En ocasiones, sobre danza se suele escribir deprisa y corriendo, y más cuando se trata de hablar de programación, una antesala, en el fondo llena de curiosidades, que argumenta sobre papel el desarrollo de un esfuerzo que posteriormente pondrá el cuerpo sobre el suelo de un espacio, haciendo de un lugar determinado una visión de momento único. Este año 2016 Danza Xixón cumple 16 años, la adolescencia en capicúa de una edad más que propicia para destacar aciertos y tendencias que convierten octubre en un mes para elegir espectáculo y dejarse llevar por la sensación de novedad y aprendizaje. Es difícil ser conocido con la danza como reclamo en tan pocos años, y más con la que está cayendo en los circuitos de programación españoles. El pasado día 4 anunciaba el cierre de su compañía Teresa Nieto, una de las coreógrafas de danza-teatro de más singular impronta de nuestro país. Gijón, a su medida y aunque falten cosas, es una salvaguarda en continuidad. Un mantenimiento para reconocer y agradecer.
En su renovada vocación por atender el gesto corporal como un acontecer mucho más amplio que lo que contiene el sintagma “danza contemporánea”, los responsables de la XVI Muestra Internacional de Artes del Movimiento han querido otorgar este nuevo principio de virtud cambiando, ya desde la edición de 2015, el nombre de la cita danzada del otoño asturiano y optando por este otro; y eso porque a su entender “engloba mejor la oferta que queremos transmitir, y porque el cuerpo es el protagonista como eje creador en el espacio de un arte que cada vez desdibuja más sus fronteras”, explica Marián Osácar, jefa del Departamento de Programación de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón y responsable, a efectos de coordinación, de buena parte de la programación de Danza Xixón.
Sin embargo, entender esta ampliación ideológica como un pretexto para dar cabida a cualquier cosa no es en absoluto el objetivo del certamen. Se aboga, en cambio, por el discernimiento del ejercicio corporal a través de la dramaturgia como elemento indiscutible de valor y categoría esencial de lo artístico. “Un aspecto primordial que debe estar siempre al servicio de la danza, además de una buena manera de ir formando público para el futuro”, matiza Osácar.
En total, la muestra de este año, que se inicia el próximo día 12 con la exhibición de El Amor Brujo, a cargo de los jóvenes de Víctor Ullate, contabiliza 17 compañías y 25 representaciones diseminadas por el Teatro Jovellanos, el Ateneo de La Calzada, el Teatro de Laboral, el Centro de Cultura Antiguo Instituto (CCAI), el Espacio Escénico El Huerto y los centros municipales Integrados del Ayuntamiento de Gijón.
Una de las cosas buenas de Danza Xixón es la variedad de conjuntos y propuestas bailadas que sientan en butaca de patio al aficionado que demanda cierta exigencia, pero también al espectador curioso de gusto más general y menos fijo. Y esto se logra sin olvidar un hecho fundamental: cuidar a las compañías y a los bailarines de casa, un factor que siempre se refleja detalladamente en los programas. Es el caso, por ejemplo, del taller de contemporáneo de la bailarina y coreógrafa israelí Dana Raz, que hace ya unos años eligió Asturias como su tierra de promisión profesional. Sus clases se desarrollarán en el Centro de Cultura Antiguo Instituto (CCAI), al igual que las del resto del profesorado. Junto a las clases de Raz, habrá espacio para las bulerías de Chloé Brûlé y para los tarantos de Marco Vargas. Y para el apunte, canijo aunque no menor, del seminario Danzando en familia, con las pautas maestras de la asturiana Estrella García y de Miguel Quiroga.
Sugerencias del programa
Ya dentro del programa, ¿qué ofrece la muestra?
Oscilante, este año el péndulo de las exhibiciones abarca registros bien distintos: el tamiz vanguardista de lo folklórico, el neoclásico de postura española, el flamenco para la calle, el contemporáneo, la acrobacia coreografiada para teatro, la expresión bailada del jazz o el diminuto escolar que se esconde en De flor en flor, del acertado Fernando Hurtado.
