"Nosaltres", 2008-2014, dimensiones variables / FOTO: PAU AGUILAR

Rosa Amorós, una de las figuras clave en la cerámica contemporánea, llega por tercera vez a nuestra Comunidad después de su primera exposición llevada a cabo en 1984 en el Museo Escuela Municipal de Cerámica de Avilés y la de 2003 en el Museo Barjola de Gijón. Ella, indudablemente, fue quien puso en el camino de las nuevas vías de la cerámica a muchos ceramistas asturianos quienes, hasta entonces, militaban sin demasiada convicción en el angosto terreno de lo artesanal, posibilitando desde aquél ya lejano curso que impartió en 1984 que se respetase la tradición en lo procedimental y que se abriese la ventana para que entrasen otros aires en lo conceptual.

Regresa ahora a la vigésimo cuarta edición del Certamen San Agustín de Cerámica con una retrospectiva de sus trabajos en cerámica y pintura. El conjunto conforma un todo en el que poder apreciar los derroteros por los que ha discurrido su trayectoria creativa y de la que no se nos escapan unas primeras -y someras- consideraciones: la búsqueda de lo esencial y la simplicidad de medios. En toda su obra prima un cierto deseo de lo esencial, algo que, precisamente por ese deseo, nos conduce antes a formas sugeridas que a representaciones alegóricas por muy reconocibles que sean algunas de ellas.

En eso se pueden resumir unas creaciones que son despojos en el más amplio sentido de la palabra ya que en una primera mirada pueden evocarnos el despojo fisiológico, lo excrementicio, lo fecal (skatós) aunque en un significado más amplio debemos asociarlas con lo último, con el fin, con la muerte (éskhatos). Reflexivamente se aleja de lo convencional, conscientemente elimina los estereotipos, sabiamente alcanza el paroxismo sea de dolor, de miedo, de recuerdo o, simplemente de su acontecer vital. Pese a que por su propia naturaleza no podemos hablar de esculturas amorfas, sus obras son tan rudimentarias que pueden hacernos pensar en una total ausencia de concepto cuando lo cierto es que lo tienen y bien remarcado por la anfractuosidad de las superficies, por su monocromatismo y por el constante remitirnos al propio material en que están hechas: TIERRA.

Sus pinturas, soporte artístico bidimensional al que la artista ha recurrido en los últimos tiempos, parecen más “figurativas» y a ellas asoman paisajes, mares, árboles, lagos, colgaduras o marañas lineales que vuelven a remitirnos a los miedos u obsesiones de su creadora. En estas tintas, gouaches o acrílicos, Rosa Amorós vuelca, tras una concienzuda observación de la naturaleza, sus ideas, sus energías, sus miedos y sus obsesiones y, por decirlo con una sola palabra, su vida.

«Rosa Amorós», Rosa Amorós
CMAE, Centro Municipal de Arte y Exposiciones de Avilés
Calle de Llano Ponte 49
Hasta el 22 de noviembre
Martes a domingo de 18:00h a 21:00 h.


Ramón Rodríguez