"Terra ferida I", 46x55 cm, técnica mixta sobre tela, 2014

Joan Soler presenta en la galería Gema Llamazares de Gijón “Nuevas simetrías de la imagen”, interesante propuesta que indaga en la configuración de la obra de arte, un aspecto que frecuentemente obviamos. En esta exposición están presentes todos los recursos que caracterizan la obra del autor, aspectos inherentes a su proceso de creación, soportes, estructura interna y superposición de capas. Tras su sobriedad, subrayada por el rigor expositivo, se advierte una necesidad de trascender hasta los procedimientos de su trabajo y, para ello, el artista recurre a la seriación, a una variación mínima o a una aparente repetición de la imagen, provocando la necesidad de retroceder para revisar lo ya contemplado.

Tras la muestra se encuentran los interrogantes planteados al artista por su comisario, Óscar Alonso Molina, ¿somos capaces de repetir nuestros gestos con absoluta precisión en los distintos momentos de la creación? ¿Sería posible que todo ocurriera de nuevo y que el resultado fuera creativo? La imbricación formal y conceptual entre el pintor y el comisario, resulta también sugerente. Y, como experiencia, especialmente interesante para ciertos ámbitos de la creación, como el grabado o la fotografía, en cuya esencia está la reproducción múltiple, sobre todo, cuando buena parte de estos artistas han traicionado el sentido de la matriz o del negativo renunciando a sus posibilidades de réplica exacta. Encontrarse ahora, ante una propuesta que intenta repetir una obra pictórica única y original, reproducir todos sus pasos desentrañando los misterios que la originaron es, como poco, atractiva.

Esta experiencia trasciende en nosotros como espectadores, planteándonos el propio proceso de creación como una obra de arte en sí. “Nuevas simetrías de la imagen” contiene bastantes alicientes para detenerse llevados por una singular belleza en la que prima la armonía, y que es fruto de un orden clásico enraizado en la tradición geométrica y abstracta de las vanguardias del siglo XX que se debate entre los ritmos y variaciones cromáticas de Josef Albers y el carácter holístico de la mancha, el gesto y la materia en los trabajos de Hans Hofmann.

Más allá de los referentes, estamos ante un proyecto que seguramente, ha desencadenado en ambos, pintor y comisario, nuevos interrogantes en torno a los complejos mundos de la creación. Repetir el proceso, propiciar una obra réplica de la anterior, plantea una revisión de los medios y procedimientos y una recreación de los momentos vividos durante su ejecución que, habrá confirmado, la imposibilidad de realizar una copia exacta, posible quizá desde su forma, nunca desde el intelecto y la emoción. El hecho de profundizar en estos aspectos sirve para llegar a nuevos descubrimientos, desentrañar algunas de las preguntas, confirmando que el arte es provocador y abriendo nuevas vías de expresión.

Hay aspectos inconfundibles de la producción de J. Soler que están aquí, las obras presentan un equilibrio que se ajusta al rigor y ritmo geométrico de la línea y a la sugerencia expresiva de la mancha provocada por la aplicación de humo y por los efectos atmosféricos de una pátina realizada con arenas. La superposición de capas permite hacer una lectura estratigráfica en profundidad, que compensa la horizontalidad del conjunto y, en cierta medida, contradice la sensación de repetición y duplicidad buscadas. Hay algún apunte que muestra secretos del procedimiento, y piezas de pequeño formato que desvelan su estructura interna, en las que la pasta de yeso, parcialmente pintada, no oculta un alma de rejilla y acero.

Joan Soler y Óscar Alonso Molina me han recordado las aportaciones de artistas cuya obra se gestó en torno a la repetición, Agnes Martin que, con sus silenciosas y obsesivas series, subraya que la esencia de la pintura está en la mente humana, y Gertrude Stein, capaz de mostrar como sus insistentes frases penetran por los poros quedando bajo la piel. En una ocasión, pregunté al pintor turolense Gonzalo Tena sobre el tema y esta fue su respuesta: “La repetición no existe. La repetición no existe”.

“Nuevas simetrías de la imagen”, Joan Soler
Galería Gema Llamazares, calle Instituto 23, Gijón
Hasta el 7 de septiembre


Santiago Martínez
 es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es