Valerie Solanas

“La facultad de sueños no es una biografía, sino una fantasía literaria que toma como punto de partida la vida y obra de la feminista norteamericana ya fallecida Valerie Solanas”. Con este aviso comienza la reciente novela de la escritora sueca Sara Stridsberg editada por Nórdica sobre la figura de Solanas. A medio camino entre la realidad y la ficción, Stridsberg inicia la historia en abril de año 1988 en una habitación de hotel del distrito putero de Tenderloin en San Francisco en la que la escritora feminista falleció en soledad. La narradora, se imagina haber estado allí con ella. A lo largo del libro sus diálogos irán salpicando unas páginas colmadas de vivencias y de recuerdos, de delirios en el abismo de la muerte, de sueños y utopías, de dramas y de cruda realidad. “¿Qué escribes?”, le pregunta. “De ratones, lenguaje y soledad”, contesta Valerie.

En la novela está todo. Dorothy y Ventor. El triángulo formado por la hamaca con estampado de rosas, Louis y el chicle de menta en el pelo. Las playas de Alligator Reef, la Universidad de Maryland y el Departamento de Psicología, Cosmogirl y un mundo solo de ratones hembra. Las pelucas plateadas de Andy y los disparos (No, no, Valerie…, no lo hagas…), Maurice Girodias y Olympia Press. El Hotel Chelsea de Nueva York y los textos esparcidos por el suelo de la habitación (porque ella es E-S-C-R-I-T-O-R-A). El Estado de Nueva York contra Valerie Solanas. El Hospital Psiquiátrico de Elmhurst y la doctora Ruth Cooper. Y, por supuesto, Upp Your Ass y SCUM.

El manifiesto SCUM fue escrito en 1967 y publicado en 1968. Con tono beligerante y sarcástico busca poner en el foco de la crítica al sistema capitalista y patriarcal estadounidense. Un sueño americano construido por y para hombres heterosexuales y blancos. Entre sus objetivos están “destruir el gobierno, eliminar el sistema monetario, instaurar la automatización total y destruir al sexo masculino”. Pero que el lenguaje combativo no sea inconveniente para separar el grano de la paja. SCUM sentencia: “El único mal consiste en herir a los demás, y que el verdadero significado de la vida es el amor”. Valerie Solanas denuncia que una sociedad regida por hombres es una sociedad de violencia y de guerra, cargada de prejuicios (raciales, étnicos, religiosos) y orientada a un consumismo voraz. Denuncia que, si esta realidad no cambia, la sociedad acabará reventando por sí sola.

SCUM fue el grito hacia un sistema contra el que parte de la población se revolvía. Pacifismo frente a la Guerra de Vietnam y movimientos por los derechos civiles frente a las injusticias raciales. Debe recordarse que 1968 fue, además, el año del asesinato de Martin Luther King. También son los años de la Segunda Ola del Feminismo en Estados Unidos. En 1963 Betty Friedan publicó su libro La mística de la feminidad en el que analizó críticamente el rol de la mujer durante los años de la posguerra y su reclusión en el ámbito doméstico. La propia Friedan fue la primera presidenta de NOW (National Organization for Women) creada en 1966.

SCUM defiende que la plenitud de una mujer no se manifiesta exclusivamente en la maternidad: “Las mujeres no gozan simplemente criando como conejas, a pesar de lo que diga la masa de mujeres robots con cerebros sometidos a lavado”. SCUM reprueba el comportamiento de todas aquellas mujeres que perpetúan los roles establecidos por el patriarcado y defiende que la paridad no solo se consigue por medio de la igualdad laboral y salarial. Para lograr la verdadera igualdad hay que destruir un sistema que es nocivo para la mujer pero también para el hombre. SCUM quiere una nueva humanidad. Y en esta nueva humanidad la tecnología tiene un peso importante. Aboga por la automatización del trabajo y especula sobre la posibilidad de reproducir la raza humana sin ayuda de los hombres e, incluso, sin la ayuda de las mujeres. En la novela de Sara Stridsberg hay numerosos pasajes en los que Valerie, durante su estancia en la Universidad de Maryland, soñaba con criar exclusivamente ratones hembra: “Quisiera averiguar qué sucede en una unidad de investigación donde solo se estudian hembras. Estoy convencida de que pueden reproducirse sin los machos”. Estas ideas entroncan con un tema muy abordado en la ciencia ficción escrita por mujeres. A finales del siglo XIX surgen novelas que exploran las posibilidades de utopías y mundos mejores e igualitarios en los que no tenga cabida la dominación masculina. En algunas de ellas se tratan los temas de la reproducción por partenogénesis. Es el caso de Mizora (1870) de Mary E. Bradley Lane, en la que la sociedad es autosuficiente y está formada exclusivamente por el género femenino. También ocurre en Matriarcadia (1915) de Charlotte Perkins Gilman. En estos matriarcados la vida es organizada y pacífica. Y no en todos ellos han desaparecido los hombres, en Nueva Amazonia (1889) de Elizabeth Corbett, la sociedad es mixta, pero los puestos de poder y de responsabilidad son ocupados exclusivamente por las mujeres, pues se considera que ellas son capaces de construir comunidades más justas, prósperas y sin guerras.

 

Para estas escritoras de utopías feministas y para Valerie Solanas, el hombre es el principal responsable de la violencia sistémica y de la guerra. Una sociedad masculinizada, en la que solo ellos toman las decisiones y manejan el mundo, es el telón de fondo de SCUM Manifesto (1976) de Carole Roussopoulos & Delphine Seyrig. En este cortometraje Seyrig traduce algunos pasajes de SCUM para Roussopoulos, quien los escribe a máquina. Sobre la mesa hay un televisor que emite imágenes de las noticias diarias cuyos protagonistas son hombres. Cada cierto tiempo, la lectura de SCUM es interrumpida para centrar la atención en un telediario protagonizado por varones y por escenas de conflictos y de agitación social.

En 1974, Seyrig (popular actriz de la década de los 60 que actuó en películas de directores como Alain Resnais o François Truffaut) entró en contacto con la cineasta Carole Roussopoulos, con quien cofundó junto a la también militante feminista Ioana Wieder, Les Insoumuses (Las Insumusas), un colectivo videoactivista que trabajó sobre temas como el aborto o la autonomía sexual femenina. En 1982, Seyrig, Roussopoulos y Wieder crearon el Centre audiovisuel Simone de Beauvoir, una institución en activo con un papel fundamental en la preservación y difusión de la obra audiovisual generada por colectivos feministas.

El próximo 9 de abril de 2021, la Factoría Cultural de Avilés, en colaboración el Centre Audiovisuel Simone de Beauvoir, pondrá a disposición en su canal de YouTube SCUM Manifiesto dentro del ciclo de cine «Mujeres tras las Cámaras», en el marco del proyecto europeo Wom@rts.

Natalia Alonso Arduengo es crítica de arte y comisaria independiente