"Pinturas", Teo Soriano. Primer plano: S/T, pigmento sobre madera, 24´5x19x9 cm. En el fondo: S/T, acrílico sobre lienzo, madera y metal, 150x186x9 cm. / FOTO: MARCOS MORILLA

La pintura es un lenguaje destinado a operar allá donde otros lenguajes agotan su alcance.
Carlos León, “Tres Cartas a Teo”, en Umbral, 2015

“Pinturas” es el título de la exposición actual de Teo Soriano en la galería Guillermina Caicoya de Oviedo. Vuelve a este espacio singular tras “Pinturas y ensamblajes”, su muestra de 2016, donde ya advertimos cómo sus piezas estaban potenciadas por la densidad de la materia, la intensidad cromática y, especialmente, por el volumen. El artista “despegaba” literalmente la masa pictórica del muro, indagando en sus múltiples posibilidades. También en aquella ocasión planteé el paralelismo con los presupuestos del histórico Grupo Trama, con José Manuel Broto, Javier Rubio y, especialmente, el artista aragonés Gonzalo Tena, pintor que no hace mucho expuso en este mismo espacio su proyecto “Being”. La pintura de Tena ha derivado hacia registros más expresionistas y literarios pero, en los años 70 y principios de los 80, apostó por una obra radicalmente matérica, siendo evidentes sus conexiones con la corriente Supports Surfaces de Daniel Dezeuze o Claude Viallat. También las propuestas de Teo Soriano están próximas a los presupuestos de esta tendencia francesa que se podrían sintetizar con esta afirmación del grupo: “el objeto de la pintura, es la propia pintura y los cuadros expuestos sólo se producen beneficio a ellos mismos. No apelan a ninguna otra parte”.

Las pinturas actuales de Soriano se muestran diversas en su formato pero, sobre todo, en su planteamiento conceptual y desarrollo formal, entre las piezas presentes en la primera sala de la galería, destacan obras monócromas de gruesos empastes y generosa pincelada, se trata de lienzos montados sobre una base gruesa de madera que sobresale del muro, variando su profundidad entre los 7 y 10 cm, de este modo, las espesas capas de pintura se separan de la pared, transformándose en auténticos relieves pictóricos. En la sala segunda se contemplan acrílicos sobre lienzo de gran formato en los que el aspecto homogéneo de los campos de color contrasta con las piezas anteriores, mediante una técnica precisa, crea superficies lisas en las que el pigmento se muestra como una segunda piel del soporte, subrayando el planismo de las superficies y sus límites. Es en esta disparidad de planteamientos donde encuentro los principales hallazgos del artista, en obras que, por su fuerte “carácter” y radicalidad, conforman un conjunto, una instalación en la que la generosidad matérica, el espacialismo y el valor escultórico, despiertan sensaciones diversas que parecen dialogar, o incluso pelear, con el lugar y con nosotros mismos. Se propicia una comunicación poco frecuente con unas obras que parecen contradecir el título de la muestra -Pinturas-, entrando en juego otros aspectos como volumen, densidad y peso.

«Pinturas», Teo Soriano. Primer plano: S/T, óleo y cera sobre lino, 46×38 cm.

 

Estamos ante un trabajo audaz en el que la materia pictórica tiene absoluto protagonismo. Su propia fisicidad, ya sea dura o dúctil en su tratamiento, lleva hasta los límites de la realidad, no hay nada más real que la propia esencia germinal. Pinceladas, capas y texturas son desmesuradas en la mayor parte de las piezas, resultan enigmáticas desde su directa presencia, incluso misteriosas, llevándonos hacia presupuestos estéticos próximos a la pintura metafísica. En algunas obras los pigmentos se derraman por los laterales del soporte, desbordan sus límites naturales para subrayar su ser como materia viva. La masa pictórica se ha apoderado del creador (o viceversa), es “bruta y exquisita”, poseedora de una fértil creatividad y, al mismo tiempo, de un enorme poder de seducción sensorial e intelectual.

Entre los artistas contemporáneos afines a Teo Soriano, existen conexiones con Robert Ryman. En los trabajos de este pintor estadounidense la intención está en la propia materia, no hay mitología ni ilusionismo, es una pintura alejada de connotaciones cromáticas o de posibles interpretaciones que vayan más allá de la obra y que, de alguna manera, parece continuar el camino iniciado por Mark Rothko: “lo radical en la pintura es que no exista alusión a ninguna influencia representacional. Hay color, hay forma, hay estructura, superficie, luz, desnudez sin más”.

La muestra “Pinturas” resulta inquietante, produce un cierto “desasosiego” percibir cómo ciertos convencionalismos son transgredidos, pero también, cómo dichas transgresiones huyen del estancamiento, revitalizando el mundo de la creación plástica. Hay ambigüedad en las obras que se despegan del plano pictórico en beneficio del volumen, un singular equilibrio entre pintura y escultura. Intuyo que Teo Soriano admira las pinturas de Giorgio Morandi, en especial la representación rotunda de los objetos en sus naturalezas muertas que, adquieren tal presencia en el plano pictórico, que parecen transformar la materia pictórica en una realidad pura.

Teo Soriano “Pinturas”
Hasta el 31 de julio de 2019
Galería Guillermina Caicoya Art Projects
Calle Principado 11, Oviedo


Santiago Martínez
 es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es