FOTO: LUISA VALARES

Llega el espectáculo de danza-teatro Praana, en busca del aire perdido, a Asturias, que dará el pistoletazo de salida a la danza en caja escénica en el Principado el próximo 10 de febrero, a partir de las 20:30, en el teatro Jovellanos de Gijón. Es la segunda vez que la bailarina y coreógrafa vallisoletana Mónica de la Fuente actúa en la villa de Jovellanos, pero esta vez lo hará acompañada del gran instrumentista e intérprete Germán Díaz y de los actores y bailarines Diego Garrido, Denis Lavie y Viviana Bovino. En su primera visita, también a Gijón, en 2021, exhibió una suerte de fusión entre Kathakali y flamenco, Rasa Duende, que también avanzó La Escena, donde, al igual que ahora, también había música y voz en directo.

Pero ante todo, y por empezar por algún sitio, debe decirse que Praana se confecciona como un laboratorio artístico internacional cuyos ingredientes tienen carácter transversal. Su propuesta no se limita a las fronteras escénicas conocidas (danza, teatro y música), sino que propone una profunda reflexión sobre las relaciones humanas en el presente, sobre lo perdido en tiempo covid, y, más importante, sobre la recuperación “de lo perdido” como individuos y como sociedad en tiempo pospandémico. Es una propuesta colectiva, pero también individual. Algo así como un renacer a través del arte de respirar para volver a aprender a respirar, fabricando energía vital: praana.

Praana es un vocablo que viene del sánscrito prāna, que significa ‘energía vital’ o ‘respiración’. Es un término que tradicionalmente se refiere al aliento, a lo que se exhala. Más concretamente, procede de pra o movimiento hacia afuera y de an, que hace referencia a lo animado. Por eso, esta proposición escénica pasa por respirar juntos, aunque en la distancia. Durante el proceso de creación, la pandemia puso a prueba a los intérpretes de Praana como artistas, como creadores provenientes de distintos orígenes y contextos socioculturales. Los encuentros, primero online y luego presenciales, les hicieron reflexionar sobre la importancia vital de la respiración, del respirar juntos como posibilidad de construir un camino juntos, a través de herramientas artísticas diferentes. De ahí la pluralidad. De ahí la diferencia.

¿Qué papel tiene el aire y la respiración en la acción escénica? ¿Cómo influye el aire que se respira en los impulsos sicológicos y físicos del cuerpo en acción? ¿Cómo se traduce el aire en presencia escénica y regenera nuestro ser como individuo? ¿Cómo crear una conciencia del arte de respirar para ayudar a la ciudadanía a encontrar ese aire perdido y hacer que ese bien se proyecte a los demás?

India, Francia y España se dan la mano en la respuesta y abrazan así el kathakali de Mónica de la Fuente, la esencia performativa del yoga y la danza urbana del exuberante Diego Garrido, la cuidada voz en directo de Viviana Bovino, la carga dramática de Denis Lavie o la sensible y espectacular acústica de Germán Díaz articulan momentos de teatro que se tornan danza, y al revés; y una especie de popurrí escénico capaz de colar una visión tan orgánica, por única, como libre y sugerente, por colectiva.

 

El espacio sonoro de la pieza contribuye sin duda a todo ello, mientras genera, a partir de instrumentos tradicionales como la zanfona y otros más singulares, un ambiente en el que el músico Germán Díaz nos conduce a otros registros sonoros, que no por ser lejanos nos resultan ajenos: desde melodías del acervo castellano o sefardita, hasta la influencia minimalista y urbana de carga electrónica, por poner un ejemplo. Esa mixtura cobra vida de la mano del músico Tao Issaro, se cierne sobre la pieza una arquitectura sónica capaz de conectar bases rítmicas sintéticas con elementos naturales y tradiciones musicales indios, de los que en buena parte se nutre.

