Julián, estoy un poco nervioso. La siguiente la omito, porque me temo que no te iba a gustar. Te iba a preguntar si no te hace sentir viejo que lo más granado (tierra soñado por mí) del rock independiente español haya dedicado a Siniestro Total todo un LP (Sótano Total, 2019) con veinticuatro versiones de vuestras mejores canciones. Pero mejor la olvidamos. Mejor esta otra para acabar mi entrevista imaginaria. Yo soy cualquier cosa, menos nostálgico. Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor me parece la frase hecha más idiota de la historia del idioma (de cualquier idioma, todos los idiomas son idiotas). Vaya esto por delante. Me gustan muchos grupos en activo que me recuerdan hasta cierto punto a Siniestro Total. Cada uno con su rasgo distintivo, que puedo apreciar más o menos: a unos los encuentro demasiado serios, otros me parece que se gustan demasiado a sí mismos, otros son muy autodestructivos (otra forma de egolatría y ensimismamiento, por cierto), … En conjunto, componen una constelación interesante. Sigo sin haber entendido si Siniestro sigue o no en activo, pero lo cierto es que le sigo viendo a la banda un lugar en esa constelación…

JH: Buen intento, chaval. Tarde, pero empiezas a caerme bien. Pero, verás, hay un problema. Me hablas de una constelación y, como tú mismo has dicho, los Siniestro Total no somos estrellas… somos leyenda. Y las leyendas siempre están ahí, no como las estrellas, que se extinguen, incluso antes de que lo parezca. Siniestro Total es y no es, está y no está. Las leyendas no conocen esas distinciones. Su modo de existir es otro. ¡Vale!

Folle con él. Julián Hernandez
Todas las versiones de Siniestro Total y sus circunstancias.
Trama Editorial, 2022

Guillermo Lorenzo
Dpto. Filología Española, Área de Lingüística General. Universidad de Oviedo