Asturias siempre ha sacado pecho por ser cuna de grandes cantores. Sin necesidad de rebobinar hasta los Archiduques, es indiscutible que las últimas cuatro décadas del panorama musical en la región han estado preñadas de bandas al más alto nivel. Y esto, entre otras cosas pero sobre todo, ha sido gracias a la presencia de múltiples y fantásticos escenarios. Escenarios que de por sí son sólo metros cuadrados, locales sin alma que un montón de animosos dotan de vida. Los visten a su imagen y semejanza, y comienzan a programar música en vivo, la mayoría de las veces contra viento y marea. Y aunque no están atravesando su mejor momento (sobre todo por restricciones sin sentido, de las que inevitablemente iremos hablando), siguen en pie un montón de ellos, plantando batalla y sosteniendo la escena. Es acerca de estos locales y de los corazones que los mantienen vivos, sobre lo que vamos a hablar en esta serie.

Comenzamos con uno de los epicentros culturales de la ciudad de Gijón, el Toma 3. Pero para comprender mejor qué es el Toma 3 bar, es importante que retrocedamos a lo que fue el Toma 3 tienda. Allá a finales de los 90, Tono Permuy recoge el testigo de un local orientado al mundo del cine, donde se podía encontrar algo de material al respecto: postales, posters, alguna película… Una reforma del local pausada (¡casi 5 meses!), la búsqueda por Europa de proveedores que aportaran merchandising por aquí poco visto y supliendo con ganas la ausencia de medios para llevar el proyecto adelante, cuajan en lo que ya fue el Toma 3 tienda que muchos conocimos. Un local pequeñito, con un montón de cosas que hoy son muy accesibles en tiendas físicas o en internet, pero que de aquella, en un mercado mucho más inocente, suponían auténticas sorpresas. Recuerdo que uno entraba en el Toma 3 con la ilusión de un niño pequeño el día de Reyes (o de Reinas) y sabías que encontrarías algo que te iba a alegrar el día. Así se convirtió en referencia obligada a la hora de hacer algún regalo con el que quedar a la altura.
Aunque el cine de género y de autor, los comics y la novela gráfica eran el leitmotiv de la tienda (con una muy cuidada selección de títulos por parte de Tono), fue el merchandising el auténtico reclamo del local. Camisetas de El Padrino, figuras de Eduardo Manostijeras o El Cuervo, chapas, llaveros, tazas… todas esas cosas con las que hoy nos topamos en cualquier lugar, antes las podías encontrar en pocos más sitios que allí. A modo de banda sonora, la música también envolvía el ambiente del local, custodiado por muñecos de Lemmy, Iggy y Los Ramones o salpicado con camisetas de los Cramps o los Misfits.
Pese a que el Toma 3 tienda estaba ya muy consolidado, varios factores propiciaron el salto al Toma 3 bar. Un bajón en el movimiento del merchandising (aquellas joyitas se propagaban como esporas por otras tiendas) unido a que aquel espacio se estaba quedando pequeño para llevar a cabo otras propuestas (charlas, presentaciones, proyecciones, etcétera) hicieron que Tono empezase a rumiar la idea de dar un giro al concepto inicial. La incertidumbre sobre la continuidad en un local que se les arrendaba por semestres, fue el empujón definitivo para lanzarse al Toma 3 bar que conocemos hoy en día.

No sin ciertas dudas, se decide mantener un nombre que ya estaba muy ligado al propio Tono y que evocaba cine, literatura, música… Toma 3 era ya marca de la casa, y esa mochila se venía con él. Con el concepto de bar-librería como cogollo del nuevo local, otra vez Tono va un paso por delante del resto apostando por iniciativas poco vistas por aquí, dando pie a que otros sigan la estela.
Pronto comenzaron las proyecciones de cortos, las presentaciones, las charlas… todo aquello para lo que el Toma 3 bar había abierto sus puertas. Pero poco a poco, de manera natural y por la propia naturaleza tanto de Tono como de la gente que frecuentaba el local, se fueron ampliando las propuestas. Había quedadas semanales para practicar idiomas, los viernes comenzaron a programarse showcookings… y, cómo no, sólo era cuestión de tiempo que la música en directo tuviera su hueco en todo aquel vergel de actividades que estaban floreciendo.
Las características del local determinan que el formato de los conciertos sea fundamentalmente acústico (cantautores, folk, pop…), aunque tienen cabida otras tendencias como la música electrónica. El medidor de decibelios es la propia gente del bar, que sale a la calle y pone oreja a ver si hay escándalo (difícil meter más que esos locales deportivos con 10 pantallones sudando fútbol y forofos chillando… por cierto, sin tantas restricciones como la música en vivo). Tirando de diplomacia con los vecinos y siendo cuidadosos con el volumen y horarios, se ha conseguido consolidar en el tiempo una actividad continuada que convierte al Toma 3 en uno de los escenarios ya habituales en Gijón. Para que esto sea así, también es crucial programar con cabeza, elegir bien las fechas y las bandas para no caer en la saturación. Precisamente, otro de los condicionantes que limita las aspiraciones en la programación del Toma 3 es que la entrada sea libre y no se puedan afrontar ciertos cachés. Pese a ello, han ido ganando pequeñas batallas, llegando a traer a músicos tope gama del panorama nacional, e incluso a ilustres como la americana Michelle Shocked.

Uno de los platos fuertes musicales son las sesiones vermú de los sábados y domingos. Los años pesan, y hay mucha gente que ya prefiere aprovechar más el día que la noche, aunque haya vermús que se alarguen hasta la carta de ajuste. El éxito que han tenido las experiencias del pasado año hace que en este 2016 se vayan a multiplicar estas sesiones y estén ya haciendo acopio de aceitunas. Por si la programación propia fuera poco, el Toma 3 es también escenario habitual dentro de los conciertos organizados por festivales como el de Cine de Gijón o el N’alcordanza. En fin, un no parar.
Dicho lo dicho, quédate con esto. El Toma 3 es un espacio cultural muy diverso donde la música en directo es pieza fundamental, pero que va mucho más allá. Un lugar donde confluyen gentes de muy distintas edades y tendencias en torno a las muchas propuestas que allí se desarrollan. Un local dinamizador de la vida social gijonesa, y sin duda ya uno de los escenarios referencia en la escena asturiana. ¡Y en segunda línea de playa!
David Cantalejo (AKA Faisán) es músico
david_cantalejo@yahoo.es