Los que conocen a Víctor Guillot saben que un café con él da para mucho; defiende ideas interesantes sin caer precisamente en el vicio de lo políticamente correcto; más bien al contrario, sabe perfectamente lo que quiere decir y lo dice como uno de esos raperos de las peleas de gallos de Red Bull, pero sin forzar la rima y sin la gorra. Como director del Centro de Interpretación de Cine de Asturias desde hace casi seis años, Guillot es una de las voces verdaderamente autorizadas para hablar con conocimiento de causa del estado de la cultura gijonesa y también, por supuesto, de la situación del FICX.

– Por si hay algún despistado ¿qué es el Centro de Interpretación del Cine Asturiano?
– El CICA es una filmoteca que a diferencia de otras, tiene titularidad privada; esto significa que está financiada con el esfuerzo de la propia taquilla y con el apoyo del Casino de Asturias, que es de quien depende en última instancia. Nuestro objetivo fundamental es ofrecer un cine que no se programa en las salas oficiales y hacerlo, además, en VOSE. También ofrecemos cursos y utilizamos nuestro espacio para la presentación de libros y otros proyectos culturales que tienen lugar en la ciudad.

– Hay quien oye “cine independiente” y se lleva la mano a la pistola…
– Ya, ya, ¡pero el CICA no es es sólo para cinéfilos, eh! En absoluto. No se trata de reuniones de cuatro cinéfilos empedernidos que se juntan para destripar tal o cual película. Al contrario, intentamos desarrollar un programa que tenga como objetivo el acercamiento a los espectadores de la industria cinematografía desde distintos niveles (dirección, producción, guión…) pero siempre desde una perspectiva muy informal, nada academicista: nuestro objetivo es que la gente se acerque al cine de la manera más desprejuiciada posible para conocer nuevos autores, muestras de filmatografias de otros países, nuevos géneros…

– Este año habéis ampliado horario y continuáis con los cursos…
– Sí. Hacemos un esfuerzo inmenso para maximizar los recursos de los que disponemos y gracias al éxito de espectadores hemos podido doblar las sesiones. Ahora, estamos abiertos todas las tardes de la semana con una nueva sesión a las 17:30h y la habitual de las 20:00h. Lo que dices de los cursos también es cierto; comenzaron como una colaboración con la Universidad Popular desde el inicio y son cursos donde el cine se constituye como una herramienta didáctica para el acercamiento a otras realidades; por ejemplo, el de “Historia de la filosofía a través del cine”, impartido por Jorge Alonso, o la “Historia de América a través del cine”.

Foro no ha hecho más que improvisar en casi todo, y, por supuesto, también en lo cultural. El Festival de Cine o la Semana Negra están muy amenazados porque no se cree en ellos.

– Quiero preguntarte por la situación cultural de Gijón, específicamente por la labor del actual equipo de gobierno de Foro.
– Foro no ha parado de generar problemas a los ciudadanos en Gijón, que es lo contrario a lo que tiene que hacer un Ayuntamiento. Desde que asumen el mandato en 2011, no han hecho más que improvisar en casi todo, y, por supuesto, también en lo cultural. Está claro que no sienten la necesidad de desarrollar un programa político en el ámbito cultural. Ante esa ausencia de proyecto cultural en la ciudad nos encontramos con casos como el del Festival de Cine o la Semana Negra, que han nacido de lo público y están muy amenazados porque no se cree en ellos. Además, hay otro problema serio: Foro ha dado la espalda a determinar un marco cultural para según qué actividades; existe una falta de control, una absoluta desregulación de la acción privada en el espacio público y en ese río revuelto ganan los pescadores.

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 ¿Puedes poner algún ejemplo al respecto de esa acción privada desregularizada?
– Pues por ejemplo los mercadillos, criticados por la Unión de comerciantes y por su gerente Carmen Moreno, que está haciendo una gran labor. Se producen eventos en la ciudad que para los organizadores pueden ser muy beneficiosos pero que para el conjunto de la ciudadanía no aportan absolutamente nada.

