Local -espacio artístico y cultural de encuentro y puesta en común de proyectos creativos-, nos ofrece durante estos días su última propuesta colectiva. En Pisitos participan 15 creadores que, desde diversas formas de expresión y conceptos muy personales, analizan y profundizan sobre los “lugares para habitar” sin alejarse de la problemática presente en nuestra sociedad, en gran parte fruto de la crisis económica que ha venido a enrarecer la visión romántica del “hogar”, siempre cargada de connotaciones familiares y afectivas. Domina en esta experiencia la visión subjetiva, pero no por ello menos real, de ocupar un espacio que cada uno ha sabido llevar a su ámbito creativo, dando un enfoque amplio, reflexivo y compartido, en torno a los lugares que habitamos.
Hay que agradecer a Laboca Asociación y especialmente a Paco Nadie, la implicación en este tipo de proyectos que suponen una interesante aportación a nuestro limitado panorama cultural y artístico. Desde este espacio de encuentro, abierto y alternativo, se difunden proyectos interactivos que aúnan diversas disciplinas propiciando un enriquecimiento que va más allá de lo personal, pues a través de esa puesta en común, transciende a todos, expandiéndose por la sociedad desde este modesto local ubicado en el número 23 de la Calle Ceán Bermúdez de Gijón.
Pisitos –un proyecto enmarcado dentro de la sección que Local dedica a exposiciones colectivas-, está integrado por los trabajos de José Acevedo, Ruma Barbero, Gloria Caamaño, Luisa Colado, Carmen García, Santiago García, Alicia Gómez Camús, Irene Miguelena, Toli Morilla, Asun Montejo, Lucía Ordóñez, Blanca Prendes, Jesús Portal y Manuel Valls y su coordinadora Arantza Montejo.
En el texto de presentación, Arantza realiza algunas referencias que desvelan parte del sentido de esta muestra entre “ lúdica y transcendente”. Se refiere a una experiencia vivida junto algunos amigos en la exposición “La casa, su idea” que en 1997 tuvo lugar en la sala de exposiciones de la Comunidad de Madrid. Conservo aún uno de los recortes de prensa de aquella muestra que posiblemente me animó también a visitarla: “Ningún amante de la escultura debe perderse esta exposición sobre una de las cuestiones esenciales de nuestro tiempo: la escultura deja de ser cuerpo para ser lugar”. Esta referencia me ha llevado a recordar la exposición de 2007 “Espacios para habitar”, que tuvo lugar en el Palacio de Cristal con fondos de la colección del Reina Sofía, cuyo catálogo cuenta con un interesante texto de Juhani Pallasmaa titulado “Alojar el alma”. En él habla de cómo habitar no es un acto meramente práctico, implica, entre otras cosas, interrelación, intercambio y entendimiento; una reflexión sobre los significados de lo íntimo y el sentido que adquieren los lugares que habitamos.
También se refiere Arantza Montejo a Gordon Matta-Clark, genial creador, que fue capaz de romper los límites del racionalismo arquitectónico (otro aspecto interesante de los espacios que vivimos) para cargar de simbología y metáforas sus propuestas, ¿cómo es posible transcender del puro concepto de espacio habitable, aséptico y práctico a otro, íntimo y agazapado en lo más profundo de nuestro ser?. Matta-Clark comenta:
«La auténtica naturaleza de mi trabajo con edificios está en desacuerdo con la actitud funcionalista, en la medida en que esa responsabilidad profesional cínica ha omitido cuestionar o reexaminar la calidad de vida que se ofrece».
En las propuestas de Pisitos hay muchas de estas referencias pero, lógicamente, domina el carácter y visión personal de cada artista. En la muestra dialogan los recuerdos de lugares vividos en el pasado con las preocupaciones de habitar el presente; algunos de los trabajos tienen carácter documental, en otros, en la mayoría, hay una implicación personal que fluctúa entre la ironía y la crudeza o el divertimento y la denuncia. Lo sutil y lo bárbaro, como en el día a día, conviven. Visitar Pisitos es refrescar historias vividas y contadas, contemplar la realidad a través de las múltiples realidades que cada cual experimenta, compartirlas y pensar sobre ellas, y que a mí me han llevado a las reflexiones de Gaston Bachelard en la Poética del espacio. En su capítulo “Casa y Universo” habla sobre la memoria de los espacios vividos en otra época, de cómo podríamos regresar a las casas del pasado y encontrar, con los ojos cerrados, los diferentes lugares siguiendo los hábitos del cuerpo. De esta manera el cuerpo puede devolvernos imágenes y situaciones ocurridas hace tiempo, favoreciendo su resonancia en el presente.
Si la temática de Pisitos, aun estando vertebrada por el concepto ”habitar”, resulta difícil de delimitar, lo mismo ocurre con las múltiples maneras de plasmar sus preocupaciones, obsesiones o sensaciones en el espacio. La muestra presenta una riqueza y posibilidades creativas y tal cantidad de recursos plásticos (dibujo, fotografía, collage, cerámica, ensamblaje, instalaciones, ilustración…) que resulta difícil sintetizar.
Desde esta pluralidad conceptual, formal y técnica, intuyo cada propuesta como un autorretrato vital detenido en el tiempo -en un momento pasado o reciente o una perspectiva de futuro-, como fragmentos desmembrados de cada uno, algo epidérmico impregnado de experiencias. Cuando Marie-Laure Bernadac se refería a la serie “Mujer-casa” de Louise Bourgeois, afirmaba que eran “una mezcla de arquitectura y de carne”. Cuando habitamos, no sólo nuestra fisicidad ocupa un espacio, nuestro organismo se adapta y funde mimetizándose con el entorno convirtiéndose en una proyección de nosotros mismos. Dejamos huella en los lugares que habitamos pero ellos, generosos, nos impregnan para siempre, invadiéndonos.
Pisitos
LOCAL
Calle Ceán Bermúdez 23, bajo. Gijón
Hasta el 26 de mayo
Más información:
El maletero de la viajera
Local
Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es