Como la que trajo a aquellos tipos de Oriente, Asturias tiene este fin de semana una estrella, hecha de beats y pixels, que está guiando hasta aquí a toda la comunidad internacional de la electrónica y los visuales. Artistas, freaks del mapeado, fanáticos del tema y público en general con ganas de disfrutar de un espectáculo contemporáneo de altura artística tienen desde el 28 de abril hasta el 1 de mayo una cita con el LEV Festival, que celebra décimo aniversario por todo lo alto y obra el pequeño gran milagro de convertir a Gijón en la capital mundial de la electrónica audiovisual de vanguardia. Serán cuatro días repletos de artistas internacionales, estrenos absolutos, promesas y glorias de aquí, performances e instalaciones que se extienden desde su entorno habitual (que no es otro que la Laboral) hasta diferentes espacios en el centro de Gijón.

El LEV ha crecido en diez años casi sin proponérselo, manteniéndose en un modelo sostenible, pero comprobando cómo los artistas, los amigos, los colaboradores y las propuestas presentadas muchas veces por primera vez en su programación, ganaban en músculo y repercusión. Por eso el décimo aniversario, explican Nacho y Cristina (los chicos de Datatron, padres de todo esto) quería subrayar la idea del camino recorrido desde lo que fue una propuesta pionera hasta el aquí y ahora en el que la gente “lo entiende algo mejor”. Lejos están los años en que Nacho y Cristina empezaron con sus propuestas como colectivo artístico, con sus diapos y sus cassettes. Y algo más cerca, ya no tanto, cuando llegaron por primera vez a la Laboral. Y en esa idea de celebrar la idea de Escena, de comunidad, una de las primeras cosas en las que empezaron a trabajar fue en recuperar para el aniversario esos momentos más especiales de los diez años del LEV, aquellos artistas que más emoción y pasión habían dejado. Regresan al LEV, pues, nombres mayúsculos de otras ediciones pero lo hacen con sorpresa y estreno. Así, por ejemplo, vuelve desde Tokio Akihito Saitoh, es decir, Ametsub, uno de los jóvenes prodigio de la música contemporánea, capaz de integrar todo tipo de géneros y subgéneros en una propuesta de nostalgia electrónica, como hace en su último trabajo, All is silence, que es lo que presentará en el LEV.

Robert Lippok / FOTO: SYLVIA STEINHAUSER

También repite Robert Lippok, maestro del romanticismo digital del siglo XXI, de lo mejor que ha dado Berlín en los últimos 25 años. Y repite estrenando nuevo directo. Pero no se queda en un simple estreno. Muestra del cariño y el sentido de familia que despierta este festival es el regalo que Lippok acaba de hacer al LEV, soltando para todo el que quiera ponerse a componer y experimentar, una librería especial con sus sonidos de base, noventa samples de esos que los artistas guardan con celo y setenta y siete llaves.

Otro que ya estuvo y vuelve a estar es Robert Henke, que en esta edición regresa multiplicado por dos. Por un lado vuelve Monolake, el proyecto que fundó con Gerhard Behles en 1995 y que en esta ocasión se presenta como Monolake Live, una performance ofrecida en surround multicanal despojada de todo componente visual y que plantea una reinterpretación contemporánea de la electrónica de baile desde un techno dominado por los elementos percusivos. Pero es que Henke traerá también a la nave grande del Centro de Arte de Laboral un estreno absoluto, Fall, “emotiva y espectacular instalación audiovisual que rinde homenaje a una pequeña aldea alemana del mismo nombre, hoy en día sumergida bajo las aguas”. Láser de última generación, tecnología punta que sólo es posible gracias a la complicidad de la industria especializada con alguien como Henke que también ha aportado a la comunidad internacional el popular software Ableton. El estreno de Fall se puede calificar ya como acontecimiento mundial dentro del arte electrónica de vanguardia.

Pero Fall no será la única instalación de este año. Dentro de la idea de hacer crecer el LEV respetando el pequeño aforo en el que se mueve, los organizadores también han querido acercar el festival a la ciudad y aproximar a la calle los lenguajes artísticos avanzados con los que trabajan. Ese empeño, con acceso gratuito, igual que Fall en el Centro de Arte en horario diurno, les ha permitido colocar sendas instalaciones en la Capilla de la Trinidad del Museo Barjola y en la Sala 1 del Antiguo Instituto. Las dos se inauguran este mismo jueves y se trata, respectivamente, de Wall Drawing de Joanie Lemercier (célebre fundador de Antivj), y Mécaniques Discursives de Fred Penelle y Yannick Jacquet. Empezando por el final, Mécaniques Discursives ofrece un universo hecho de ingenios mecánicos y big data, una suerte de utopía mecánica instalada entre lo analógico y lo digital. En cuanto a Wall Drawing, es un ejemplo de maravillosa artesanía digital en el sentido más estricto: trazos de tinta sobre la pared crecidos, deformados y alterados con el mapeado digital.

Otra de las ideas fuertes que vertebran la programación del aniversario y la conectan con sus otras ediciones es la de la vocación arqueológica. El LEV siempre ha tratado de rescatar propuestas, volver a poner encima de la mesa algunas joyas de la electrónica audiovisual de otras décadas. Esta vez le ha tocado a Biosphere, que es lo mismo que decir Geir Jenssen. Al noruego, un verdadero eremita digital que caza y produce sus sonidos en una pequeña ciudad no muy lejos del Círculo Polar Ártico, le han convencido para que haga un directo exclusivo para el LEV basado en Patashnik, su aclamado trabajo de 1994 que vino a revolucionar la IDM y la electrónica cósmica que había de aquella generando un sonido propio.

La programación del teatro de la Laboral es, quizá, la última pata que explica en esta vista panorámica express que propone el décimo aniversario del LEV. El festival siempre ha tenido una parte muy potente de performances audiovisuales, que este año se ha tratado de potenciar y fomentar aún más. Ahí estarán, por ejemplo, el japonés Hiroaki Umeda, con Holistic Strata, fusión de danza y abstracción tecnológica en la que el cuerpo se convierte también en un generador de sonidos ante una tormenta de pixels que logran traspasar la frialdad digital. O también Myriam Bleau, artista canadiense recientemente catapultada a lo más alto en la escena internacional con Soft Revolvers, una performance que trae al LEV y que acompaña con un estreno: autopsy.glass, intervención salida de una residencia en LABoral Centro de Arte en la que la artista juega con la presión sobre copas de cristal, para generar luz y sonido en un espectáculo de una dimensión catártica difícil de describir con palabras. E incluso podemos citar a Yro & Sati, franceses que se vienen con todas sus impresoras, ampliadoras, cartones y demás aparataje para  montar una falsa película sci-fi.

Podríamos seguir, porque todavía hay mucho más. No podemos olvidar a los de casa, con las maravillosas LCC a la cabeza. Explicar el proyecto de Herman Kolgen o los Sonic Robots de Moritz S. Geist, en la programación del domingo del Revillagigedo por donde también pasará Óscar Mulero.

Pero lo mejor, dado el tamaño del programa, casi inabarcable, es explorar la web y hacerse cada uno su itinerario. Estamos seguros de que el LEV no defraudará a nadie.

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Chus Neira es periodista
@chusneira