Vista de la exposición

La galería Guillermina Caicoya, en Oviedo, presenta una selección de obras de Mario Espliego pertenecientes a la serie “Túmulos”. En las paredes de las salas destacan relieves orgánicos, singulares composiciones, en su mayoría troqueladas, de acero policromado. También hay piezas escultóricas que evidencian una clara inspiración en los collages y ensamblajes de madera del artista dadaísta Jean Arp.

“Túmulos” es una armónica y atractiva muestra, la distribución de las obras en el espacio es coherente y cada una de ellas está configurada a partir de planchas metálicas que se articulan, formal y cromáticamente, de manera equilibrada. Están constituidas por la combinación de varias piezas unidas con imanes, sugiriendo una gran flexibilidad y la posibilidad de crear múltiples combinaciones pero, por el contrario, responden a rigurosos patrones compositivos meticulosamente medidos. En las propuestas plásticas de Espliego es frecuente encontrar montajes expositivos “incómodos” para la contemplación del público, elige ubicaciones atípicas y las obras pueden aparecer descentradas, sin embargo, en esta ocasión, se ha mantenido un orden racional solo alterado por una leve elevación de las obras con respecto a la mirada y por un singular efecto espacial provocado por las rejillas metálicas que, superpuestas, desdibujan las formas.

Cada pieza se concibe a partir de la superposición y combinación de láminas horadadas, planchas de acero utilizadas habitualmente para rejas y vallas, pintadas con esmaltes sintéticos de colores planos. Prescindir de los materiales tradicionales es otra de las constantes en su trabajo, hallando en los soportes cotidianos e industriales infinitas posibilidades plásticas. En esta ocasión se trata de las típicas planchas troqueladas con pequeños círculos que, descontextualizadas de su uso habitual, aportan una fluidez que provoca interesantes efectos ópticos, recordando el grano fotográfico o la trama de impresión que ya tradujera en sus pinturas el artista pop Roy Lichtenstein. En sus trabajos, los puntos lo inundan todo y, al igual que aquí, contrastan y se complementan con superficies de color plano y homogéneo.

Vista de la exposición

 

El interés de nuestro artista por el trabajo de Jean Arp le ha llevado a indagar y profundizar en una obra que, de alguna manera, es reflejo de su vida. Las atractivas formas orgánicas que caracterizan toda su trayectoria, de apariencia sencilla y natural, poseen una carga poética incuestionable que se fue acentuando con el tiempo. Nacieron en un momento convulso, de destrucción para Europa, durante la I Guerra Mundial y el periodo de Entreguerras; Arp encontró en ellas una manera de liberarse de las atrocidades que le rodeaban. En el interesante libro de Maite Méndez Camuflaje: engaño y ocultación en el arte contemporáneo, la investigadora se refiere a cómo las formas creadas por los artistas de vanguardia se convirtieron, irónicamente, en diseños y patrones que se aplicaron a la indumentaria militar. Primero fueron los basados en las pinturas cubistas pero, especial interés despertaron las figuras orgánicas de Arp, cuyas formas, superpuestas y reducidas a la gama cromática de verdes o colores tierra, fueron elegidos por los ejércitos para camuflarse en el entorno.

Como en una de sus peores pesadillas Arp, hombre pacífico desligado del absurdo de la guerra, vio transformadas sus aportaciones y creaciones plásticas en una de las mejores armas defensivas. Y es desde esta sarcástica experiencia, desde donde surge la serie “Túmulos”, si bien esta acumulación de formas orgánicas, se podría traducir en un amontonamiento de unidades humanas apiladas, como cadáveres de una guerra, también podríamos entenderlo como un sincero homenaje al artista de vanguardia, una manera de resarcirlo, revertiendo esos patrones orgánicos, desde el ámbito militar al de la creación plástica. En los “Túmulos”, al igual que ocurre con la producción de Jean Arp, la sencillez de las figuras y su naturaleza orgánica, podrían derivar en un análisis meramente estético, pero sabemos que, tras la apariencia esas formas, no solo hay una manera de evasión, también estamos ante obras impregnadas de aspectos sanadores y trascendentes.

Visitar “Túmulos” en la galería Guillermina Caicoya es una ocasión única para encontrarnos ante una vertiente llena de sutilezas, nada habitual en la producción del artista. Los trabajos de Mario Espliego son siempre comprometidos y llenos de trasgresiones formales y conceptuales, como podemos contemplar estos días en las obras expuestas en el Centro Botín de Santander -dentro del programa Itinerarios XXVI de la convocatoria de Becas de Artes Plásticas- que confirman que las posibilidades expresivas de este artista son inagotables y que las apuestas de la galerista ovetense son tan arriesgadas como necesarias.

«Túmulos», de Mario Espliego
Galería Guillermina Caicoya
C/ Principado 11, Oviedo
Hasta el 9 de mayo de 2022

 

[Publicado en La Nueva España el día  24 de marzo de 2022]

Santiago Martínez es profesor de Historia del Arte
saguazo@yahoo.es