– Has hablado del FICX y es un tema sobre el que me interesa especialmente conocer tu opinión. Desde que entró la nueva dirección te has mostrado muy crítico ¿de verdad crees que lo han hecho tan mal o tus críticas tienen un punto político detrás?
– Es que las cosas no se hacen así; no puede ser que de la noche a la mañana al director de un festival, que es probablemente el sujeto que más información produce durante una semana en la ciudad, porque es el responsable de uno de los certámenes mas importantes…. no puede ser que lo ceses de buenas a primeras y busques una solución improvisada. Para hacer eso necesitas tener un perfil cerrado de alguien del mismo nivel o por encima del que se va.

– Tú no notabas ciertos síntomas de agotamiento en la anterior dirección?
– [Se lo piensa un poco] Sí. Sí los notaba… Lo notaba en que Cienfuegos tenía un componente muy interesante y necesario, que el tiempo no ha hecho más que confirmar: la capacidad de arriesgar. Una capacidad necesaria para que las películas que competían en la Sección Oficial reivindicaran la ciudad; es decir: películas que se estrenaban en Gijón y hacían su ronda de festivales con el galardón de haber sido programada, o incluso premiada, en Gijón. Lo que sucede es que Cienfuegos, o los programadores, en un momento determinado deciden dejar de arriesgar tanto, tal vez cansados de las críticas, tal vez por cierto desgaste, e introducen paulatinamente películas que ya han sido galardonadas en otros festivales.

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 ¿Qué te parece la programación del equipo de Carballo?
– Pues que intenta darle una línea continuista al Festival pero que se equivoca. Lo que pasa con la nueva dirección es que todas las películas que programa han pasado ya por cuarenta festivales y llegan a Gijón como si el FICX fuese un cementerio de elefantes. El FICX de esta manera pierde repercusión y deja de proyectar la ciudad hacia el exterior.

– Desde la dirección actual apelan a los buenos datos de público.
– Bueno, los datos son fácilmente manipulables. A mí me interesan las ventas de entradas y la ocupación hotelera: gente que viene a Gijón por el Festival. Se han aprobado 900.000 euros para el próximo festival. Con esfuerzo y talento se puede hacer un grandísimo evento, pero se necesita una reflexión sobre lo que puede estar y lo que no puede estar en el FICX.

Nadie se cree que los directores de los principales festivales vayan a venir a Gijón a competir a cara de perro exponiendo su currículum ante un jurado sin conocimientos cinematográficos

– En ese sentido ¿qué te parece el procedimiento para elegir un nuevo director para el FICX?
– Es un error. No lo comparto. Es la negación de la política. Es un procedimiento ideado por Podemos en Gijón, que considera que es más democrático hacer un concurso para elegir al director del Festival que un cargo de confianza. Independientemente del contenido de las bases, considero que esto es una dejación de funciones, de responsabilidades, por parte del concejal de turismo, que es el verdadero responsable de que el FICX sea exitoso. Digo que es la negación de la política porque el concurso lo convierte todo en una cuestión técnica. Además, genera dudas de procedimiento porque nadie se cree que los directores de los principales festivales de cine del país vayan a ponerse a competir a cara de perro, exponiendo su currículum y su experiencia profesional ante un jurado que, además, no tiene conocimientos cinematográficos.

– ¿Cómo crees que se debería haber hecho entonces?
– De otra manera. Manteniendo conversaciones discretas con directores de otros festivales, y trabajando sobre la base de un equipo, porque el festival no es el director, es un equipo de personas. A mí lo que me interesa es saber qué equipo va a liderar este proyecto y cuál va a ser el proyecto que se va a liderar.

– Te interesaría ejercer el puesto de director del FICX?
– No. No me interesa porque no creo en el procedimiento que se está llevando a cabo. Es un procedimiento creado por fundamentalistas democráticos que no consigue más democracia; en todo caso, a lo que se acerca es a una dejación de funciones del concejal de turismo, que es el que debería responder por el Festival. Tenemos ejemplos cercanos, como el de Valladolid, un festival de capa caída, que demuestran que el concurso público está verdaderamente lejos de ofrecer garantía alguna.