La India, en su acervo milenario más tradicional, ofrece infinidad de materiales abiertos a la exploración; de hecho, es una cultura que mira hacia lo contemplativo. Por eso, la sabiduría de Praana se catapulta hacia fuera como energía vital en múltiples dimensiones humanas. Los intérpretes de Praana consideran este aspecto un factor intrínseco de primer orden en sus procesos creativos, a la vez que es un campo de investigación a desarrollar y compartir en la propia representación.

Especialmente, este tiempo es momento de poner (y de anteponer) el hecho artístico como servicio social, público, como herramienta para crear un mundo saludable donde haya bienestar a nuestro alrededor. El arte, como transmisor de belleza y de valores, se conduce aquí como aporte indispensable para crear conciencia social; nos muestra que el arte de saber respirar debe practicarse buscando un trozo energético y orgánico que pueda convertirse en bien comunitario. Nada más y nada menos.

Y es precisamente desde ese bien comunitario como especie que quienes hacen Praana creen firmemente en la necesidad de imaginar, exigir y luchar siempre por un aire limpio; alimento de nuestras vidas, materia química, bien inmaterial y metáfora. Y también nuestro futuro.

Los milenarios tratados escénicos de danza clásica india tratan la respiración como elemento esencial de investigación, y han llegado incluso a definir diferentes formas de respirar para cada estado anímico. Es más, la poesía, el teatro y la danza en la India no se entienden, si no se entiende antes lo que exige cada disciplina al artista acerca de cómo debe practicar esa inhalación-exhalación. En Praana se emplean esas nociones y conceptos, buscando principios de trabajo corporales a través de las distintas técnicas de los integrantes de la coproducción, llevando la investigación al territorio de la creación coreográfica y al teatro físico nacido de la antropología teatral.

Y aquí es donde tiene mucho que decir la persona que mezcla todo esto en el hecho escénico, con la voluntad de armar diálogo para el espectador. Gregorio Amicuzi es el responsable de la dirección de escena y quien ha concebido el conjunto en movimiento de la pieza como argumento-madre para esa proyección. Forjado en la escuela del Odin Theatre y al frente de Residui Teatro, compañía radicada en Madrid, ha centrado su buen hacer en la armadura (oralidad física) de la presencia del actuante sobre el escenario, parámetro imprescindible en esta obra, y la baza inabarcable del bailar y del actuar a la vez, dando a Praana la suficiente consistencia para que funcione y nunca se rompa.

Ficha artística. Praana, en busca del aire perdido

Una coproducción de la Compañía Mónica de la Fuente, Residui Teatro y Fundación Casa de la India, con la colaboración de los músicos Germán Díaz y Tao Issaro (España-India-Australia-Italia -Francia).

Teatro Jovellanos de Gijón. Paseo de Begoña, 11
Viernes, 10 de febrero, a las 20:30. Función única

Concepto y dirección artística proyecto Praana: Mónica de la Fuente
Dirección escénica: Gregorio Amicuzi (Italia)
Intérpretes / bailarines: Mónica de la Fuente (España), Diego Garrido (España), Viviana Bovino (Italia), Denis Lavie (Francia), y Germán Díaz (España)
Composición musical: Germán Díaz (España) y Tao Issaro (India/Australia). Arreglo musical de la canción Respiro: Stefano Bovino
Producción: Compañía Mónica de la Fuente SL / Residui Teatro / Casa de la India
Diseño e iluminación: Mapping rZ y Gregorio Amicuzi
Fotografía: Pablo Gestoso, Álvaro Mascarell y Juan Ignacio Arteagabeitia
Vídeo: Álvaro Mascarell y Andreina Salazar Amorós
Diseño gráfico: Eirini Sfyri
Colaboran: LAVA Valladolid, Embajada de la India en España, AC/E Acción Cultural Española, Daksha Sheth Company, CAAE – Centro de Artesanía de las Artes Escénicas
Con el apoyo de: Junta de Castilla y León
Espectáculo de 70 minutos de duración. Estreno absoluto el 22 de octubre en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes. Madrid, 2021


María Martín Vázquez
es colaboradora de LaEscena