En la sala de arte aLfaRa, en Oviedo, podemos contemplar los últimos trabajos de Chelo Sanjurjo. Bajo el título de “Silencios” la artista nos ofrece sus nuevas aportaciones plásticas que destacan por un perfecto dominio técnico; gouache y pincel están en la esencia de su creación, pero es su original estilo y su temática lo que realmente configuran una obra tan personal. La exposición cuenta con una treintena de piezas realizadas desde el confinamiento hasta nuestros días y, al igual que la pandemia provocó una transformación en cada uno de nosotros, así ha ocurrido con sus nuevas pinturas, más reflexivas y esencialistas.
En esta exposición la artista mantiene la coherencia que, desde siempre, la ha caracterizado, los pequeños e íntimos formatos y el delicadísimo tratamiento técnico. La línea y la mancha de color se advierten equilibradas y, los gráciles dibujos de siluetas femeninas encuentran su contrapunto en la rotundidad de las superficies cromáticas que, con el tiempo, se han ido depurando, limitándose al negro y al rojo. Sigue potenciando las calidades del papel que, más allá de su valor como soporte, se convierte, compositiva y cromáticamente, en ingrediente fundamental, un aspecto en el que se acerca a la manera de trabajar de los artistas orientales, para los que el gesto, el espacio y el vacío son la esencia de la creación. Sin embargo, en esta exposición, el negro se impone dominando las superficies, posiblemente repleto de connotaciones ligadas a la soledad y al silencio vividos en aquellos momentos tan difíciles de confinamiento. Su contundente opacidad se ve doblegada mediante un dominio técnico que lo suaviza todo con sutiles gradaciones. Muchas figuras se muestran parcialmente ocultas bajo los efectos provocados por las transparencias de delicadas telas, gasas y tules, representadas al detalle y de elegantes tocados de encaje calado. Señala Dulce Pérez, directora de la galería, que con esta nueva exposición “estamos llegando al negro absoluto, que lejos de ser tristeza, oscuridad o pesimismo, intenta evocar misterio, conocimiento profundo, sabiduría, secretos que están a punto de brotar de esos rojos intensos y se ocultan en las miradas entornadas de esos primeros planos de las mujeres”. Y ciertamente, el conjunto de la muestra transmite una sensación agradable de placidez y tranquilidad, un silencio contenido en la actitud que adopta cada protagonista, en los gestos recatados y en unos ojos cerrados o entornados discretamente.

Visitando “Silencios” tenemos la posibilidad de encontrarnos, cara a cara, con pinturas en estado puro, arte sincero, nacido desde la naturalidad y autenticidad que transmite su autora como persona y como artista. Es importante, ahora más que nunca, subrayar estas palabras que siempre han estado ligadas a Chelo Sanjurjo, un arte que habla desde la honestidad, contradiciendo las modas y los oportunismos que invaden el escenario artístico contemporáneo y convierten el arte en espectáculos tan banales como caducos.
Comentaba recientemente que, frente a esta sociedad del espectáculo fomentada desde la mediocridad de nuestras instituciones y reforzada, lamentablemente, por representantes educativos y museísticos, aún existen artistas como Chelo Sanjurjo. Hay más amor, sensibilidad y transcendencia en una de estas silenciosas obras, que en todos los efímeros exhibicionismos a los que nos están acostumbrando. Recorriendo la muestra “Silencios” en aLfaRa, recordé “Á Rebours”, hermoso libro del escritor simbolista francés J.K. Huysmans, un título que podríamos traducir como “a la contra” o “a contrapelo”, novela en la que su extraño protagonista, siempre “a contracorriente”, ajeno a las modas literarias y plásticas del momento tiene entre sus aficiones rastrear y coleccionar aquellas inquietantes y fabulosas estampas de Odilon Redon, refinamientos de un arte diferente, rarezas necesarias para seguir alimentando la imaginación.
Así es como contemplo estas nuevas imágenes de Chelo Sanjurjo, como una oportunidad única de acercarnos a la pureza de la creación plástica, de sentir la emoción y la ternura que palpita en cada una de sus obras. Porque ¿qué menos podemos exigir al arte que ser un estímulo para nuestros sentidos?
«Silencios», Chelo Sanjurjo
aLfaRa, Sala de Arte
Calle Carlos Casanueva 16, Oviedo
Hasta el 25 de septiembre
Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es