Una camiseta es una forma poderosa de comunicación de masas. Una camiseta puede ser usada por cualquiera. Una camiseta soporta imagen. Soporta un lema. Soporta ideas. Una camiseta dice algo de quien la lleva. Se desplaza con quien la lleva. Atrae miradas. Provoca reacciones. Es objeto. Es edición. Es mercancía. Es herramienta. Es canal.
Guillermo Espinosa, comisario de la exposición
La camiseta, prenda versátil como ninguna, es el elemento que vertebra “t-placement”. 451 y Guillermo Espinosa seleccionan una serie de prendas intervenidas, que se convierten no ya en objetos artísticos, sino en pura edición, a la misma altura que un grabado o una serigrafía. De esto trata “t-placement”, de hablar de la camiseta como otro elemento editado, un corpus como otro cualquiera en el conjunto de trabajo de los artistas contemporáneos, cuyas características especiales, el hecho de ser fabricado para su uso, lo diferencian de la tradición editora sobre papel. Las camisetas finalmente tienen una durabilidad menor en su uso, y es esto lo que las convierte en objetos preciados por su escasez, independientemente del volumen editado, que tampoco suele superar el de los grabados y otros tipos de obra gráfica. Obras de arte que no se muestran únicamente en un espacio expositivo, sino que se pueden vestir y que recorren las calles, que es donde la camiseta tiene su razón de ser.
Los artistas que intervienen las camisetas que se podrán ver en “t-placement” son:
Aggtelek / Davidelfín / Dr. Hofmann / Jaro / Philippe Parreno / Douglas Gordon / Cristina Llanos / Antonio de la Rosa / Dean Sameshima / Martín Sastre / Ainize Txopitea.
La involucración de los artistas en la producción de textiles comienza en el siglo XIX, con las revoluciones Industriales y la producción serializada y en masa. Los primeros ejemplos provienen de las capitales industriales como Londres, donde dibujantes, pintores y diseñadores dan los primeros pasos: William Morris, Christopher Dresser. Pero los primeros artistas en tomar plena conciencia de su relevancia y entreverarlo con las estéticas que ya desarrollaban en el mundo del arte, usándolo como otra vía creativa igualmente válida para sustentarse económicamente, son los que abrazan las primeras vanguardias tras la Revolución Rusa, en la nueva URSS, mayoritariamente mujeres por la tradición cultural patriarcal: Olga Rózanova, Varvara Stepanova, Anna Andreeva, Liubov Popova… Esta vía llegará de forma natural a las principales ciudades europeas del momento, y luego se incorporarán de forman natural a los prolegómenos de la recién nacida Bauhaus en los años treinta, con figuras centrales como Annie Albers.
La camiseta sin embargo, en principio constituida como ropa interior o como ropa de trabajo práctica para las clases obreras de los sectores principalmente industriales, no verá generalizado su uso hasta después de la Segunda Guerra Mundial: sobre todo en dos vías: la contestaria de clase, y la contestaria juvenil. La camiseta servía para reivindicar los principios políticos y estéticos de las clases proletarias, pero también resumía el nuevo espíritu de las generaciones que se oponían a sus precedentes, también en el vestir como forma más evidente de posicionamiento y crítica contra los estándares sociales con los que no estaban de acuerdo, sobre todo de carácter burgués: la utilizan los Beatniks, y de ahí todos los movimientos posteriores: rockers, mods, punks… hasta la actualidad. Como apunte histórico, fue la marca Fruit of de Loom la que comenzó a comercializarla como prenda exterior, pero no consiguió tener relevancia hasta que la innovadora Coco Chanel la incluyera en una de sus colecciones al mismo tiempo que la lucía ella misma, mezclada con sus trajes de chaqueta, sin ningún reparo ante la atónitas miradas de la sociedad de esa época.
En la década de los 60, esta prenda toma un rumbo diferente cuando las feministas la usan como símbolo de igualdad. Muy famosas son las primeras performances de Yoko Ono, donde invita a utilizar la prenda de múltiples formas, en el marco de acciones íntimas que van desde intervenirlas a “tomar tu ropa sucia y explicar el por qué de cada mancha”. Este testigo será tomado por otra japonesa, Yayoi Kusama, que en los sesenta creará una fugaz firma de ropa en paralelo a su trabajo artístico. Mientras tanto, el mainstream asume la camiseta como una prenda de poder: Yves Saint Laurent comienza a mostrarla en los setenta imprimiendo sobre ella su logo, lo mismo que hará Lagerfeld cuando se incorpore a Chanel. La camiseta comienza ahí a convertirse también en una premanente herramienta de marketing para las firmas. Y casi para cualquier producto o fabricante con identidad corporativa propia: ya sea cultural, industrial, tecnológico o incluso servirá para la transmisión de ideas políticas, tanto desde la oficialidad como desde la disidencia.
Es también en los sesenta cuando la camiseta comienza a articularse como herramienta estético-discursiva: Jean-Luc Godard la utilizará, con el logo de un periódico impreso, sobre el cuerpo de la actriz Jean Seberg en “Â bout de souffle” (1960) y su éxito dejará claras y abiertas las posibilidades simbólicas, metafóricas y discursivas para toda una generación. Con el advenimiento del punk y las posibilidades del Do It Yourself, la camiseta se instituirá como la prenda básica y universal, y el sistema más económico y posibilista para la individualidad: todo el mundo es susceptible de producir o intervenir sus propias camisetas como quiera. Esta idea será prolíficamente desarrollada durante los ochenta y noventas: artistas como Keith Haring o Andy Warhol verán en ellas una forma más de expandir sus estéticas y hacer negocio. Con ellos, se sumará el resto de artistas pop, y post-pop, y también los artistas conceptuales. En los 90, con la implantación de fenómenos metatextuales y de comprensión del lenguaje como el desarrollo del “look” diferenciador y su importancia en el discurso de masas, y otra serie de prolegómenos ideológicos y culturales, muchos serán los artistas que las utilicen en performances, instalaciones, acciones y exposiciones.
“t-placement”
Exposición colectiva de camisetas de artista
The 451 Shop. (C/ Mon 26, Oviedo)
Del 12 de abril al 31 de mayo 2019