Cuando oímos la palabra “Mimo”, nos asalta la imagen de una cara pintada de blanco y un cuerpo moviéndose en mitad del silencio. Y ciertamente, hubo un tiempo en el que así era, el tiempo de Marcel Marceau, maestro de José Piris, director, actor y profesor de Teatro del Gesto. Después de 30 años de trabajo y con una técnica transversal que se apoya principalmente en tres pilares (el propio Marceau, Étienne Decroux y Jacques Lecoq), ha desarrollado su propia filosofía teatral: “El mimo un arte escrito en el silencio”.
El Teatro del Gesto es una manifestación teatral específica, donde el movimiento es el principal soporte expresivo del hecho dramático, tiene su propio alfabeto y gramática, aunque no se escriba con palabras. En la mayoría de las ocasiones las figuras de autor e intérprete coinciden, otorgándoles una libertad artística que no tienen otros actores. Un ejemplo de ello es el trabajo de José Piris “Más allá de las palabras”, donde homenajea a su maestro y que ha representado el pasado domingo 8 de noviembre en el Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón. Con música de piano y acordeón, interpretada por Sara Martínez, y en un espacio sin artificios, aparece un personaje que fluctúa entre juglar, payaso y bufón contemporáneo, este nos guiará en un largo viaje, cuyo protagonista es Tespis, el primer cómico de la historia.
Cada una de las escalas que hacemos antes de llegar a nuestro destino, nos adentra en una pantomima en la que se tratan con la mayor de las delicadezas temas universales.
Este viaje empieza en Grecia, donde descubrimos el valor de la libertad y lo necesario que es compartirla para que adquiera sentido pleno. La siguiente parada es Roma, donde nos sitúa frente a la palabra y la importancia de su legado. El tiempo pasa, y en el Medievo el cómico se transforma en un personaje grotesco, un bufón que es el espejo deforme de aquel que se ríe, dejando al descubierto las pasiones más bajas que todos tenemos en nuestro interior.
Llegamos al Renacimiento y con él, la Comedia del Arte y sus maravillosos personajes, como Pedrolino, que llegará a Francia donde se cambiará el nombre por el de Pierrot, dejará de hablar y comenzará a comunicarse únicamente con movimientos. Gracias a él encontraremos el verdadero amor o al menos lo intentamos.
Y así, entramos en el s. XXI, donde todos llevamos una máscara social y últimamente otra que nos tapa las sonrisas. Pero en un gesto definitivo de valentía, nuestro cómico se quita la máscara para dejar al descubierto a José Piris, que, con unos movimientos limpios, precisos y llenos de sensibilidad, consigue trasladar al espectador a lugares y situaciones insospechadas, manteniendo un equilibrio perfecto entre comedia y drama. Piris llena el espacio como nadie, su energía atraviesa la oscuridad de la sala para penetrar en los espectadores. No solo es uno de los mejores en su oficio, sino que es un apasionado de él, eso se nota y se agradece.
El viaje al que nos invita está lleno de palabras silenciosas, que nos emocionan y nos dan algún que otro pellizco, al tiempo que nos hacen disfrutar de la magia, la ilusión, la sorpresa, la poesía, el miedo y las risas, muchas risas. Este viaje, aunque haya durado 3.000 años, se ha hecho muy corto.
“Más allá de las palabras” de José Piris
Antiguo Instituto Jovellanos, Gijón
7 de noviembre de 2021, 19:00 h.
Ana R. Martín es Estudiante de interpretación en la ESAD de Asturias
anamartin.escena@gmail.com