La cuestión no es el aumento o disminución de las pantallas de cine, lo relevante es el desplazamiento de las pantallas a la periferia de las ciudades y que hay muchos formatos y muchas pantallas. Los más catastrofistas dicen que “el cine ha muerto” pero nada más lejos de la realidad. Yo soy muy optimista

– Dejando el tema del FICX pero siguiendo con el cine, ¿Cómo ves el presente y el futuro de la industria?
– Diría que a nivel de producción, de inversión y de contenidos, el mundo del cine está espléndido. La gente sigue yendo a las salas, independientemente del uso de otro tipo de plataformas. En lo mainstream, por llamarlo de alguna forma, hay autores que no renuncian a su manera de hacer cine, como Cristopher Nolan, por poner un ejemplo. Si hablamos del circuito independiente, el que yo llamo de “las jóvenes promesas”, encontramos a directores que manejan presupuestos ridículos, pero gracias a la evolución de la industria y a la ‘aligeración’ de la producción, pueden filmar sus películas sin renunciar a crear su propia poética.

– Pero parece evidente que hay un nuevo paradigma…
– Lo que ocurre es que han aumentado las pantallas; ahora el cine ya no está solo en el templo pagano que es la propia sala de cine; está en las casas, en muchas pantallas y en distintos formatos. En ese sentido, hay que referirse a una de las grandes verdades de nuestro tiempo, la de que ‘el medio es el mensaje’. Se da la circunstancia de que, al igual que sucedió a a finales de los años 50, ha surgido una nueva generación de la televisión. En aquellos años muchos directores empezaron su andadura en la televisión, como Sam Peckinpah. Ahora el fenómeno se ha revertido desde que David Simon  resucitase el cine para la tele. Hay ejemplos de sobra, como el de Woody Allen, que acaba de grabar una serie para Netflix. Se está dando un fenómeno que asegura un futuro interesante, lleno de historias y contenidos que se mezclan; un verdadero cruce de caminos.

– Llamas a la sala de cine “templo pagano”, particularmente creo que son clave, que la industria las necesita para no dejar de reconocerse a sí misma, ¿No te preocupa que las salas desaparezcan?
– La cuestión de las salas habría que analizarla objetiva y fríamente; observar cuántas salas hay hoy en Gijón y cuántas salas había hace treinta años. Posiblemente la cifra no haya cambiado tanto. El fenómeno no se ciñe a un aumento o una disminución de pantallas de cine, lo relevante es el desplazamiento de las pantallas a la periferia de las ciudades. Los más catastrofistas dicen que “el cine ha muerto” pero nada más lejos de la realidad.

– Pero en ese nuevo marco del “centro comercial”, ¿no crees que pueden verse afectados los contenidos?
– Bueno, yo soy muy optimista. Recientemente he visto los odiosos ocho en VOSE en los Yelmo, y también La Bruja, una película nada convencional. En realidad, se están produciendo una cantidad brutal de películas, en toda la extensión de la palabra, y muchas de una calidad espectacular.

– ¿Y qué piensas de la industria si nos ceñimos a España?
– Habría que empezar diciendo que el IVA cultural ha sido desastroso; si se ha resistido es por el talento y por la gente que ama su oficio. Ahora bien, imagínate que en los festivales de cine se negocian derechos de películas de las que prácticamente no se sabe nada, se manejan cifras importantes y hay una enorme competencia… Ante ese grado de demanda uno tiene que entender que la industria del cine sigue siendo exitosa a pesar de que el gobierno de España se haya empeñado en perseguirla, como a todo lo relacionado con lo cultural. Lo que sí creo es que necesitamos una buena regulación que nos ayude a nivelarnos con la industria del cine de otros países del entorno europeo con los que tenemos que converger como Francia, Italia o Alemania.

Dani Permuy es colaborador de LaEscena