Presentación de "Plano sonoro" en el Museo Arqueológico de Asturias.

Cuando Pedro Guerra compuso “Contamíname” estaba pensando en el futuro, estaba pensando en SACO. Lo digo porque la estrofa “dame los ritmos de los tambores y los voceros del casco viejo” parecía adelantar lo que hay detrás de “Plano Sonoro”, la nueva propuesta de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo, que lleva seis años ”contaminando” géneros artísticos, con resultados más que satisfactorios.

El objetivo de “Plano Sonoro” es generar, en cada edición de SACO, una serie de piezas audiovisuales rodadas en Oviedo para que, poco a poco, vayan conformando un retrato global de la capital asturiana y su entorno rural. Toda una declaración de intenciones, que en manos del inquieto y reducido equipo que saca adelante el evento individual, viene con varias sorpresas. La primera, unir a cuatro realizadores con cuatro diseñadores con la premisa “mézclate conmigo que bajo mi trabajo tendrás abrigo”.

¿Cómo fue esa mezcla profesional?. José Tomé, diseñador de sonido lo explica desde Sevilla, “la idea era crear un diseño sonido para una imagen que no había sido grabada, esta sería entregada a un realizador que tendría que, con un solo plano, crear un diálogo entre sonido en imagen”. Pero la contaminación profesional debía hacerse también a la inversa “con una imagen de la que desconocíamos su procedencia a la que se creará un diseño de sonido”. Así que ni diseñador ni realizador podrían comunicarse y solamente conocerían a su interlocutor el día de la inauguración.

Ocho participantes en una cita audiovisual a ciegas, descrita por Tomé como “un intercambio sin remitente, que genera algo casi inexistente en el proceso audiovisual como es el flujo de trabajo horizontal en el que no hay una voz que dirija otra. Y visto el resultado, parece que los ocho exploraron y disfrutaron en busca de infinitas direcciones, con Oviedo como destino.

Una cita unió a Teresa Marcos y Óscar de Ávila. La realizadora ovetense comenta que “fue estimulante trabajar en una cita a ciegas, pero con condiciones previas porque prefiero que me pongan límites y así evito dispersarme”. Grabó su pieza “Incursión nocturna” en el patio de manzana interior donde tiene instalado y rodó de noche en blanco y negro durante tres horas. El resultado “comprimido en dos minutos y con saturación de colores hace desaparecer las paredes y lleva al espectador a imaginar pantallas de móviles o televisores”. Cuando recibió una pieza de audio con sonidos impactantes en los que predominaban percusiones y ruidos, “la vinculé a un plano secuencia en el túnel peatonal del Parque de Invierno y luego comprobé que mi partener sonoro había quedado muy satisfecho”. Su “otro yo” era Óscar de Ávila que con “Lo transformado” pretendió sintetizar “un viaje alrededor de una transformación sonora de un espacio urbano en el tiempo, de una manera un tanto inquietante”. Y ese espacio al que puso sonido son los parques y plazas, porque “su paisaje sonoro formado por sonidos concretos y espaciales han estado siempre muy arraigados e identificables en el imaginario sonoro de las ciudades”. En su pieza aparecen sonidos y sonoridades vitales, como los provocados por los engranajes y movimientos mecánicos de los columpios, los juegos de pelota, patines o, como indica “las eclécticas e inocentes voces infantiles entremezclándose entre sí con los ecos de la propia ciudad, componen un ecosistema sonoro que ha evolucionado y que se ha ido transformando radicalmente por la rápida evolución de la polución sonora de las propias ciudades”.

Otra pareja estuvo conformada por Samu Fuentes y Juan Carlos Blancas. El director rodó “Los secretos de les piedres” con la idea de huir de los lugares emblemáticos y fácilmente reconocibles de Oviedo y “a la vez me parecía interesante ubicarlo en los límites del propio concejo, por eso me centré en las piedras blanquecinas, desgastadas y moldeadas por el paso del tiempo del río Nalón a su paso por Priañes”. Habituado a rodar en la naturaleza, el añadido de la niebla, casi siempre presente en dicha zona, le da al plano un halo relajante, a la vez que inquietante. Fuentes insiste en que “la combinación de la solidez de las rocas, lo liquido del agua y el estado gaseoso de la niebla, era una mezcla interesante dentro del estatismo del encuadre”. Su otra mitad fue Juan Carlos Blancas, que presentó su pieza sonora “Sewage”, un espacio sonoro virtual de un conducto subterráneo de una ciudad imaginaria. El diseñador de sonido comenta que “este paisaje sonoro binaural se compone a partir de una grabación realizada dentro de un colector en el subsuelo de Madrid”. Para ello compuso un plano estático, “aunque contiene elementos añadidos que pueden generan cierta sensación de movimiento, como los ultrasonidos que emiten algunos de los animales que habitan estos espacios y que se muestran en la pieza con una apariencia totalmente sintética”.

La tercera pareja audiovisual está formada por Marcos M. Merino (Distancia) y Alejandro López (Lo nocturno). Para Merino es un “interesante ejercicio tener una doble cita a ciegas con un diseñador de sonido porque es importante educar sobre el papel del sonido en nuestros trabajos y su capacidad para generar narrativas o subrayar intenciones”. En su caso, las piezas propuestas planeaban representar lugares vinculados a su relación con Oviedo cuando era niño, pero casi todo ha sido sustituido. Por eso “rostros cubiertos con mascarillas pasean con sus parejas e hijos por una calle de la ciudad, van de compras, trabajan, sacan la basura o acceden a sus casas. Cree que “alejarnos de un conflicto transforma nuestra mirada. Alejandro López creó una pieza sonora utilizando unas cuantas capas de material grabado específicamente para esta actividad, siendo manipuladas y combinadas con otras grabaciones de campo y música diegética”. La intención de este montaje y mezcla de sonido era recrear una escena cotidiana de la noche de un fin de semana en una ciudad como Oviedo, “la transición de la frenética actividad del ocio nocturno que, al amanecer, se desvanece dando paso al rumor de la ciudad que despierta”.

En el cuarto dúo dinámico estaban Pablo Casanueva y José Tomé. El director de cine considera que fue un placer participar en la propuesta porque “ha sido un cambio en el orden de trabajo que solemos tener y un acto de justicia para los diseñadores de sonido”. Él se guió por la intuición a la hora de grabar los planos, “basándome en las primeras imágenes que me vinieron a la cabeza al pensar en Uviéu y al escuchar el diseño sonoro que SACO me facilitó”. Cree que, pese a tener unas acotaciones, “las piezas han resultado muy distintas y con la seña de cada autor, de hecho, creo que son perfectamente identificables los planos que cada director filmó”. José Tomé diseñó “Lo verdadero”, iniciada con la escritura de un pequeño texto y la grabación del mismo por la actriz Irene Pérez. En ella “se plantea el breve espacio que ocupa la realidad en nuestro diálogo interno”. En “Snapper” el diseño de sonido para “L’atapecer” se centró en “la búsqueda de los sonidos que podrían alojarse en la imagen de este parque del cual no se dispone de referencia sonora, geográfica o estacional, siendo a la vez un espacio para la reflexión sobre el trabajo del diseñador de sonido que se enfrenta a la imagen vacía”.

PLANO SONORO es un auténtico catalizador del talento de artistas sonoros y cineastas con el concejo de Oviedo en su objetivo. El resultado de las cuatro citas a ciegas se puede contemplar en el Museo Arqueológico de Asturias hasta el 22 de noviembre. “Ven, pero sí con tus ojos”, como dice la canción.


Jose Antonio Vega
 es colaborador de laEscena
@joseanvega64