Kukai Dantza Banaketa, con Oskara, es una delicia poética de corte folklórico étnico que nos traslada al ancestro vasco de aura blanca. Recomendable. Libertino, de Marco Vargas y Chloé Brûlé, es un ofrecimiento de flamenco apegado a la calle, al ramal de ruido inquieto: espectador que vuela jondo con la reminiscencia del ayeo. Una pareja que merece la pena mucho ver. Vargas y Brûlé cuentan con una larga trayectoria en festivales y escenarios tan consolidados como la Bienal de Sevilla, el Festival de Jerez, el Festival de Teatro Clásico de Mérida…
Montgomery trae un menú de danza denominado Welcome to the Montgomery experience!, un plato asentado en el jazz con aire participativo. Claramente inspirados en las décadas 50 y 60 del pasado siglo, su movimiento ofrece una alternativa para bailar desde la alegría. También es interesante la oferta de Cielo RasO y su Tormenta, una creación de 2015, que dura cincuenta minutos, en la que un trío de bailarines relatará cómo se puede “trascender a la palabra desde el cuerpo”.
Cambiando de tercio. El Teatro Jovellanos se llena de temática variada. El Amor Brujo (Sevilla, 1994) a cargo de la compañía del maestro de maestros de ballet en España, Víctor Ullate, ceñirá presto el aire gitano con el embrujo amoroso más caliente y adscrito a la regla neoclásica. El sello Ullate siempre es símbolo de calidad.
Y siguiendo en esta clave hispánica, Ibérica de Danza nos dejará Carmen vs Carmen, una zambullida en el alma femenina, libertad y violencia incluidas. Prestoso y original el estilismo. Ver.
El aire acrobático y gimnástico llegará de la mano y el pie de la legendaria MOMIX Dance Company, que hará en la tabla jovellanista un repaso a su ya muy larga trayectoria con la pieza W MOMIX Forever, resumen de sus obras más aplaudidas, como Opus Cactus, Botánica o Alquimia, por mencionar algunas. Un espectáculo flamante, altamente recomendable para ver en familia. Ilusionismo, alta figuración escénica y elementos transportables forman una identidad única aclamada internacionalmente.
El trabajo de Kamante Teatro (Sin Pan), Zigzag Danza (Disculpe caballero), Compañía Nómada (Para regalo) o EnÁmbar Danza (Babaol) nutren también el programa, que tiene acciones en el Paseo de Begoña como la de Factoría Norte, por ejemplo.
La saca de Osácar
A su escala, Danza Xixón, una iniciativa que empezó como una experiencia casi casi de barrio (recordemos aquellas primeras andanzas, algo deslavazadas, por el Ateneo de La Calzada a modo de jornadas de reflexión), es ahora una cita dancística que ha conseguido implicar no solo a los espacios institucionales más importantes de la ciudad, sino que ha logrado concitar el interés de los principales agentes de la cosa contemporánea (creadores, bailarines, profesores) de nuestro entorno más cercano y de fuera de él.
A esa apertura sin fronteras “de las cosas nuevas del cuerpo” a la que aludía Marián Osácar, dicho esto como una apreciación sanadora y puramente conceptual, hay que añadir el interés por hacer de la muestra “algo vivo”. Así, por ejemplo, la presencia de compañías tan importantes como la de Daniel Abreu, que en 2014 sorprendió a gran parte del público con su representación en el Antiguo Instituto; y eso a pesar de que la propuesta no fue en absoluto entendida por alguna comentarista del papel prensa.
Para futuras citas estaría bien que pudiéramos disfrutar de los maños de La_Mov, ahora mismo una de las mejores compañías españolas de contemporáneo, de marcado carácter técnico pero enormemente multidisciplinar. Son un conjunto de bailarines de un atractivo poderosísimo, una agrupación, nunca mejor dicho, fetén. Y quizá deba darse también en la muestra gijonesa una parcelación temática más acusada, es decir, adensar contenido profesionalizando más (que se puede) para que no quepa el riesgo de somatizarse (en exceso) con alguna de las propuestas de esa otra gran cita escénico-teatral: FETEN. Y se debe.
Por eso es necesario decir que el contemporáneo, así en genérico, ha adquirido en los últimos años en Asturias un margen de relativa importancia en varios ámbitos, entre los que destaca, quizá, el mediático, porque, entre otras cosas, se habla más de él. Esperemos que los reveses políticos, la falta de estructura y el desinterés general no perjudiquen los intereses y el contenido de la dulce y espléndida adolescencia de algunas citas, como la de Danza Xixón.
Ver el Programa completo de Danza Xixón
Yolanda Vázquez es periodista especializada en danza
@yolazmartin