El bolo del guitarrista, cantante y compositor norteamericano de la costa oeste Ty Segall con su Freedom Band el 30 de agosto en Ebrovisión ha entrado directamente en mi Olimpo de los acontecimientos musicales. Hay conciertos buenos, muy buenos, buenísimos y los otros; esos que pertenecen a una categoría superior, esos que son experiencias únicas, esos que tres horas después de acabar siguen conmocionándote por el subidón que ya te acompañará para siempre, así de pronto pienso en el de Nick Cave & The Bad Seeds en el Camden Electric Ballroon de Londres (12/04/1984) presentando su primer elepé From Here To Eternity – cerraron con In The Ghetto primer single que allí compré y ahí sigue en el altar- o el de Sonic Youth presentando su disco Bad Moon Rising en el London ICA (20/03/1985)- sigo viendo el vestido fucsia de Kim y la camiseta de Madonna de Thurston- ¡supersónicos!
Entré en contacto con Ty Segall hace seis años por su disco Melted que había aparecido entre los 50 mejores del año 2010 para la revista MOJO y desde entonces lo sigo siempre que puedo. Le entre al rock por el punk, el garaje, el hard, el glam o la sicodelia, Ty Segall lo hace con un toque mágico y con una habilidad innata para la frescura. A comienzos de 2017 ha publicado su noveno álbum, segundo homónimo, producido por el maestro Steve Albini, firme candidato al podio de este año. Hace unos meses leí: “ Ty Segall confirmado en Ebrovisión, único concierto en España”. Reconozco que me dio un escalofrío. La fecha, 30 de agosto, podría encajar en mi liada agenda. Husmeé sobre su gira, no tengo edad para comerme unos cientos de km y llegar a un concierto acústico tipo ring, ring, rang, rang . No. Lleva girando todo el año con la Freedom Band, los músicos con los que grabó el álbum. Saqué las entradas en junio.
Pregunté a unos colegas, Luiggi (León Benavente) y Marc (Sidonie), que tocaban al día siguiente, si iban a estar por allí para corrernos una juerga de la ostia, y no, llegaban directos para el bolo. A las 23:15h, puntuales, ante –para mi sorpresa- unos pocos cientos de personas tomaron el escenario Enmett Kelly (guitarra), Mikal Cronin (bajo), Charles Moothart (batería), Ben Boye (wurlitzer) y Ty Segall (guitarra), en este orden y posición salieron huracanados tocando Break A Guitar, espectacular tema de su nuevo álbum que al minuto sonaba perfecta. Allí arriba, la banda estaba dispuesta de tal manera que no perdían de vista ni un segundo a su líder situado en el extremo con su kit Fender (y el pedal Vox, no necesita nada más un buen guitarrista de rock) dirigiendo el cotarro como un general a su grupo salvaje y dando la espalda al público. Tras dejarnos alucinados con aquel terremoto sónico, continuaron con otra canción del nuevo álbum, Freedom, y siguieron lanzando misiles sonoros hasta las 00:45h. Podrían haber hecho el último disco entero y ahí os quedáis, pero no, reconocí temas de muchos de sus elepés anteriores, canciones que te dejan perplejo por su compleja intensidad como Candy Sam (Emotional Murger), Feel (Manipulator), Girlfriend (Melted) , Sleeper (Sleeper)…, antes de atacar el último tema –creo que un cover de Devo, Gut Feeling– hizo sonar de forma magistral uno de los riffs más reconocibles de Chuck Berry, Roll Over Beethoven, dijo ¡Good Night! y se fueron. ¡Y que lo digas!
Toño Barral es colaborador de LaEscena